El 18 de octubre se celebraron elecciones presidenciales en Bolivia. Ganó Luis Arce. Las había anunciado Evo Morales el 10 de noviembre de 2019, horas antes de que fuese depuesto del poder. Entre la inestabilidad del país, la crisis económica y la imposición de la realidad con la pandemia global, se postergaron una y otra vez.
Ganó finalmente el Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) de Morales, bajo el liderazgo del candidato Luis Arce, con el 54% de los votos preliminares. De esta manera, no es necesaria una segunda vuelta.
Presentamos nueve pensamientos sobre el contexto de las elecciones, lo que significa para Bolivia, para América Latina y para las relaciones entre el subcontinente y Estados Unidos
- Alberto Fernández, el presidente de Argentina acertó en toda la estrategia respecto a Bolivia. Le dio refugió a Evo Morales cuando nadie daba nada por él. Otros gobiernos lo consideraron un paria. En México, Manuel Andrés López Obrador lo recibió al principio, luego consideró que asilarlo por largo tiempo tenía un costo político demasiado alto.
- Evo decidió estratégicamente irse a la Argentina cuyo gobierno apostó por no reconocer al gobierno de facto de Añez, que hoy sale expulsada del Palacio Quemado por decisión popular. Argentina suma en Luis Arce a un nuevo socio regional.
- Ahora, una vez implementado este cambio, veremos cómo los gobiernos de izquierda de la región se acercan a una posible administración de Joe Biden, es un demócrata del centro que seguramente estará abierto a dialogar con todos los gobiernos de América Latina.
- La lección más importante es que las fuerzas progresistas aun tienen futuro en América Latina, siempre y cuando estén dispuestas a renovarse y presentar otros dirigentes, y no persistan en querer reelegir indefinidamente a líderes mesiánicos que buscan aferrarse al poder perpetuamente.
- Claro: lo mejor es ganar, pero aun perdiendo las elecciones, como ocurrió en Argentina y El Salvador, más vale reconocer la derrota, asumir la oposición y rectificar los errores. En el caso de Argentina la izquierda se reagrupó después de ser oposición al gobierno de Mauricio Macri y regresó al poder con la dupla Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
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En Ecuador, el expresidente Rafael Correa quería regresar a la política, pero se lo impidieron por la vía legal. Primero la corte judicial y luego el tribunal electoral le prohibieron ser candidato a la presidencia y luego a la vicepresidencia. Así que Andrés Arauz, exministro del gobierno de Correa ha asumido la candidatura a la presidencia y tiene muy buenas posibilidades ahora que ganó el MAS en Bolivia.
- En Chile hay elecciones el próximo año y las fuerzas progresistas están dialogando entre sí, guiadas por Marco Enriquez-Ominami para postularse unidos en contra del presidente Sebastián Piñera. Un triunfo de la izquierda en Chile, ayudaría a cambiar el mapa político y el balance de poder en toda la región, revirtiendo el proceso negativo de los últimos años.
- Por ahora y contra todos los pronósticos, el Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) regresó al poder en Bolivia con dos caras nuevas al frente, pero con la sombra de Evo en la retaguardia.
- Habrá que ver qué actitud tomará el nuevo gobierno de Bolivia frente a Nicolás Maduro de Venezuela. Quizás marque una distancia pragmática como lo han hecho los gobiernos argentino y mexicano. O quizás la influencia de Evo Morales pueda mas y sigan defendiendo lo indefendible en Venezuela, donde no hay oportunidad de celebrar elecciones justas y libres y donde Maduro sigue aferrado al poder.