El ex legislador nacional y candidato presidencial Beto O´Rourke pide que el presidente Donald Trump renuncie. Un pedido razonable ya que el país va camino a una crisis sin precedentes, a menos que Trump tenga la inimaginable sensatez de apartarse o que las instituciones del estado cumplan su rol constitucional y controlen a este descarriado hombrezuelo que se ha transformado en un renegado que distorsiona los hechos, miente descaradamente y amenaza a sus rivales.
Comenzó la investigación
La Cámara de Representantes acaba de iniciar el complejo proceso que lleva al juicio político y, aunque no se cuente con los votos necesarios en el Senado Nacional, es fundamental dejar el precedente que, cuando la incompetencia y los actos ilegales llegaron a este punto límite, hubo hombres y mujeres que elevaron su voz en protesta.
El presidente y sus asesores cometieron un error estratégico al desclasificar la transcripción de la llamada telefónica que tuvo el 25 de julio con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Fue el arma del crimen que la oposición estaba esperando desde hace meses y que no pudieron producir durante la investigación de Robert Mueller.
Confusión en la Casa Blanca
Por eso no es ninguna casualidad que la Casa Blanca esté en medio de tal confusión que no pueden desarrollar una respuesta coherente que los saque del rincón defensivo al que los empujaron. Rudolph Giuliani dice algo y tres minutos después se contradice. Mike Pompeo se esconde en su Departamento de Estado y se niega a colaborar con la investigación de los legisladores. Esa inacción y confusión se refleja en un Trump que explota y produce tweets incendiarios que dicen más de su temor que otra cosa.
Un clima tenso
En los últimos días el presidente concentró sus ataques en el informante que reportó sobre la la llamada telefónica quien, de acuerdo al New York Times, es un analista de la CIA que estaba asignado a la Casa Blanca. Trump expresó interés por conocer al informante. Un interés que no fue nada inocente ya que vino acompañado con la amenazadora sugerencia de que tal vez a todos involucrados en aportar información podrían ser considerados espías; agregando que deberían ser castigados severamente.
Pocos después, grupos de extrema derecha, que se han mantenido fervientemente leales al presidente, demandaron conocer la identidad del informante y articularon amenazas a diestra y siniestra contra la oposición. Dos ultraconservadores, Jack Burkman y Jacob Wohl, ofrecieron una recompensa de $50,000 por información sobre el informante.
Pero la ira y el descontrol de Trump no se limitó al informante, sino que apuntó sus cañones contra el representante Adam Schiff (D-Burbank) quien, como presidente del comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, está a cargo de gran parte de las investigaciones. Trump, que parece cada vez más descontrolado, se preguntó si no era tiempo que se lo arreste por traición.
Guerra civil
Pero lo peor que Donald Trump pudo haber hecho, lo hizo. Reprodujo en uno de sus tweets, las palabras del pastor Robert Jeffress quien, en Fox News, dijo que si los demócratas tienen éxito en su juicio político y remueven al presidente se confrontaría una guerra civil.
En mayo, solamente 41% de los estadounidenses apoyaban un juicio político. Las últimas encuestas de CNN reportan que en septiembre este porcentaje ha crecido a un 47%. Estos números son una advertencia a la Administración Trump que los vientos están soplando en contra. El horizonte está oscureciendo y la nación va camino a exigir respuestas. Parecería que se acerca el momento histórico de rendir cuentas.