El número 11 de la revista literaria Palabra Abierta, suplemento de HispanicLA, acaba de ser publicado. Se puede leer en http://www.palabrabierta.com.
Una vez más les hacemos llegar una serie de trabajos que testimonian fehacientemente el valor de la literatura y la necesidad que de ella tenemos todos los que nos interesamos por la poesía, la narrativa, la crítica, el ensayo y las entrevistas, así como por las artes plásticas.
En esta ocasión, mediante el editorial, hemos tratado de discernir un poco sobre la realidad artística y literaria y como ésta nos proporciona la oportunidad de reencontrarnos con lo mejor de nosotros y de los demás. Mediante la creación estética llegamos al convencimiento de que podemos repensarnos para reconstruirnos en una identidad mejor que nos otorgue una vida no sólo más plena sino más ética.
Como siempre, esperamos que la lectura de este nuevo número sirva para el goce sensible que mereces, y te pedimos que, además de leernos, hagas de Palabra Abierta una referencia a tus amigos.
Contenido
Comenzamos con un sentimiento de redención por los “Poemas de Alberto Lauro”, cuando después de 24 años resurge su poemario Con la misma furia de la primavera, y confirma la energía primigenia de aquellos versos de esperanza. Perenne.
Otros poemas, ahora, de Octavio Paz nos hacen darnos cuenta de que esa visión expresiva suya ha sido (y es) “La llama invisible” de un alma que siempre vibró como representación muy singular y universal de lo hispanoamericano. Sublime.
Le continúa una histórica entrevista a este mismo escritor Nobel, quien nos da a conocer numerosos reflexiones interesantes, y no menos importantes, para ayudarnos a recomponer una visión de México, Hispanoamérica y del mundo. Enriquecedor.
De lo clásico a lo nuevo vienen los poemas de Mariela Loza Nieto que con “Nuestros placeres de carne, corazón y esperanza” nos trae la sensibilidad de un dramatismo contestatario, nunca dejado atrás por ser aún vigencia de nuestras raíces. Vigoroso.
Pasamos entonces al relato de Armando Añel, “En Puerto Plata, sin visa”, en el que con un discurso impecable de ambigüedad entre lo informativo y lo sugerente infiere una mezcla de testimonio y ficción en algo tan universal como la inmigración. Lúcido.
En nueva muestra de destreza y fuerza expresiva, Margarita Belandria nos propone “En el baile”, un relato con tintes diabólicos en el que se proyecta la magia de un misterioso forastero y el alumbramiento de una criatura nunca esperada. Fascinante.
Por su parte, María Paz Ruiz Gil presenta “Los hijos del Caribe”, un cuento que fluye como torrente de pasión; otro nacimiento envuelto en desconcierto y tragedia, y que sorprende por su fuerza dramática, dada por un narrador en primera persona. Audaz.
“Ida”, cuento de Ingrid Brioso-Rieumont, es una historia extraña rodeada de intriga, suspenso y sutiles sugerencias eróticas en una narrativa llena de imágenes que parece llevarnos a la exquisita inquietud de un acertijo. Una tensa atmósfera de ansiedad.
En otro sentido más lineal y claro, aparece entonces “El abuelo de Josiah”, historia de Nadim Marmolejo Sevilla que desarrolla una trama realista en la relación de un niño con un ser inquietante, en cuyo final se produce un sentimiento de alivio. Original.
Otro relato más de lo insólito, tan ingrávido en su apariencia de lo absurdo como el mejor de los Kafka, es el que nos regala Nadir Chacín en “Lucía”, “una reflexión sobre la condición humana y la búsqueda de sentido en un mundo altamente tóxico”. Extraño.
Asimismo, “La posesión”, de Rosa Marina González-Quevedo, refleja el fantasma de la obsesión que cruza umbrales entre una mente infantil y otra adulta, desde ese sentido lúdico del absurdo, basado en experiencias de una realidad nada lejana. Sugerente.
Un fragmento de novela de Andrés Casanova, “Las nubes de algodón”, parece proponer un vibrante entrecruzamiento de planos, del histórico al presente, y de personajes ficticios (no menos reales) con los físicos que rodean al autor. Atrayente.
“Si tira… quemaaa”, otra estampa que nos obsequia Roberto Álvarez Quiñones sobre los paseos en coche, en su ciudad cubana de Ciego de Ávila. Y lo hace con esa habilidad suya de ir del costumbrismo a un presente de alta calidad literaria. Jocoso.
Ya en el plano de la entrevista, Enrique Córdoba entrega “Un mundo de culturas”, en breves respuestas de autores como Tomás Segovia, Jorge Volpi y Jean Marie Gustave Le Clézio, mostrando visiones que enriquecen la dimensión literaria. Interesante.
José Antonio Velasco, en “Llover sobre Mojado”, con su habilidad de siempre para la breve reseña crítica, presenta cuatro nuevos autores clásicos: André Malraux, Julio Cortázar, Peter Matthiessen y Gabriel García Márquez. Informativo y conciso.
Vemos, entonces, que las “Cicatrices de la memoria”, de Carlos Ruvalcaba, no están exentas de conceptuarse como una crítica de inquietante sabor, por parte de un escritor que, a pesar de su juventud, cuenta con importantes experiencias. Revelador.
En el penúltimo de los trabajos, contamos con el ensayo de Antonio Acevedo Linares, “El conocimiento y la felicidad”, en el que desde una perspectiva filosófica y poética hace una notable relación valorativa de estos dos aspectos humanos. Sensible.
Por último, el editorial de Manuel Gayol Mecías propone esta vez “El poder del arte y la literatura”, un tema en el que las experiencias corpóreas y el mundo de lo imaginario se conjugan para darnos la posibilidad de convertirnos en un ser mejor. Humano.