A las 11:22 de la mañana del 1 de diciembre, México empezó un nuevo capítulo en su historia. Andrés Manuel López Obrador juró como presidente de la nación azteca e inició la Cuarta Transformación. Un proyecto socialdemócrata con énfasis en la redistribución de la riqueza nacional y la reversión de las políticas neoliberales de la anterior administración de Enrique Peña Nieto.
La corrupción
En su discurso de una hora y 22 minutos en el Congreso de la Unión prometió que no habrá persecución contra funcionarios de las administraciones anteriores. Por el contrario, dejará que un poder judicial independiente sea el responsable de llevar adelante las causas de corrupción que considere necesarias.
“Que se castigue a los que resulten responsables, pero que la presidencia se abstenga de intervenir”, afirmó el flamante presidente.
Un modelo económico diferente
Al mismo tiempo no dejó dudas de cuáles son sus intenciones en materia de política económica. Recordó que durante el gobierno de Peña Nieto la deuda externa llegó a 10 billones de pesos. Rechazó el modelo neoliberal que “resultó una calamidad para México”. Un modelo que creó pobreza y marginalización para amplios sectores de la población y exacerbó la violencia.
López Obrador se impuso en las elecciones con una mayoría del 52 por ciento después de dos fracasos anteriores. Su partido, el Movimiento Nacional Regional (MORENA), tendrá control de ambas cámaras legislativas. Lo que facilitará la implementación de muchas de sus promesas electorales. Algo que entusiasma y llena de esperanzas a muchos sectores populares y que, por otro lado, genera preocupación entre algunos sectores de la comunidad empresarial.
Desde que fuera electo hace cinco meses atrás, muchos de sus asesores han sugerido medidas que han generado considerable nerviosismo en los mercados. El anuncio que cancelaría la construcción de un nuevo aeropuerto en la Ciudad de México hizo tambalear a los mercados financieros.
Algo que López Obrador sabe que es problemático ya que la economía mexicana, la segunda de América Latina, necesita mantener la confianza y estabilidad en el proceso económico que se inicia. Un proceso que, de todos modos, promete ser bien diferente al anterior.
La Cuarta Transformación
La Cuarta Transformación (después de la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana) busca crear una democracia participativa con una nueva ética política. En lo que hace a la economía, quiere centrar sus esfuerzos en el mercado interno, promover el desarrollo de las economías regionales más atrasadas, como el sudeste mexicano, introducir una pensión universal para los ancianos y dar becas a los mexicanos jóvenes.
Por supuesto una cosa son las promesas electorales y otra bien diferente la compleja tarea de gobernar. Ahora llega el tiempo de calmar a los mercados. Resolver la conflictiva situación migratoria en la frontera. Encontrar la fórmula para terminar con la violencia que está carcomiendo los cimientos de la sociedad mexicana. Estos son verdaderos desafíos.
Pero millones de mexicanos tienen la esperanza que López Obrador es el líder que México necesita en este momento crucial. La historia determinará si tenían razón.