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ATENTADO en ARIZONA: Entre la tragedia y la estadística

Atentado en arizona: entre la tragedia y la estadística

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Decía un político de cuyo nombre no quiero acordarme: “una muerte es tragedia nacional, 100 muertes son una  estadística”. Lo sucedido recientemente en Arizona, es un atentado que para la unión americana se convirtió en tragedia nacional. Pero en México la noticia causó un breve impacto y de inmediato regresamos a la estadística. Sin embargo, desde el primer momento, y ahora a la distancia con la vida aún en vilo de la congresista demócrata Gabrielle Giffords, es un acierto de nuestro editor hacer converger las diversas y plurales visiones de quienes nos resistimos a perder la capacidad de sorpresa ante crímenes tan graves y violentos que día a día son colocados en la construcción de la vida moderna.

A todas luces, el atentado que conmovió al mundo informativo, tiene sin duda un carácter racial y discriminatorio. No lejano a los problemas ideológico y culturales que a lo largo de su historia han padecido los estadounidenses. Hay dos paradojas que observo en este lamentable evento. La primera: desde que se fundaron las primeras 13 colonias,  los conflictos por discriminación han sido el pan de cada día.

Desde aquel entonces, ciudadanos de todos los orígenes culturales y geográficos han dado la batalla no sólo por establecerse físicamente, sino también en la extensión de su conciencia.

No obstante, la doble moral estadounidense es que al tiempo que abre las puertas a nuevas formas de composición política, cierra las mismas a nuevas o diferentes visiones culturales; pero insisto, la paradoja inobjetable es que, los une la plataforma económica que al final de cuentas ha hecho de la unión americana un país poderoso.

La segunda paradoja que observo es la discriminación abierta que rinde frutos. La congresista Gabrielle Giffords fue auxiliada por un joven de origen latino, quien con humildad declina su acto heroico para otorgarle el protagonismo a quienes luchan en contra de la absurda practica de discriminar por razones de raza, de origen y hasta de religión.

La paranoia de atacar a los latinos por ser peligrosos para la estabilidad de la nación, cuando son al final del día quienes construyen ese país desde sus raíces.

Si la memoria no me traiciona, prácticamente desde la época del presidente Ronald Reagan, no se había suscitado un atentado de esta naturaleza contra un funcionario público, pero la insensatez y radicalidad de algunos fundamentalistas que ocupan escaños en el congreso estadounidense, han transformado violentamente la mentalidad de personas que miran a los migrantes como personas indeseables. Más tarde se traduce este pensamiento en actos violentos con escenas de terror y desequilibro social.

Sin embargo, debemos reconocer que si algo tienen los estadounidenses es esa capacidad de observar, identificar y en muchos casos enfrentar sus errores, no por nada son la potencia que son.

En un país que por la naturaleza de su origen es absolutamente bélico, no pueden evitar la venta de armas a veces con un mínimo de requisitos, pero sí estarán obligados a incrementar sus niveles de seguridad (terreno en el cual son expertos) para impedir que cualquier persona que lo quiera obtenga armamento.

Se trata entonces de replantear la idea de convivencia y construcción democrática, pero sobre todo en castigar mediante mecanismos electorales a quienes llamen o inciten a la violencia, es decir, no más violencia, sino mediante instrumentos legales echar fuera del Congreso a quienes avivan la discriminación y la violencia.

Desde México, el atentado a la congresista estadounidense tuvo la vigencia que toda noticia mantiene en su curva informativa. Lamentablemente pronto se diluyó en la inconmensurable cantidad de sangre que se derrama un día sí y otro también en nuestro país.

En ese sentido, la sociedad estadounidense está a tiempo de investigar y conocer a detalle lo sucedido en Arizona. No hay sociedad o país perfecto, pero si hay quienes al primer síntoma de enfermedad, asisten al medicamento determinado para conseguir la cura.

Estados Unidos de América no es un país ejemplar, la violencia es temible, pero tienen el medicamento: sus leyes; ojala las hagan valer y todo quede en una lamentable tragedia nacional y no se convierta en un país como el México de las estadísticas…

juanjosesoliss@gmail.com

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Autor

  • Juan Jose Solis

    Juan José Solis Delgado (Ciudad de México, 1973) Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Cursó estudios de Economía en la UAM-I. Tiene un diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cuenta con una especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, especializándose en la comunicación política. Por más de 12 años ha trabajado como productor y locutor de radio en emisoras como Radiofórmula, Cambio 1440, Radio Capital, Radiorama y ABC Radio. Ha sido coordinador de producción en programas de televisión en las empresas Televisa y Tv Azteca. Ha sido responsable de la Comunicación Social de la Subprocuraduría de Justiticia del Estado de México sede en Tlalnepantla. Fue coordinador de comunicación social en campañas políticas en las elecciones federales intermedias del 2003. En el campo editorial, se desempeñó como Director Editorial y editor responsable de la revista Alas de papel de Editorial Noctua. También ha laborado como docente en diversas instituciones de educación superior, como la Universidad de la Comunicación, la Universidad del Claustro de Sor Juana, la Universidad Tecnológica de México y actualmente en Escuela de Periodismo "Carlos Septién García" y en la Universidad Iberoamericana. Su principal afición es la lectura y en particular las novelas de escritores iberoamericanos. Sus autores favoritos son Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti. Actualmente está encargado de la difusión de la investigación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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