Hoy, según nuestras agencias de noticias y sitios especializados, iba a ser el mejor día del año para el Correo de Estados Unidos… y el peor para los carteros. Es cuando más catálogos, avisos de ventas especiales, demandas de pago de cuentas y sí, felicitaciones por la navidad y el nuevo año que está por iniciarse, se entregan a sus destinatarios. Entonces esta es una historia de Navidad… y de las buenas.
Oficinas abiertas, oficinas cerradas
El correo de Estados Unidos, una de las agencias más eficientes del gobierno federal, anunció que la mayoría de sus oficinas estarían abiertas el pasado 24 de diciembre pero que algunas de las oficinas, las más pequeñas en general, cerrarán sus puertas al mediodía para beneficio de las familias de los empleados.
Eso contradice el anuncio por parte del presidente Donald Trump de que las agencias federales cerrarán sus puertas el lunes, algo común cuando la Navidad cae un martes o miércoles. En tiempos normales. Pero estos no lo son. Por el contrario, son momentos extraordinarios. Porque de no haber cambios en la «opinión» del presidente, está en juego el trabajo de centenares de miles de empleados federales. Más sobre eso, abajo.
Un trabajo pesado y duro
¿Y mientras tanto?
Una historia navideña: la cartera (¿será correcto el término? Mujer cartero… ) que subió ayer al ascensor en el edificio de La Opinión donde trabajo; la conversación fue truncada por su llegada a la meta. Pero como iba (ella, no yo) jadeando, y como su carrito rebosaba paquetes, sobres y publicaciones periódicas, iniciamos una conversación sobre el peso, literal, de su trabajo.
«Esto no es todo, tengo que volver para traer más», me dice. «Tengo aquí más de 50 unidades, solamente en paquetes».
¿Y lo normal?, le digo. Y ella, corpulenta, afroamericana, sonriente, calcula.
«Unos 30».
Entonces, ¿no bajó el nivel de envíos, intercambio, estafetas y buenos deseos… de ventas este año?
Silencio y después: «Y… todavía no lo veo. Quizás en los próximos días».
Ojalá que no.
«Ojalá que no».
Los carteros no
Por un solo motivo, el servicio postal no estará incluido en la lista de oficinas gubernamentales que se cerrarán a partir de la próxima semana si no se llega a un acuerdo presupuestario entre el Congreso y el Presidente.
Es que el correo federal no está en el presupuesto, porque se financia solo, a partir de la estampilla que usted (todavía) pega al sobre y otros ingresos. Es decir que aunque sufre los embates de empresas privadas con fines de lucro para la distribución del correo, no recibe más ayuda que unas gracias, un apretón de manos y la caja de chocolate que daremos al cartero este año.
No alcanza
¿Le alcanza para cubrir los gastos? No sorprende cerciorarse que no. Pierden, sangran fondos en millones, por el mero hecho de que el gobierno no les ayuda. En 2018 perdieron $2,700 millones de dólares. En 2017, más del doble, $5,600 millones.
Todo esto para repetir nuestra gratitud esta Navidad y siempre por el señor que desafiando el espectro de los perros que le ladren (en nuestro caso, tres gatos), pone nuestro (voluminoso) correo en la caja sin detenerse para respirar.
Gracias, cartero(s). Gracias USPS.