Cómo la contaminación y el cambio climático afectan a las comunidades latinas, y qué puede hacerse al respecto 

El clima rápidamente está volviéndose más cálido y ha llegado el momento de que dejemos de ignorar que las consecuencias son peores para las comunidades de color, incluidas las latinas, que ya son las que más sufren del calor extremo y de los fenómenos meteorológicos graves.

Además de la pandemia, el aumento del costo de la vivienda y la inflación, la contaminación afecta directamente la salud de nuestras familias.

Muchas familias latinas no tienen acceso a un seguro médico, y una enfermedad en nuestros hogares significa tener que decidir entre ir al mercado, pagar el alquiler o ir al médico y comprar medicamentos.  Conocemos esto demasiado bien porque los niños hispanos tienen un 40% más de probabilidades de morir de asma, en comparación con los niños blancos no hispanos. Y como muchas familias, miles de niños latinos tienen un riesgo mayor al 60% de sufrir ataques de asma como consecuencia de la contaminación del aire.

Cada vez hay más pruebas de que la contaminación del aire puede desencadenar la aparición del asma infantil.  Más de 13 millones de personas, entre ellas 3.5 millones de niños, viven cerca de puertos y estaciones de tren. Otros 45 millones viven a menos de 300 pies de una autopista o un centro de distribución. Actualmente, los camiones y autobuses pesados son la mayor fuente de contaminación en los Estados Unidos.

Según un estudio reciente del Fondo de Defensa del Medio Ambiente (EDF), más de 30 millones de camiones que circulan por las carreteras estadounidenses generan el 7 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos, más que la aviación, el transporte marítimo y el ferrocarril juntos.

El EDF también ha constatado que comprometerse a que los camiones y los autobuses escolares sean cero contaminantes para 2040 reduciría significativamente la contaminación por óxido de nitrógeno (NOx) que forma ozono y que afecta de forma desproporcionada a las personas de color y a los barrios con menos ingresos, entre 840,000 y 2.2 millones de toneladas para 2050.

Debemos felicitar a la administración Biden-Harris por el trabajo que han realizado, así como por las inversiones históricas, para que todos los autobuses escolares funcionen con energía eléctrica, pero todavía necesitamos que el Congreso actúe para poder llegar a una electricidad 100% limpia y para financiar completamente el plan de mitigación de incendios forestales.

Los efectos del humo de los incendios forestales pueden ir desde la irritación de los ojos y las vías respiratorias hasta trastornos más graves, como reducción de la función pulmonar, bronquitis, exacerbación del asma e insuficiencia cardíaca, y muerte prematura. Los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos son especialmente vulnerables a la exposición al humo. La quema generalizada en verano (e incluso en primavera) está aumentando rápidamente en el Oeste. Se espera que el clima más cálido y seco provoque incendios más frecuentes e intensos cerca o dentro de las zonas pobladas.

Debemos abordar la raíz del problema al tomarnos en serio el cambio climático, y eso empieza en las urnas y al abordar los problemas sistémicos de nuestra democracia. CHISPA organiza a nuestras comunidades para garantizar que tengan la oportunidad de compartir sus preocupaciones con los funcionarios elegidos y los responsables políticos. Entre esas preocupaciones está la de enfrentarse a un clima cambiante sin recursos que puedan ayudar a mitigar las consecuencias.

Esto es especialmente preocupante para los inmigrantes que no tienen una red de seguridad ni recursos financieros para escapar de condiciones peligrosas, incluidos los incendios forestales.

Emigré desde Guatemala y crecí en Los Ángeles, CA, indocumentada y sin acceso a la atención médica. Durante el embarazo de mi hija, estuve constantemente expuesta a la contaminación tóxica del aire y de los incendios forestales. Mi vecindario, en el que predominan las personas de color con bajos ingresos, estaba rodeado de corredores de alto tráfico.

A lo largo de mi embarazo, recuerdo vívidamente que los humos tóxicos de los incendios forestales cercanos se metían en todos los rincones de nuestra casa sin que pudiéramos escapar de ellos. No teníamos más familia fuera de la zona de los incendios forestales y nos vimos obligados a quedarnos. Nadie debería tener que respirar aire sucio debido a su identidad racial/étnica, su situación económica o su condición de inmigrante. Sin embargo, sabemos que son nuestras comunidades las que siguen viéndose afectadas de forma desproporcionada por la injusticia medioambiental y climática.

Los latinos también tienen menos acceso a los ámbitos de poder donde se toman las decisiones que afectan nuestra vida cotidiana. Por ello, seguimos luchando por una democracia más equitativa y representativa para conseguir una sociedad racialmente justa en la que la gente de color pueda tener acceso a comunidades limpias y seguras.

Los latinos tenemos un gran poder y nuestra presencia es palpable en todo el país: ¡aprovechémoslo! Debemos defender y apoyar a los funcionarios electos que den prioridad a las personas y protejan el clima para las generaciones venideras. Nuestros hijos dependen de nosotros. Señores del Congreso, el clima no puede esperar, entonces ¿qué esperan para hacer las inversiones que necesitamos?

Alejandra Ramirez-Zarate es la directora de Política y Defensa de Chispa, un programa de la Liga de Votantes por la Conservación (LCV) con el único objetivo de mejorar y crear entornos más saludables en las comunidades latinas y de personas de color.

Carolina Peña-Alarcón es la directora de EcoMadres, un programa de Moms Clean Air Force, que educa, involucra y capacita a sus miembros para mantener conversaciones con los responsables políticos sobre el efecto del medio ambiente en la salud de los niños y las comunidades latinas.

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