La mayoría de las veces, la historia de los pueblos es escrita por los vencedores. Por eso es importante revisar lo distorsionado e introducir lo ignorado.
Mucho de lo que a lo largo del tiempo ha sido ignorado está conectado con la historia de minorías raciales y étnicas. De allí, la importancia de explorar objetivamente la verdadera realidad económica, social y política de los afroamericanos, latinos, asiáticos y los pueblos originarios. Algo que no es compartido por intolerantes que prefieren continuar con una visión unidimensional y eurocentrista de la historia.
Para reconocer la contribución de las minorías estadounidenses, en 2021, el gobernador Gavin Newsom, firmó la Ley AB101 que establece que para el año 2025 todas escuelas preparatorias públicas de California deberán haber introducido la materia de Estudios Étnicos y exigirla como un requisito para aquellos que se gradúen en 2030.
Escuelas de Los Ángeles
Reconociendo la importancia del tema, en el Distrito Escolar de Los Ángeles (LAUSD, siglas en inglés), en el que 90% de los estudiantes son de minorías raciales y étnicas, dos años antes de lo establecido en el mandato, en el 2023, ya se incluyó Estudios Étnicos como un requisito de graduación.
«Este es un paso hacia la construcción de un plan de estudios que refleje mejor la historia y la cultura de la diversa comunidad de California», dijo la presidenta de la junta escolar del LAUSD, Jackie Goldberg, cuando se aprobó la materia como un requisito obligatorio. “Los estudios étnicos brindan muchos beneficios académicos. Los jóvenes aprenden cómo personas de sus propios orígenes y de diferentes orígenes enfrentaron desafíos y contribuyeron (y aún contribuyen) a la sociedad estadounidense”.
El año pasado, ya había 170 escuelas del LAUSD en donde enseñaban una de las once clases aprobadas en el distrito escolar que se centran en la historia de afroamericanos, latinos y asiáticos.
Se estima que desde que se introdujeron los primeros cursos, el registro de estudiantes en las escuelas de este distrito ha crecido más de un 300%. De menos de 8,000 jóvenes a aproximadamente 25,000.
Revisión y censura
Pero como todo lo conectado con lo racial y lo étnico es un tema complejo, no sorprende que ya hayan surgido controversias. Intensas controversias. Primero porque algunos grupos se sintieron excluidos y después porque distintos sectores presionaron para que el conflicto del Medio Oriente fuese interpretado de esta o aquella manera.
En la versión original del plan de estudios presentado en 2019, de acuerdo a algunos críticos se mencionaba marginalmente la historia del pueblo judío y el antisemitismo, al mismo tiempo que se hacía énfasis en el boicot y sanciones contra Israel por sus políticas represivas contra el pueblo palestino.
Tras protestas y presiones, una revisión del documento original produjo un plan de estudio, en 2021, en el que se incorporó la historia de diversos grupos, incluyendo la de los armenios, sijes y la de los judíos estadounidenses. También se presenta la experiencia de los japoneses en campos de concentración estadounidenses, los desafíos de los trabajadores del campo y la discriminación antiárabe. Pero, significativamente, se eliminó contenido relacionado con el conflicto israelí-palestino.
Esto ha generado una fuerte crítica de algunos sectores que sugieren que esta omisión es nada más ni nada menos que un acto de censura. Entre ellos están académicos de la Universidad de California que emitieron un comunicado que en parte dice:
“Al restringir la enseñanza de material relacionado con estudios étnicos, estas barreras reflejan los esfuerzos conservadores en estados como Texas y Florida para suprimir duras verdades sobre el racismo y el colonialismo. En un sentido bien real, las barreras de seguridad son en sí mismas una forma de prejuicio, intolerancia y discriminación. Los profesores de California deberían poder impartir lecciones sobre conceptos importantes como el colonialismo de los asentamientos, apartheid y resistencia sin tener que temer la censura o acciones legales por parte del estado”.
La migración judía y los palestinos
Enseñar sobre la historia de grupos minoritarios que, en su mayoría, han experimentado prejuicios, racismo y discriminación, nunca ha sido visto con buenos ojos por sectores que no quieren que se revise la historia. Una historia de dominación que, a través del sometimiento, ha creado el statu quo económico, social y político del presente.
Para entender la realidad de los afroamericanos, por ejemplo, no es cuestión de repetir estadísticas que describan los altos porcentajes de deserción escolar que experimenta esta comunidad, sus comparativamente bajos ingresos, las altas tasas de encarcelamiento, sino que hay que remontarse a una cronología de opresión y discriminación que se inicia con tatarabuelos que fueron secuestrados y esclavizados, bisabuelos que vivieron los años de represión del Ku Klux Klan, abuelos que fueron discriminados en una América segregada.
Ese es el primer paso, sugieren los defensores de los estudios étnicos, que puede ayudar a comenzar a explicar los obstáculos que experimentan actualmente los afroamericanos de los Estados Unidos.
Por eso, para comprender la realidad actual del conflicto palestino-israelí, continúa el argumento, sería necesario remontarse a los años del imperio británico, la migración judía al Medio Oriente durante y en los años posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial y el convulsionado proceso que condujo a la creación del estado de Israel.
En ese análisis histórico, una de las controversias que ha surgido, es la caracterización que algunos sectores hacen de la migración de judíos europeos al Medio Oriente. Para ellos, los asentamientos que se establecieron y la consiguiente creación del estado de Israel, en 1948, es analíticamente equivalente a la colonización europea de las Américas con el consiguiente desplazamiento y genocidio que experimentaron los pueblos originarios. Una interpretación que ha generado una fuerte reacción de padres, educadores y líderes políticos que ven en esa caracterización un análisis limitado de la experiencia judía y que, en algunos casos, la interpretan como antisemitismo.
Meses atrás, cuando el Distrito Escolar Unificado de Santa Ana, en el condado de Orange, aprobó un nuevo plan de estudios en el que se incluía la clase de Estudios Étnicos en el grado 10 de las escuelas preparatorias, la Liga de Anti-Difamación (ADL), una de las organizaciones judías de derechos civiles más reconocidas del país, inició acciones judiciales contra el distrito porque en el plan de estudio hay lecciones, en la unidad que discute el tema del colonialismo, que describe el trato que reciben los palestinos en los territorios ocupados por los israelíes.
Lo que se decida en California, es importante no solo para las comunidades raciales y étnicas de la región sino que para todo el país. Ya hay otros estados, como Oregon, Minnesota y Vermont, que están en el proceso de introducir sus propias clases de estudios étnicos.
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