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Cruzando Líneas: Esa tierra donde no pasaba nada

Parroquia San Felipe de Jesús, en Magdalena de Kino, Sonora, México. FOTO: Wikipedia

Pasé por mi pueblo como lo hacen tantos; no me detuve ni volteé. Es la primera vez que me voy de largo. Quería quedarme y visitar la tumba de mi padre, levantar a San Francisco, comer un raspado en la plaza y sentarme a platicar con mamá en las poltronas de la abuela. No pude. Tenía miedo. La violencia en Magdalena de Kino, Sonora, no da tregua.

Sentí nostalgia. Recordé las tardes en las que pasaba nada y esos días en los que me quejaba de la monotonía de vivir en un lugar tan pequeño, donde todos éramos tíos y primos y dábamos la vuelta decenas de veces por la misma calle del pueblo. Entonces podíamos tocar el cielo sin saberlo. Tuve suerte.

Ahora pocos nos conocemos. Los parientes de cariño se fueron o desaparecieron. Hay muchos rostros de extraños en la calle. Los de fuera se notan, de más; se imponen. Quieren ser vistos. Ellos, los que no son de acá, se han apoderado de la paz; la manejan a su antojo, la secuestran. A nosotros, la fe es lo único que nos alcanza de rescate.

Ya nadie puede decir que en Sonora no pasa nada. Las autoridades no pueden seguir camuflando la sangrienta lucha contra el crimen organizado. Los políticos no pueden culpar a la imaginación; no, ya nada es un hecho aislado.  El monzón de plomo los ha forzado a mirar a donde no quieren ver. Quizá, para ellos, la justicia es ciega, para nosotros tiene obituarios y casas baleadas, tiene nombre apellidos y desaparecidos. No. No estamos ciegos; tampoco sordos. Los vemos y los oímos… pero nos callamos.

Tanto ha cambiado. La guerra es contra todos: los que saldan cuentas y los inocentes que se les atraviesan. Ahora el crimen es descarado, sangriento y escandaloso. El miedo florece en los lugares donde no hay ley. Nos sentimos -y estamos- solos, desprotegidos, a la merced de la fe y con el temor al hombre. No es solo Magdalena, es Sonora y México.

Y nos resignamos a fuerzas. Nos carcome la impotencia. Se nos crispan los nervios y se nos eriza la piel. En silencio. En privado. Encerrados. Fingimos no ver, no oír, no saber y nos convertimos en cómplices obligados de lo tanto condenamos. Es que… ¡no vaya a ser!

No lo decimos en voz alta porque todavía nos negamos a aceptar la realidad. Creemos que pasará; que si nos resguardamos, estaremos a salvo; que si no nos metemos, no nos tocará; que si volteamos al otro lado, dolerá menos; que si huimos, no nos alcanzará. Nos engañamos para darnos asilo de la realidad. Nos lamemos las heridas. Rezamos. Y sobrevivimos, a fuerzas y si nos dejan.

¿Hasta cuándo? No sé. Es una balacera tras otra; cuerpos que nunca llegarán a la tumba. Y tenemos un cementerio en la conciencia. Porque en México, nos guste reconocerlo o no, se riega el desierto con sangre. Retiembla, sí, en sus centros la tierra, pero por tantos restos descompuestos… sin gritos de guerra. Mordazas. Terror. Un silencio que tiene más eco que las balas.

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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