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Cuatro poemas de Roque Dalton

Cuatro poemas de roque dalton

 

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Alta hora de la noche

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre

porque se detendría la muerte y el reposo

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,

sería el tenue faro buscando por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.

Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.

Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:

desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

poemas de roque dalton

Como tú

Yo como tú

amo el amor,

la vida,

el dulce encanto de las cosas

el paisaje celeste de los días de enero.

También mi sangre bulle

y río por los ojos

que han conocido el brote de las lágrimas.

Creo que el mundo es bello,

que la poesía es como el pan,

de todos.

Y que mis venas no terminan en mí,

sino en la sangre unánime

de los que luchan por la vida,

el amor,

las cosas,

el paisaje y el pan,

la poesía de todos.

Poema de amor

Los que ampliaron el Canal de Panamá

(y fueron clasificados como «silver roll» y no como «gold roll»),

los que repararon la flota del Pacífico

en las bases de California,

los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala,

México, Honduras, Nicaragua,

por ladrones, por contrabandistas, por estafadores,

por hambrientos,

los siempre sospechosos de todo

(«me permito remitirle al interfecto

por esquinero sospechoso

y con el agravante de ser salvadoreño»),

las que llenaron los bares y los burdeles

de todos los puertos y las capitales de la zona

(«La gruta azul», «El Calzoncito», «Happyland»),

los sembradores de maíz en plena selva extranjera,

los reyes de la página roja,

los que nunca sabe nadie de dónde son,

los mejores artesanos del mundo,

los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,

los que murieron de paludismo

o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla

en el infierno de las bananeras,

los que lloraran borrachos por el himno nacional

bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,

los arrimados, los mendigos, los marihuaneros,

los guanacos hijos de la gran puta,

los que apenitas pudieron regresar,

los que tuvieron un poco más de suerte,

los eternos indocumentados,

los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,

los primeros en sacar el cuchillo,

los tristes más tristes del mundo,

mis compatriotas,

mis hermanos.

El arte de morir

Tómese una ametralladora de cualquier tipo

luego de ocho o más años de creer en la justicia

Mátese durante las ceremonias conmemorativas
del primer grito

a los catorce jugadores borrachos que sin saber las reglas

han hecho del país un despreciable tablero de ajedrez

mátese al Embajador Americano

dejándole a posteriori un jazmín en uno de los agujeros
de la frente

hiérase primero en las piernas al señor arzobispo

y hágasele blasfemar antes de rematarlo

dispérsense los poros de la piel de doce coroneles
barrigudos

grítese un viva el pueblo límpido cuando los guardias
tomen puntería

recuérdense los ojos de los niños

el nombre de la única que existe

respírese hondamente y sobre todo procúrese

que no se caiga el arma de las manos

cuando se venga el suelo velozmente hacia el rostro.

 

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Autor

  • El caso roque dalton: siete meses después engavetado en la fiscalía salvadoreña

    Roque Dalton García (San Salvador, 14 de mayo de 1935 - 10 de mayo de 1975) fue un poeta, novelista, y ensayista salvadoreño. Sus textos continúan vigentes después de casi 40 años de haber sido escritos y publicados en diversos países durante los años sesenta y setenta. Roque fue asesinado por sus propios compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), la guerrilla a la cual pertenecía en ese momento, junto con el obrero Armando Arteaga, "Pancho", bajo la acusación de ser agente de la Central de Inteligencia de EE. UU., en una casa del barrio de Santa Anita, en San Salvador. También fue acusado de trabajar para la inteligencia cubana, quizá uno de los "agravantes" para su asesinato. Las acusaciones fueron desmentidas después. El ERP era liderado por Alejandro Rivas Mira. Los otros miembros del ERP que se encontraban al frente de la organización al momento del asesinato son Jorge Meléndez, Vladimir Rogel y Joaquín Villalobos. Poco más de un año después del asesinato, Villalobos pasó a ocupar el dirigir el ERP y posteriormente formó parte de la comandancia general del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El Salvador (FMLN), siendo en tal calidad, firmante de los acuerdos de paz en 1992. No es claro aún, quien disparó el arma. Tampoco, con exactitud, donde fue asesinado de lo cual hay dos versiones: una, la más probable, es que haya sido en el Barrio Santa Anita, al sur de la capital. La otra es que haya sido en El Playón, un lugar de lava seca del volcan Quezaltepec o San Salvador.

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