En estas últimas décadas he leído y releído mi colección de artículos de Cuba de la prestigiosa revista National Geographic, y otros más fueron enviados por amigos. Los mismos cubren desde los años 30 del siglo pasado hasta el presente. Sus artículos evidencian el país que Castro denunció por su negligencia social, latifundios y política corrupta, cosas que no se niegan. Pero éstos no aparecen en sus páginas como datos importantes. Cuba florecía. Fidel terminó emulando todos los vicios del pasado trayendo a Cuba hasta sus meras rodillas.
Puntos de gran interés en la revista han sido: las Mulatas del Fuego con su bailes y belleza incalculable, su litoral, sus mariscos, el béisbol y boxeo y claro, esa música mezcla de lo africano. Entre maraca y tambor Cuba sigue a la cabeza de una de las músicas más bailadas y sonadas del mundo Y menciono esto en este orden porque poco se difunde sobre Lezama Lima, Alejo Carpentier, Nicolás Guillen, el ballet Internacional de Alicia Alonso, una vez la mejor Giselle del mundo que no por Fidel, pero desde otrora era ya famoso en Cuba, Jorge Bolet, consagrado pianista, Jorge Mañach gran periodista, y muchos más. También está entre nuestros pintores Wifred Lahm (Wilfredo Lamas) que se consagró en Europa, especialmente en Paris y que Estados Unidos no lo aceptó en sus galerías por ser negro.
Fulgencio Batista
Recordando a Cuba, la cual visitaré con mis hijos en el 2010, no puedo dejar a un lado uno de los gobiernos con el cual crecí. No olvidaré cuando fui llamada al primer piso del Palacio Presidencial en 1951 por un contacto de mi familia que le enseñó al General Batista un artículo que escribí : “Playas cubanas”, en donde yo denunciaba varias cosas de ese gobierno dictatorial. De acuerdo con lo que me contaron, a él le hizo mucha gracias que una chica tan joven escribiera con tanto entusiasmo. Me ofrecieron trabajar para ellos y me llamaron para tomar un examen. Asistí impulsada por esta curiosidad que no me ha abandonado nunca.
Me examinaron en el lujosísimo piso con puertas blindadas. Pasé el exámen, pero pobre como era, no acepté tal empleo.
Fidel y el Che
También conocí a Fidel y al Comandante Guevara. Ambos discutían a menudo y acaloradamente en las sesiones esporádicas del Instituto Cubano del Petróleo, donde yo fui asignada a trabajar y donde se reunían, no para discutir sobre el desarrollo de esta incipiente industria pero sí para revisar los “blue prints” alusivos al tema de los famosos misiles, con los técnicos rusos que habían llegado por invitación de Fidel. Ellos, por otra parte, no sabían ni de blue prints ni de petróleo.
Camilo Cienfuegos
A Camilo Cienfuegos lo conocí en un ómnibus “guagua” de la Habana, repleto de gentes. Era un hombre joven que sí se expuso para reestructurar una Cuba nueva. Con la ayuda de amigos me monté en el ómnibus y pude constatar de primera fuente la simpatía y popularidad de Camilo. Fidel no podía tolerar esto, y nuestro hombre joven, Comandante de la Sierra que le sumó a Fidel dos provincias, desapareció.
Huber Matos
Fue en San Francisco, California en la década de los 80 que estreché la mano de Huber Matos, casi ciego, ex-prisionero y ex-comandante de Castro, que por veinticinco años estuvo preso en las mazmorras negras de Cuba y que también, como Camilo Cienfuegos, unió provincias que no sabían quién era Fidel Castro.
Castro prefirió por años denunciar el atropello a Nelson Mandela que pasó también veinticinco años preso pero con mayor comodidad que Huber Matos. Esto lo sé no porque lo leí la prensa, sino porque viví en Sudáfrica.
La educación del niño cubano
Por años hemos escuchado del gran sistema educacional de Cuba. Como maestra, en 1999 visité a escondidas varias escuelas primarias y una secundaria. En otras palabras, no te invitan abiertamente. Los planteles casi sin luces, semi iluminados por focos amarillos y los niños leyendo penosamente textos obsoletos de pobre contenido. El hablar se ha convertido en algo gangoso, incorrecto e impronunciable. Esto se comprueba con todos aquellos jóvenes que han dejado la isla en estos últimos años en penosas y que apenas pueden expresarse correctamente.
Traje escondidos conmigo varios panfletos de los que se usan allí como textos. Los que se han destacado en sus estudios esperan ansiosos que los llamen al extranjero a estudiar para poder aspirar a algo.
Con mucho cuidado logré sacar de Cuba, como ejemplo, dos panfletos para sexto grado:
Geografía e Historia de Cuba, Historia de la Revolución Cubana. No aparecen autores privados. La televisión tiene unos programas infantiles basados en historias de la revolución.
No fui a las barriadas prominentes pero sí a Luyanó, Mariano, Pogoloti (donde vive mi tío), Almendares, El Sevillano, La Víbora. Después de todo, la educación se fomentó y se realizó para aquellos que no podían pagar escuelas privadas. Y mi interés como maestra era poder observar el cambio.
De las demás organizaciones educacionales, sólo sé que muchos de los alumnos esperan ser elegidos para estudiar en Europa pero actualmente se dan menos y menos becas. Y aquellos que esperan ser elegidos a través del BOMBO, se dan a la desesperanza, pues son miles y miles en lista de espera.
Puntos finales
Fidel Castro pudo haber hecho algo magnífico por Cuba, pero la empobreció entre discurso y discurso.
Como un análisis del resultado de estos años, especialmente la carestía de comida ya declarada abiertamente por Raúl Castro, vale decir que ahora, Haití, Honduras y Cuba, si no otros, pueden unirse en sus miserias y tragedias ocasionadas por la mano hábil de los grandes pseudo-líderes de la economía y de la libertad humana.