/ Foto: Cecilia Davicco
Casi cuatro décadas desde que los militares tomaron el poder, argentinos exiliados en diferentes rincones del mundo, desde Madrid a Los Ángeles, recordaron a las víctimas del terrorismo de estado de la década de 1970. En Los Ángeles, más de cien personas se juntaron a ver la película Cautiva y a escuchar a un panel de expertos en derechos humanos.
El evento, que tuvo lugar en el Manzanita Hall de la California State University Northridge (CSUN), fue organizado por el Proyecto Memoria, el Departamento de Periodismo de la casa de altos estudios, Nuevo Sol y Periodistas Latinos.
La ceremonia comenzó con palabras de bienvenida de la profesora Jessica Retis y representantes de organizaciones estudiantiles. Ana Deutsch, co-fundadora del Programa de Víctimas de Tortura (PTV) y testigo experta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pidió un minuto de silencio. A continuación, como coordinador del Proyecto Memoria, www.24marzo1976.com, expliqué el objetivo del evento.
Hace una década, en Argentina, el gobierno del ya fallecido Néstor Kirchner promovió políticas de estado que le dieron prioridad a los derechos humanos. Esto se tradujo en legislación reparatoria para las víctimas del régimen cívico-militar, la derogación de leyes y amnistías que habían favorecido a los represores y el inicio de juicios contra los que fueron responsables por organizar el estado terrorista que secuestró, torturó, estableció alrededor de 340 centros clandestinos de detención e hizo desaparecer, de acuerdo a Amnistía Internacional, a alrededor de 30,000 personas.
Otra medida de esta administración fue establecer el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el 24 de marzo, a fin de recordar a las víctimas de lo que, en varias sentencias judiciales, se ha definido como un genocidio.
Uno de los subcapítulos más insólitos de este tiempo de terror fue la apropiación de bebés. Algo que no era resultado de excesos individuales de algunos represores sino que parte de la política global del plan represivo secreto. Esto implicaba mantener con vida a detenidas embarazadas, hacerlas dar a luz en maternidades clandestinas con médicos y enfermeras que actuaban bajo el comando de personal militar, falsificar la documentación de los recién nacidos y, como botín de guerra, entregar a las criaturas a familiares o personas cercanas a los represores.
En Cautiva, el director Gastón Birabén logra captar magistralmente cómo Sofía Lombardi, una adolescente de clase media, confronta la inesperada revelación de que es hija de desaparecidos en la Argentina. Un descubrimiento que, como es de esperar, la lleva a un camino de confusión y negación.
“Es ficción, pero es lo que les ocurrió a muchos en Argentina¨, comentó el director del film que participó del debate que tuvo lugar después de la proyección. “Algunos de ellos, los que han sido recuperados, todavía están tratando ese difícil proceso de recuperar su identidad.”
La organización Abuelas de Plaza de Mayo estima que alrededor de 500 bebés fueron apropiados por los militares argentinos. En una conferencia de prensa que tuvo lugar el 5 de febrero pasado, se anunció que la nieta 110 había sido recuperada. Una mujer de 37 años que todavía se desconoce su identidad pero que, por un análisis de ADN, se sabe que es hija de Oscar Gutiérrez y Liliana Acuña que fueron secuestrados en un operativo militar el 26 de agosto de 1976, en San Justo, provincia de Buenos Aires. Liliana estaba 5 meses embarazada, lo que sugiere que su bebé debe haber nacido en diciembre de 1976 o enero de 1977.
No se saben las circunstancias específicas de la situación en la que se encontraba Liliana al dar a luz, pero sí se sabe de otras situaciones similares. En los primeros juicios contra las juntas militares, en 1985, una sobreviviente de un centro clandestino de detención, la profesora de física Adriana Calvo de Laborde, prestó testimonio sobre el caso de la joven de 16 años Inés Ortega, que se encontraba detenida junto a ella.
“…estaba tirada en el piso, desesperada… vinieron a buscarla muy tarde en la noche, se la llevaron al cuarto de al lado, el mismo que usaban para torturar, la subieron a la mesa y vendada, oíamos sus gritos, oíamos las risas de los guardias, oíamos los gritos del médico y por fin oímos el llanto del bebé…”
Después de que diera a luz, un coronel se llevó a la adolescente y al bebé. Antes, ella les había dicho a sus compañeras que al bebé le pondría el nombre de Leonardo. Eso fue el 12 de marzo de 1977. Lo que significa que días atrás, en algún lugar de Argentina, hubo un hombre que festejó sus 37 años, pero no sabe que es Leonardo.
“Aunque venía preparado para un debate sobre la dimensión política y social de estos golpes militares, en realidad esta película vale más que cualquier otra cosa. Como toda obra de arte, queda para siempre en nosotros”, dijo el Dr. José Quiroga, tesorero de Physicians for Social Responsibility y ex cardiólogo del presidente Salvador Allende.
Néstor Fantini es un ex detenido político argentino que es el coordinador del Proyecto Memoria, www.24marzo1976.com