En 1968 los científicos de Hattula, Finlandia, descubrieron la tumba de un guerrero medieval de entre los años 1100 y1200. Cincuenta años después, un estudio de su ADN descubriera que se trataba un individuo intersexo o “aneuploide”.
Es decir, la persona había nacido con un cromosoma sexual «duplicado» XXY (intersexo) en vez de XY (masculino) o XX (femenino).
Este descubrimiento explica por qué en la tumba del guerrero «Suontaka Vesitorninmäki» había ropas femeninas tales como broches, pieles y otros utensilios, aparte de su armadura masculina y una espada con joyas incrustadas.
A de los descubridores, el arqueólogo O. Keskitalo, le desconcertaba que el esqueleto tuviese dos broches. Estos son generalmente considerados partes de la vestimenta femenina. Pero también, había una espada, tradicionalmente asociada con entierros masculinos.
El científico trató de encontrar evidencia, sin éxito, de la existencia de más de un individuo en la tumba. Pero el tamaño del pozo era adecuado para un solo cadáver.
La abundante colección de objetos enterrados en la tumba confirma que, antes del comienzo de la Inquisición, la sociedad no solamente aceptaba a las personas intersexo sino que también las valoraba y respetaba.
La afección “aneuploide” o intersexo, se aplica cuando una persona nace con uno o más cromosomas X adicionales. Presenta signos clínicos variables, desde muy sutiles e imperceptibles hasta aparentes diferencias en las características físicas.
Comúnmente la apariencia anatómica de los individuos XXY es masculina, llegando a tener hipospadias (la apertura de la uretra está en la parte inferior del pene), falo y testículos pequeños y ginecomastia (crecimiento de los senos), todo lo cual provoca infertilidad.
Lo importante de este descubrimiento es que, en la Edad Media, existió mucha flexibilidad de género, que luego, por razones políticas y religiosas fueron cercenadas.
Fuente: Cambridge University Press