Cuando ochenta días atrás aparecieron en Wuhan, China, los primeros infectados por el COVID-19 (acrónimo de coronavirus disease 2019), el mundo no imaginó ni por aproximación la magnitud y difusión veloz que alcanzaría la enfermedad, hasta convertirla en una pandemia que lo agobia a niveles inéditos y que, cada día, obliga a mayores cantidades de habitantes a abstenerse de modos, acciones y costumbres tan básicos como inimaginable era su prohibición.
Medidas gubernamentales
En Argentina, 18 de marzo de 2020.
* Todos quienes regresen de un viaje al exterior deben obligatoriamente permanecer aislados en sus domicilios durante 14 días, período máximo de incubación de la enfermedad.
*Los mayores de 60 años no pueden salir de sus residencias. Si necesitan consulta médica, medicamentos o concurrir al banco se les asignan horarios especiales; están exentos de concurrir a su lugar de trabajo; pueden usar la opción del teletrabajo si la tarea así lo permite.
*Las instituciones educativas de todos los niveles permanecen cerradas hasta el 31 de marzo, plazo que podrá extenderse según la evolución de la pandemia. Los alumnos pueden continuar con el proceso educativo a través de Internet con programas especiales y concurrir, si lo hacían habitualmente, a los comedores escolares.
*Permanecen cerrados todos los pasos terrestres de frontera con países limítrofes.
*Los vuelos internacionales desde y hacia EEUU, Japón, China, Corea, Irán y toda Europa se suspenden por 30 días a partir del 17 de marzo.
*El transporte interno de larga distancia por tierra o aire está asimismo cerrado.
*Los cines, teatros, recitales, museos, parques nacionales y provinciales cerraron sus puertas.
*La línea aérea estatal Aerolíneas Argentinas hará los viajes necesarios al exterior para repatriar a los aproximadamente 23.000 argentinos que no han podido regresar por las restricciones vigentes en los países donde permanecen.
Repercusión pública
Estas decisiones tomadas por el gobierno han recogido el mayoritario elogio de los comentaristas mediáticos no solo locales sino de medios extranjeros. Las autoridades han optado por medidas severas y restrictivas cuando solo hay, al 18 de marzo, 79 infectados, 3 dados de alta y 2 muertos por el virus. Casi la totalidad son personas que viajaron al exterior o que se contagiaron directamente por contacto con ellas, antes que se las aislara (3 casos). No existe aún circulación doméstica del virus. Se espera no obstante que con la llegada de los fríos de otoño e invierno se produzca un pico en el número de enfermos, pero con las medidas adoptadas se están evitando contagios masivos que colapsen el sistema de salud, como sucede en Italia o España.
Dónde reside el problema
El Dr. Pedro Alejandro Kahn, notable médico infectólogo argentino, precisó las causas por las que, mientras China y Corea están en una curva descendente en cuanto a cantidad de infectados diarios, en la Europa mediterránea la expansión no cesa. Distinguió el respeto cuasi religioso de los asiáticos orientales a las reglas draconianas impartidas por el Estado, de manera disciplinada y acrítica. En Europa y América, la demora fatal de los gobernantes minimizando los posibles efectos del virus, el carácter privado de buena parte de los sistemas de salud y la desidia de muchos ciudadanos y dirigentes, conformaron un combo trágico.
En nuestro país – y de manera similar en Suramérica y en general en todo Occidente- , un problema no menor reside en la impronta individualista tan común en nuestras gentes. Una resistencia habitual e histórica a acatar órdenes del Estado; esa liviandad con que se evalúan situaciones límite para la vida de millones de seres humanos. Casos de rebeldía individual o de grupo se han sufrido ya en número apreciable. Negativas de los viajeros a realizar el período de cuarentena obligatorio, obligando en muchos casos a poner custodia policial en los domicilios; realización de fiestas privadas donde concurren cientos de invitados, cuando están taxativamente prohibidas; aprovechamiento del cese en obligaciones laborales y educativas para viajar a lugares turísticos, todas peligrosas violaciones a las reglas que ponen en peligro a disciplinados y díscolos.
La irresponsabilidad del poder
En América -podríamos decirlo así, crudamente- somos campeones mundiales del dislate declarativo. Veamos estos ejemplos.
“El coronavirus no es tan grave, más grave es el populismo” (Mauricio Macri, ex presidente argentino)
“Otros virus mucho más letales ocurrieron en el pasado y no tuvimos esta crisis. Con absoluta certeza hay un interés económico para que se llegue a esta histeria” (Jair Bolsonaro)
“No soy médico ni infectologista. Por lo que vi hasta ahora otras gripes matarán más que esta” (Jair Bolsonario)
“Los casos están disminuyendo sustancialmente, no subiendo” (Donald Trump)
“El Covid-19 es como una gripe”… “en abril supuestamente morirá con el calor” (Donald Trump)
Estas graves apreciaciones, que pueden haber sido modificadas parcialmente luego y vueltas a ratificar más adelante –tal la estrategia comunicacional de crear confusión que suelen practicar estos líderes- revelan sin embargo cuan aventurados y escasamente humanistas son sus criterios en atención al problema que administran o han administrado. Macri desde la oposición, trata de desviar la atención sobre los peligros del virus y enfocar la vista en el gobierno peronista que trabaja para contener lo que sería una luctuosa tragedia. Decir que el coronavirus no es tan letal como otras infecciones del pasado, cuando el problema está en pleno desarrollo y expansión revela una ignorancia que en Bolsonaro siempre es difícil de mensurar. Trump sigue funcionando con la omnipotencia despreciativa que se trasunta de sus actitudes, aunque en ocasiones, llegado el momento de los hechos, pone la reversa. Pero la actitud displicente del Presidente brasileño se parece nomás a algún tipo de desequilibrio mental. Ya son 14 los funcionarios y empleados de la comitiva presidencial que están infectados o en cuarentena; varios de los que participaron de la reunión con Donald Trump el sábado 8 de marzo pasado en Florida, entre ellos el designado Embajador en EE.UU. Néstor Froster y el Secretario de Comunicaciones del Planalto Fabio Wajngarten con coronavirus confirmado, al igual que el Alcalde norteamericano de Florida, Francis Suarez, que se abrazó con Bolsonaro aquel sábado. No sería extraño que otros participantes de ese encuentro contraigan la enfermedad, incluidos ambos mandatarios.
Un lugar más racional
Pero está la otra cara de la moneda. Además de China, Corea y Argentina, otras comunidades nacionales se han tomado muy en serio la problemática y han actuado rápidamente, tal el caso de Cuba que honrando su tradición humanitaria ha enviado médicos infectólogos a China, Italia y Venezuela (país donde trabajan unos 14,000 facultativos desde hace años) para colaborar en la pandemia.
Uno de los medicamentos provenientes de la ciencia cubana para combatir el coronavirus es el Interferón Alfa 2b, una proteína que actúa como agente viral inespecífico y que está dando interesantes resultados en la República Popular China, tanto con el coronavirus como con Hepatitis B y C y en infecciones provocadas por el VIH. El producto es fabricado en la provincia de Jilin, desde 2007, por una empresa mixta sino-cubana. Ya son varios los países europeos que han requerido información al país caribeño sobre este medicamento.
Como otra muestra de la solidaridad internacional cubana, comenzaron a desembarcar en el puerto de Mariel 682 pasajeros y 381 tripulantes del crucero británico MS Braemar, que habían sido rechazados ya en la República Dominicana y en Bahamas por sospecha de transportar infectados. Cuba autorizó su ingreso a territorio nacional y está tratando a los 5 enfermos y 40 sospechosos detectados hasta el momento. El resto será transportado a la brevedad, vía aérea, hacia el Reino Unido, cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores agradeció el gesto cubano.
Esperando a Godot
Y aquí estamos nosotros en Córdoba, aguantando la cuarentena, saliendo casi nada a la desolada intemperie urbana solo por alimentos, extrañando el trajín de un día común o la expansión serrana del domingo, podando árboles y ligustrinas en el parque, revisando el desván solo por hacer algo y tirar en el olvido lo que ya no usamos. Nos imaginamos que la vida a través del coronavirus, hace con nosotros algo similar.
Como el Dr. Pedro Alejandro Kahn, pensamos ser una obra de teatro que se está escribiendo a un tiempo mientras los actores están representándola, sin conocer el final.
Desde Argentina: cuadro de la situación en tiempos del coronavirus
Las fronteras cerradas, vuelos internacionales suspendidos, cuarentena, escuelas sin estudiantes, centros comerciales vacíos, el país en semicerrado en un esfuerzo por disminuir los efectos de la pandemia