Icono del sitio HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

El aeropuerto más seguro del mundo

El aeropuerto más seguro del mundo

Esta semana se inaugura una serie de nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos de Estados Unidos, destinados en igual medida a impedir que un terrorista suba a un avión con destino a este país portando explosivos no metálicos como a tranquilizar al público temeroso de otro ataque. En el aeropuerto internacional de Los Angeles (LAX), la asociación de policías tomó la inusual medida de hacer pública su solicitud de que se instalen los nuevos escáners de cuerpo entero en todas las terminales. “Nosotros necesitamos un cien por ciento de eficiencia”, dijo su portavoz. “El terrorista, con una sola vez que fallemos le alcanza”.

Durante años se postergó la instalación de estas máquinas en los aeropuertos californianos y de otros estados citando motivaciones de privacidad. La visión del aparato, una especie de rayos X modernísimo, penetra por debajo de las ropas, lo que crea un argumento tan increíble como absurdo. Como si fuese pornografía. Como si alguien luego fuera a vender las radiografías o ponerlas en internet. Como si fuese para el solaz y el placer erótico de los o las operadores de las máquinas.

En una reciente entrevista para un programa en la emisora digital Radiosefarad, de la comunidad judía en España, mencioné el contraste profundo entre esta situación y la seguridad existente en Israel, en el aeropuerto internacional Ben Gurión, un blanco de los terroristas si es que hay uno, y cuyo nivel de preparación está por encima de todo lo conocido. Y eso que no estoy al tanto de las medidas secretas, que deben ser aún más amplias que las que están a la vista.

Pero lo dije basado en mi experiencia propia y en la confianza que ese país, el blanco más frecuente del terrorismo del tipo que menciono aquí (porque hay muchos, hasta el de estado), aprendió de la horrible experiencia del 30 de mayo de  1972, cuando tres japoneses sacaron sus armas automáticas de sus maletas y abrieron fuego contra los pasajeros a su lado, matando a 25 (incluyendo a 16 puertorriqueños) e hiriendo a 75.

El sobreviviente de la célula terrorista, Kozo Okamoto, fue detenido, juzgado y condenado en Israel; ahora vive en El Líbano. Una amiga mía estuvo allí; se salvó echándose al piso y haciéndose la muerta. Aunque tenía 14 años y pasaron 37, sigue viviendo esa pesadilla. El hecho es que desde entonces no hubo otro ataque.

Pero en la opinión sobre la seguridad en el aeropuerto israelí parece que no fui el único. Alguien lo explica mejor de lo que yo hubiese podido.

David Harris, el director ejecutivo de AJC – American Jewish Committee, escribe hoy sobre lo mismo en el blog Huffingtonpost.com. Lo traduzco y republico a continuación.

Lo que Israel puede enseñarle al mundo sobre seguridad en los aeropuertos

A lo largo de los años he pasado muchas horas, más de las que me atrevo a contar, en aeropuertos en todo el mundo.
Desde el punto de vista de la seguridad, hay  uno que constituye una clase por sí solo: el aeropuerto Ben Gurión de Israel. Ahora, luego del fallido atentado terrorista en el vuelo 253 de Northwest, y cuando otros países se preguntan qué más pueden hacer para prevenir estas semi catástrofes, es el momento de volver a revisar el modelo israelí.
¿Cuáles son los ingredientes israelíes? No pretendo conocerlos todos, porque muchos de ellos, justificadamente, permanecen ocultos. Pero otras medidas son obvias y se diferencian de las normas existentes actualmente en demasiados aeropuertos.
En Israel, la seguridad es lo primero. Jamás se deja de lado, ni se la considera una distracción, ni se la olvida. No se encarga la seguridad a elementos exteriores, semi competentes. No es algo sobre lo cual se cuenta mucho. En cambio, sí es un trabajo de primera línea, en manos de profesionales, bien coordinado y lleno de sentido común.
Israel ha creado un sistema de niveles o círculos de seguridad concéntricos alrededor de los aeropuertos, y por ende, de las aeronaves.
Cuando un pasajero sube al avión, ya pasó por varios puntos potenciales de intercepción, comenzando con la cabina de inspección de todos los vehículos que entren a terreno del aeropuerto. Todos y cada uno de los automóviles es detenido; los guardias hacen una examinación visual, siguiendo su entrenamiento e instintos. Detrás de los inspectores hay jóvenes de mirada intensa y una ametralladora en mano.
Al entrar a los edificios de la terminal, hay más guardias no uniformados y más inspección visual.
Luego viene la primera línea de inspección de seguridad, antes del check-in. Un funcionario se dirige a cada uno de los pasajeros que espera en la línea y formula pacientemente preguntas que jamás son rutinarias como lo es, por ejemplo, aquí en Nueva York. Son detalladas e impredecibles. Las acompañan una inspección de los pasajes y los pasaportes, aún antes del control formal de pasaportes, para corroborar lo dicho por el pasajero sobre su itinerario y para examinar patrones de viajes que aparezcan en el documento.
Cuando se llega a la línea de seguridad después del check-in, aquella con la que todos estamos familiarizados, el contraste con Estados Unidos puede ser asombroso. Todo está tranquilo. No hay apariencia de hiperactividad (el fenómeno de “más es menos”), como suele suceder en los aeropuertos estadounidenses. Y algo interesante: en Israel, nadie me pidió quitarme los zapatos ni remover líquidos de mi equipaje de mano, lo que puede sugerir lo avanzada que puede ser la tecnología en su poder.
A propósito, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en vuelos estadounidenses, cuando comenzaron a darnos cubiertos de plástico, en los vuelos israelíes se seguían usando cubiertos de metal. Israel se preocupaba menos de los símbolos de la seguridad aparente y se enfocaba más en los elementos reales de la seguridad.
Incluso una vez pasada la línea de seguridad, hay más, incluso hasta el mismo interior del avión, por lo menos si se trata de una aeronave de El Al, que es donde los mariscales del aire están emplazados en cada vuelo.
De hecho, hablando de mariscales del aire, en 2001, Richard Reid, quien sería posteriormente el tristemente famoso “terrorista del zapato”, viajó en un avión de El Al según informes de CBS, cuando los israelíes no tenían suficiente información sobre él y no le impidieron abordar la nave. Igualmente sospecharon de algo. Lo revisaron todo antes de permitirle el abordaje y luego sentaron a un mariscal del aire a su lado. Si la intención de su vuelo era estudiar la situación, comprendió lo que pasaba alrededor suyo y se fue a otra parte.
Aquellos que nunca han visitado Israel podrían pensar que se requiere un día completo para subir al avión. No es así. Para el pasajero promedio, todo el proceso es rápido y con un mínimo de inconvenientes personales.
Obviamente, para aquellos pasajeros que tienen múltiples sellos de Yemen o Pakistán en sus pasaportes, que parecen distraídos y tensos, que se ponen nerviosos después de la segunda pregunta, que tratan de comprar a último momento un pasaje en una sola dirección y al contado, que llegan sin equipaje a un vuelo intercontinental, que visten un abrigo largo en pleno verano o que muestran cierta actitud, la historia será diferente.
Y esta precisamente es la clave de todo. Israel comprende que se necesita un sistema de seguridad que inspeccione a todos, independientemente de su apariencia. Recordemos el caso de Anne Mary Murphy, la irlandesa embarazada quien en 1986 iba a viajar en un avión de El Al de Londres a Tel Aviv, creyendo que iba a encontrarse con los padres de su prometido palestino. Sin que ella lo supiera éste colocó explosivos en sus maletas, con el objeto de causar la destrucción del avión que la llevaría a ella y su bebé no nacido a Israel. La pericia de un agente de El Al previno el desastre.
Pero al mismo tiempo, los israelíes creen que se requiere un mecanismo adicional de toma de decisiones, además de la recolección de inteligencia previo al vuelo, y que tome en cuenta que la probabilidad de que cada uno de los pasajeros lleve a cabo una taque terrorista no es la misma. Algunos lo llaman «perfilamiento» o prejuicio, un término que contiene nociones de discriminación racial, religiosa o étnica. Sin embargo la verdad es que este mecanismo es más sofisticado que la simple clasificación.
El método usado por Israel depende tanto de la dimensión humana como de la tecnología sofisticada, si no más. Pero además considera más prioritario prevenir tragedias y salvar vidas  que cumplir con los requerimientos de lo que es políticamente correcto o respetuoso de la privacidad.
Cualquier observador concluiría que los responsables de la seguridad en el aeropuerto Ben Gurión y los vuelos de El Al que parten a Israel de todo el mundo, se ven a sí mismo en la primera línea de la defensa de su país.Así es.
Cada uno de los agentes y guardias comprende que la seguridad de los pasajeros depende de su alerta y de las decisiones que adopte en cada nivel de este elaborado proceso. Cada uno de ellos sabe que ésta no es una abstracción, sino algo tangible e inmediato.
Consecuentemente, como lo ha demostrado Israel, se necesita constante entrenamiento y la capacidad de anticipar las próximas movidas de los terroristas. Demasiado a menudo nuestra estrategia se establece después de los hechos, como si se estuviese luchando una guerra que ya ha concluido. Todo esto implica también la necesidad de buscar los propios puntos vulnerables y de una vez detectados, solucionarlos inmediatamente.
Es cierto: ningún país puede afirmar que su sistema es perfecto, y todos los países tienen algo que compartir en su lucha contra el terrorismo. Pero, como los eventos han demostrado recientemente, tenemos mucho trabajo que hacer, y parte de él podía haberse evitado.
Israel, que durante décadas ha estado en la primera fila de la lucha declarada contra Occidente por el Islam radical, tiene experiencia en confrontar la metodología terrorista y la manera de pensar de los jihadistas. Podríamos, en consecuencia, aprender del modelo israelí.

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

    Ver todas las entradas
Salir de la versión móvil