El camino no elegido
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
The Road Not Taken
Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;
Then took the other, as just as fair
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that, the passing there
Had worn them really about the same,
And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.
I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
two roads diverged in a wood, and I —
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.
Del poema
Sobre The Road not taken de Robert Frost escribe Katherine Robinson que fue escrito como «una broma para un amigo, el poeta Edward Thomas.
Cuando caminaban juntos, Thomas estaba crónicamente indeciso sobre qué camino debían tomar y, en retrospectiva, a menudo se lamentaba de que, de hecho, deberían haber tomado el otro. Poco después de escribir el poema en 1915, Frost se quejó ante Thomas porque había leído el poema ante una audiencia de estudiantes universitarios y que lo habían “tomado muy en serio… a pesar de haber hecho todo lo posible para que por mis modales quedara claro que estaba engañando. … Mea culpa.» Sin embargo, a Frost le gustaba bromear: «Nunca hablo más en serio que cuando bromeo».
El camino no elegido apareció como primer poema de la colección Mountain Interval en 1916 y con el tiempo se convirtió en uno de los más leidos, sea en las escuelas o fuera de ellas, de tal manera que a menudo es parte de las ceremonias de graduación en todo Estados Unidos. Se le atribuye un contenido que describe la esencia del ser estadounidense, o al menos como quienes lo atribuyen piensa que debe ser el ser estadounidense. Es, para muchos, una «oda al individualismo». El rechazo del pensamiento colectivo, comunitario. El antecesor de «never give up» que tantas vidas ha cobrado.
Así describe el tema Adam Plankett en el New York Times: «Un viajero llega a una bifurcación en el bosque y, después de sudar por el rumbo de su vida, toma el camino menos transitado y eso marca la diferencia».
Antes de explicar cuál puede ser la tercer vía para la interpretación, Plankett describe la antítesis de la explicación inicial:
El viajero no ha cambiado por su elección de un camino largo y solitario, pero nos dice que contará esa historia cuando sea mayor, aunque no tenía ningún motivo particular para elegir el camino que tomó. El otro parecía tan cubierto de hierba, tan pisoteado, tan fácil o duro o distintivo. Fue una elección arbitraria, este mito nacional de elegir de forma independiente y valiente y convertirse en la suma de tus elecciones o encontrarte a ti mismo».
El crítico del Times está analizando la explicación de David Orr en su libro «The Road Not Taken». «El poema – dice Orr – no es ni una oda ni una broma negra, sino ambas cosas a la vez. No acepta ni rechaza su mito de la elección, pero nos hace sentir las tensiones que implica tener que elegir, como si cada lector fuera el viajero. Su decisión podría haber sido arbitraria, podría haber tenido sentido. Podría haberlo cambiado profundamente, puede que no. Las opciones “difuminar y fusionar»
Del autor
Tomamos esta ficha biográfica del sitio dedicado al poeta, robertfrost.org. Recomendamos su lectura completa.
«Robert Frost nació el 26 de marzo de 1874. Uno de los poetas más célebres de Estados Unidos, Robert Frost fue autor de meditaciones inquisitivas y a menudo oscuras sobre temas universales y un poeta esencialmente moderno en su adhesión al lenguaje tal como se habla realmente, en la complejidad psicológica de sus retratos y el grado en que su obra está impregnada de capas de ambigüedad e ironía. El trabajo de Robert Frost estuvo muy asociado con la vida rural en Nueva Inglaterra. El poeta utiliza a menudo el escenario de Nueva Inglaterra para explorar complicados temas filosóficos y sociales. Como poeta muy conocido y citado a menudo, Robert Frost fue muy honrado durante su presencia en la tierra y recibió cuatro premios Pulitzer».
Del traductor
Agustí Bartra i Lleonart (8 de noviembre Barcelona, 1908- 7 de julio Tarrasa 1982) fue un poeta, traductor y prosista español. Nació en el seno de una familia obrera. Luchó en las unidades del partido Comunista durante la Guerra Civil española. Dejó España y se exilió a Francia y luego a la República Dominicana en 1940, para transladarse a Cuba y finalmente a México, en donde fundó la revista de literatura Lletres. Su obra poética ha sido digitalizada y se encuentra aquí.
Publicó L’oasi perdut, su primer libro de cuentos, en 1937, y en 1938 su primer poemario, Cant corporal.
Escribe de él José Francisco Ruiz Casanova: «En 1948, una beca Guggenheim le permite vivir en Brooklyn y Nueva Jersey. Es durante este periodo (1949-1950) cuando traduce al catalán una amplia muestra de la poesía norteamericana contemporánea (Walt Whitman, Emily Dickinson, Edgar Lee Masters, Robert Frost, Wallace Stevens, William Carlos Williams, Ezra Pound, Marianne Moore, T. S. Eliot, E. E. Cummings y Hart Crane, entre otros muchos): la primera edición de este libro, titulado Una antologia de la lírica nord-americana se publica en México en noviembre de 1951; su breve «Prefaci» está firmado en Long Island en mayo de 1950″.
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Walt Whitman: Canto a mí mismo; prólogo y traducción de Jorge Luis Borges