En una solemne ceremonia, los senadores tomaron protesta ayer como jurados en el segundo juicio político al expresidente Donald Trump, que iniciará el 8 de febrero.
Las etapas del proceso
Como se sabe, la Cámara de Representantes había aprobado la semana pasada iniciar el proceso de destitución (“impeachment”), acusando a Trump de haber incitado a la turba que invadió el Congreso de Estados Unidos el 6 de enero.
El juicio, entonces, avanza a una nueva etapa. Vendrá la acusación, los testimonios, la defensa. Luego, la votación.
La Constitución determina que para hallar culpable a un acusado de juicio político se requieren las dos terceras partes del Senado: 67 de 100.
Pero a medida que se acerca su momento de votar para hallar culpable a Trump o sobreseerlo, crecen las voces dentro del partido Republicano de quienes ahora se oponen al proceso. Y sus argumentos se hacen más y más agresivos.
Dicen que enjuiciar al expresidente después de que dejó su puesto es inconstitucional. Y este martes, todos los 50 senadores republicanos con excepción de solamente cinco, votaron a favor de una declaración en tal sentido, propuesta por el senador Rand Paul.
Fidelidad hasta el fin
La moción fue rechazada, pero es asombroso: ¿después del asalto violento al Congreso? ¿después de la clara mentira y campaña antidemocrática de Trump?
Los cinco justos son Mitt Romney, Ben Sasse, Susan Collins, Lisa Murkowski y Pat Toomey. Son quienes quieren expulsar a Trump del partido Republicano e impedir que se postule para volver al poder en 2024. Los acompañan los diez congresistas republicanos que votaron por el juicio en la Cámara de Representantes –
Ahora bien: el juicio político a un funcionario que ya dejó su puesto es lógicamente constitucional. Si no lo fuese, para evitar una condena alcanzaría con retirarse del puesto un segundo antes.
Además, ya hubo precedentes: el Secretario de defensa William Belknap, en 1876, que fue juzgado después de su renuncia (y salió inocente en el juicio mismo).
Entonces, también dicen que se atenta contra la concordia y el común acuerdo que se pretende tener en esta nueva etapa histórica.
Los cinco justos
Por ejemplo, el senador y ex precandidato presidencial Marco Rubio dijo que «Esto es estúpido. Ya tenemos un fuego ardiente en este país y esto es como tomar un montón de gasolina y echarla al fuego«.
Claro, hay un fuego. Y un pirómano que anda suelto.
Siguen los argumentos: que si los demócratas insisten, ellos, los republicanos, van a enjuiciar a otros expresidentes.
Lo amenazó el senador John Cornyn
También dicen que la falta de Trump no amerita un juicio. Que está mal, está mal, pero no exageren, afirman.
Y que el juicio será una distracción en momentos en que se necesita enfocarse en establecer la nueva administración, detener al COVID-19, salvar la economía y en general, salir de la crisis. Quizás.
Finalmente, que de cualquier manera – y aquí se les unen varios demócratas – no hay suficientes votos para condenar a Trump, entonces para qué tomarse la molestia.
Quienes presten atención encontrarán la falta de un argumento central.
Nadie dice que Trump es inocente. No defienden sus acciones. Porque el 6 de enero, la turba irracional venía también por ellos, especialmente por el ex vicepresidente Mike Pence.
Saben que las acciones de Trump son indefendibles.
GOP: prisionero de guerra
La realidad es que con pocas excepciones, el partido Republicano sigue siendo prisionero de Trump – que no lo es – y que ni siquiera la invasión armada al Congreso logró sacarlos de su estupor y la repetición de la mentira de que hubo fraude electoral.
Eso es incluso más notable en las legislaturas estatales, donde rápidamente avanzan cambios al sistema de votación para reducir el voto por correo, que ha sido mayoritariamente demócrata.
Y si bien es cierto que son muy bajas las probabilidades de que haya suficientes republicanos – se necesitan 17 para hallar culpable a Trump – importa el precedente.
Pues para alcanzar la reconciliación se debe hacer justicia. Es una condición indispensable para que el país se pacifique.
De lo contrario, lo sabemos, prevalecerá la impunidad. Sin castigo, el grotesco y malhabido intento de golpe podrá repetirse, esta vez con más violencia y claridad de metas.
Sí, es muy posible que al no ser condenado, Trump levante la cabeza y vuelva a incitar a sus millones de adherentes contra el gobierno. Tal como lo hizo después de ser sobreseído en su primer juicio político.
Lo dijo el también senador republicano y excandidato presidencial Mitt Romney: «Si vamos a tener unidad en nuestro país, creo que es importante reconocer la necesidad de rendición de cuentas, de verdad y de justicia».
Porque no hay otra alternativa. El juicio debe continuar. Se debe ventilar el crimen del expresidente. Y buscar justicia.