Los compases de apertura de la convención presidencial demócrata, un evento digital como cabe esperar en estos días de coronavirus, han sido como otros tantos rayos de esperanza de que la larga noche de tragedia y desesperación que agobia al país podría terminar pronto.
Sí, porque solo una victoria inapelable de Joe Biden y Kamala Harris puede desterrar a Trump de la Casa Blanca.
Hechos y no engaños
Una y otra vez, las transmisiones mostraron lo mejor de nuestro país, resaltaron lo racional y la creencia en los hechos y la verdad y no en la mentira y el engaño. Insistieron en la posibilidad de una reconciliación nacional y dieron una noción de que un Estados Unidos nuevamente cuerdo es posible. Activistas y políticos afroamericanos; participantes que pronunciaron sus discursos desde sedes de sindicatos; ciudadanos mayores que denunciaron sus propios votos a favor de Trump hace cuatro años.
La convención, que generalmente inicia la última etapa de las campañas presidenciales de cada cuatro años, muestra también la última buena oportunidad para detener el profundo descenso del país hacia el caos, el fracaso, la pobreza y el autoritarismo de Donald Trump. La última buena opción de navegar por los cauces de la normativa política para desde allí seguir bregando por una sociedad más justa.
La primera noche de las convenciones son generalmente introducciones parciales. Sin embargo, la diversidad de opiniones y razas, el optimismo de los participantes, la participación de la gente de la calle en expresar sus esperanzas y especialmente la presencia de republicanos opuestos a Trump hicieron de esa primera jornada un evento histórico.
Una buena persona
De un lado, estuvieron los muchos que alabaron a Joe Biden como capaz, experimentado, esencialmente, una persona buena. Del otro, la sombra de un presidente cada vez más solitario, amargo, agresivo, irracional.
Sabemos que Trump es capaz del fraude, el engaño y la violencia con tal de no tener que dejar la protección de la Casa Blanca. Y que ya está tramando ese resultado.
Pero también sabemos que un país unificado en la tarea de derrotar a Trump decisivamente en las urnas puede superar su personalidad corrupta e incompetente, sus acciones ilegales, y la docilidad y complicidad de sus personeros y glorificadores en el Congreso. Y esto es lo que nos suministró la primera noche de la convención demócrata.
Trascendieron las claras declaraciones de Bernie Sanders, quien una vez más subrayó que lo único importante es evitar un segundo período presidencial de Trump.
El énfasis de Sanders
Sanders fue clarísimo – más claro que en 2016 – en demandar a sus simpatizantes el voto por Biden. “Amigos, el precio del fracaso es demasiado grande para imaginarlo”.
“Durante el término del presidente, lo impensable se ha vuelto la norma”, dijo Sanders. “El futuro de nuestra democracia, de nuestra economía, de nuestro planeta, están en juego”.
Pero recordaremos de esta primera noche la emergencia de la exprimera dama Michelle Obama como voz de la conciencia nacional. Así dijo:
“Entonces, si toman algo de mis palabras de esta noche, es esto: si creen que las cosas no pueden empeorar, créanme, pueden; y lo harán si no hacemos un cambio en esta elección. Si tenemos alguna esperanza de terminar con este caos, tenemos que votar por Joe Biden como si nuestras vidas dependieran de ello”.
Porque es, simplemente, así: nuestras vidas dependen de ello.