En defensa de los periodistas y la libertad de prensa en EEUU

Desde que comenzaron y mientras cubrían las protestas multitudinarias por la muerte de George Floyd, un centenar de periodistas fueron amenazados, agredidos con gas pimienta y gas lacrimógeno, golpeados con bastones o balas de goma o detenidos por policías. O golpeados por una turba desenfrenada de manifestantes. Muchos de los ataques policiales fueron deliberados y planificados. No son casualidad.

Así, a un equipo de CNN con el reportero Omar Jiménez, hijo de colombiano y afroamericana, en Minnesota los esposaron y arrestaron, sin explicaciones, por la policía estatal a sabiendas de su identidad. 

El video completo, de más de 6 minutos, de cuando los rodeó un pelotón armado hasta los dientes, y la absoluta evidencia de que sabían que era un equipo periodístico está aquí.

 

Un grupo de 20 periodistas que cubrían las protestas en Minneapolis y trabajaban fuera de la vía de los manifestantes y la policía, ésta los atacó directamente con spray de pimienta y balas de goma. Hirieron a varios de ellos en los ojos. Gritaban “¡somos reporteros!” No hubo explicaciones.

Hay más.

En Nueva York, a Tyler Blint-Welsh, reportero del The Wall Street Journal y afroamericano, la policía lo golpeó mientras cubría una protesta. Se estaba retirando de la escena con las manos arriba y su “insignia de prensa emitida por la policía de Nueva York estaba claramente visible”. 

A Barbara Davidson, fotoreportera y premio Pulitzerun agente policial en Los Ángeles la empujó violentamente por la espalda mientras se retiraba cumpliendo sus indicaciones. 

También en Los Ángeles, un miembro del LAPD golpeó al freelancer Lexis-Olivier Ray en el estómago con un bastón y sin provocación. Aquí está el video.

Hay más.

A Andrea May Sahouri, reportera del The Des Moines Register en Iowa, la esposaron, luego atacaron con gas pimienta y la arrestaron luego de identificarse como periodista. Notablemente, pudo filmar la situación en el patrullero

A Ali Velshi, el reconocido presentador de MSNBC, la policía en Minneapolis atacó con balas de goma .

Trump en la iglesia

Y cuando Trump dio sus belicosas declaraciones este lunes y luego enfiló hacia una iglesia para fotografiarse aferrado a una Biblia que no leyó. Fuerzas del Servicio Secreto atacaron a los manifestantes pacíficos frente a la Casa Blanca para abrirle el camino, media hora antes del inicio del toque de queda. Se ve claramente a uno de los esbirros atacando a un cámara de prensa con su escudo y despojándolo de la cámara que lo estaba filmando.

Asimismo, el Washington Post documentó en un video varios de los violentos incidentes en donde los periodistas fueron las víctimas. 

 

 

Pero también los manifestantes atacan periodistas.

Tomaron parte del edificio central de CNN en Atlanta, Georgia, y lo incendiaron en un reflejo de su aborrecimiento de la prensa.

En Washington, a cuatro periodistas de FoxNews liderados por el corresponsal en la Casa Blanca Leland Vittert los rodearon y golpearon 50 manifestantes. Destruyeron su equipo. Sus colegas del The Daily Caller filmaron toda la situación.

Los incidentes están siendo documentados entre otros, por el U.S. Press Freedom Tracker.

Asimismo, por la organización internacional Reporteros sin Fronteras  En el final de la presente nota se agregan más casos citados por estos. 

Dijo el secretario general de la RSF Christophe Deloire:

«La satanización de los medios por parte del presidente Trump durante años se ha convertido en realidad, con la policía y los manifestantes apuntando a periodistas claramente identificados con violencia y arrestos. Hace tiempo que era obvio que esta demonización conduciría a la violencia física. RSF advirtió sobre las consecuencias de esta hostilidad flagrante hacia los medios, y ahora estamos presenciando un estallido de violencia sin precedentes contra periodistas en EE.UU. RSF hace un llamado a todas las autoridades estadounidenses para garantizar la plena protección de los periodistas y honrar los principios fundacionales del país en el respeto de la libertad de prensa”.

Como en todos los regímenes represivos en todo el mundo, los atacantes son y serán impunes. Se esconden detrás de máscaras y el anonimato. No dialogan con sus víctimas. No responden ni explican. Están consumidos por el odio. Y convencidos de que lo que hacen es lo correcto.

No todas las policías actúan de igual manera.

Fuerza es reconocer que en algunos casos los agentes se identificaron con los manifestantes, se hincaron en reconocimiento y hasta marcharon juntos, como el caso de Chris Swanson, sheriff del condado Genesee en Michigan. Pero fueron los menos.

 

En todo caso, los ataques contra periodistas son muchos, muchos más. Y aumentan en frecuencia y violencia.

Si esta peligrosa tendencia no cambia, estamos frente a un abismo. Para nuestra profesión y para la ciudadanía. Es cuestión de tiempo hasta que haya muertos entre los manifestantes. Y la vida de los periodistas que cubren los eventos también corre peligro. En Estados Unidos han sido asesinados 39 periodistas a lo largo de los años.

Es inadmisible que esta lista crezca.

Protesta y demanda

HispanicLA  protesta por el trato que la autoridad está confiriendo a los representantes de la prensa, por los intentos de prevenir que hagan su trabajo de informar, de primera fuente, lo que está sucediendo.

La hostilidad hacia la prensa ha sido desde el comienzo una de las características más reprensibles del presente gobierno nacional. De manera personal, incesante y con base en falsos alegatos, el presidente Donald Trump ha difamado a la prensa. En el transcurso de los cuatro últimos años la ha llamado “fake news” y “enemigo del pueblo”. Este domingo, tuiteó que son “verdaderamente malas personas y con una agenda enfermiza”. 

Trump calumnia a los representantes de los medios incansablemente. Se ha ensañado con los reporteros asignados a la Casa Blanca y ha agredido verbalmente especialmente a mujeres periodistas. 

Su odio reverberó y minó la confianza de sus simpatizantes hacia la prensa. Era solo cosa de tiempo y oportunidad para que su campaña de odio desembocara en estos incidentes violentos.

HispanicLA considera en los ataques policiales contra periodistas un preocupante resultado de los ataques del Presidente.

La prensa libre es una condición indispensable de la democracia. Los ataques a sus trabajadores no son sino parte del ataque contra la misma.

Condenamos los ataques a periodistas y solicitamos que cesen de manera inmediata. Pedimos a los representantes de la ciudadanía, a nuestros congresistas y senadores, que intervengan y ayuden a proteger a la prensa y la Primera Enmienda de la Constitución, que prohibe al gobierno reprimir la libertad de expresión y la libertad de prensa.

Seis ataques documentados más

Según reporta la organización Reporteros sin fronteras, En Minneapolis, Linda Tirado, quedó ciega permanentemente en un ojo  después de que la golpearon por lo que ella cree que fue una bala de goma disparada por agentes de policía mientras fotografiaba las protestas.

Estados Unidos está en el número 45 de 180 países en el índice de libertad de prensa de RSF.

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Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito.
Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio.
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Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then.
Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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