Golpe de estado y represión en Bolivia, por David Metral

El país andino parece destinado a sufrir eternamente las consecuencias de la codicia del mercantilismo global.

Una historia de explotación

Desde el siglo XVI, con la explotación de las minas de plata de Potosí por la corona española; pasando por el Imperio del Estaño establecido a comienzos del siglo XX por el rústico minero convertido en magnate mundial Simón Iturri Patiño; hasta las últimas décadas, con el país convertido en potencia gasífero-petrolífera y del litio; Bolivia ha sido el escenario más o menos pasivo de un extractivismo hambriento que, a manos de grandes corporaciones mineras y energéticas, ha hecho súper millonarios a poquísimos empresarios bolivianos y extranjeros y pobres, aún más pobres, a los pobladores, en especial a los originarios.

Como ejemplo basta recordar que durante el período 1967-2007, desde que comienza la explotación gasífera, Bolivia exportaba abundante gas, pero los bolivianos no lo utilizaban en sus viviendas ni en sus industrias, debiendo calentarse y cocinar con leña, carbón o kerosene.

Once millones de pobres sentados sobre un mar de petróleo y gas.

Evo Morales

El panorama fue cambiando drásticamente a partir de la llegada al poder en 2005 del primer presidente aborigen de la historia del país -Evo Morales Ayma, originario de Oruro e histórico dirigente sindical cocalero en el Chapare, Departamento Cochabamba- que nacionalizó los yacimientos de gas y petróleo y extendió progresivamente su uso a la población. Con Morales, las ganancias de las empresas multinacionales, estadounidenses en su mayoría, disminuyeron del 80% al 20% y aumentaron, en proporción inversa, los beneficios del Estado.

En estas y otras reformas pacíficas y profundas implantadas por el gobierno en los últimos 13 años, debe buscarse el origen verdadero del derrocamiento de Morales el 10 de noviembre pasado.

Redistribución de la riqueza nacional

En el marco de la geopolítica de los recursos estratégicos es donde comprenderemos en toda su complejidad el origen de los acontecimientos recientes de Bolivia. Evo Morales transformó en 13 años un país subdesarrollado con altos índices de pobreza y analfabetismo en una potencia energética de escala creciente, con una política estatal de control soberano de los recursos y un crecimiento de su P.I.B. (Producto Interno Bruto anual) que en promedio alcanzó un 5% históricamente inédito. Esto significó nada menos que la apropiación de una cuantiosa renta por parte del Estado soberano y su distribución entre toda la población. El P.I.B. pasó de un monto de U$S 7.000 millones en 2005 a uno de U$S 41.000 millones en 2018.

El progreso, la generación de riquezas y su justa distribución entre quienes la generan, han sido tan evidentes como la agresividad de la respuesta con que el poder económico nos ha sorprendido -y no tanto- mediante el golpe de estado del pasado 10 de noviembre.

Golpe de paramilitares, empresarios y EEUU

En las violentas acciones sediciosas protagonizadas por grupos paramilitares que actuaron libremente ante la pasividad de la policía y el ejército -verdadera causa inmediata del derrocamiento de Morales- está  comprobada la participación activa, tanto de empresarios vinculados al negocio energético, tal el caso de Luis Fernando Camacho, titular del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A., con inversiones en segmentos del seguro, el gas y los servicios públicos, como de personal de la Embajada de  EEUU, cuyos vehículos han sido observados en procedimientos de detenciones de funcionarios y partidarios del presidente depuesto.

Un mes antes de la renuncia de Morales, el analista internacional mexicano Alfredo Jalife Rahme Barrios, anticipaba que el golpe estaba en marcha, financiado desde EEUU por empresarios y políticos bolivianos residentes en el norte. Nombres como Gonzalo Sánchez de Lozada, Manfred Reyes Villa, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, entre otros, son mencionados por Rahme Barrios como los principales promotores y financistas del golpe de estado, del que ya anticipaba un mes atrás estas modalidades: promover desórdenes generalizados a través de jóvenes de los Comités Cívicos opositores, trabajar sobre sectores del ejército y la policía para obtener su apoyo al golpe, proveer de armas y pertrechos militares a los comandos civiles, acusar de fraude al gobierno en las elecciones y promover la formación de un gobierno paralelo.

Represión

Todos estos pasos se han ido cumpliendo en los hechos, dando por resultado la situación que hoy vivimos: derrocamiento del gobierno legalmente constituído (esto más allá de la discusión sobre el referéndum y el presunto fraude, que siguen pendientes) detención de ministros, parlamentarios y militantes del partido gobernante, 12 muertos al día de hoy en medio de las protestas, miles de heridos, destrucción y/o quema de propiedades (entre ellas la de Esther Morales Ayma, hermana de Evo y las de varios funcionarios del MAS). La propia casa del ahora ex mandatario sufrió primero una vandalización que la dejó prácticamente destrozada y después una rápida y sospechosa refacción que la mostró a la gran prensa internacional -15 de noviembre pasado- como prueba de un supuesto excesivo lujo que se otorgaba “el Presidente Indio con los dineros públicos”.

Estas líneas matrices han estado presentes con variantes tácticas y la misma estrategia, en los derrocamientos ilegales de Mel Zelaya, Honduras (2009); Fernando Lugo, Paraguay (2012); y Dilma Rousseff, Brasil (2016). Y en los intentos fallidos contra Hugo Chávez, Venezuela (2002); Rafael Correa, Ecuador (2010); y Nicolás Maduro, Venezuela (2019). Por lo tanto, no podemos engañarnos acerca de las motivaciones que los impulsaron, ni de la entidad de sus protagonistas. Ellas están directamente vinculadas con la guerra mundial por los recursos que tiene como escenario el mundo subdesarrollado.

Esta vez fue el turno de Bolivia.

Nació en Villa María, Córdoba, Argentina, en 1953. Es profesor de Historia recibido en la Universidad Nacional de Córdoba. Alterna sus vocaciones entre los estudios históricos, el teatro y la literatura. Es actor desde los 17 años. Protagonizó más de cuarenta obras teatrales y la miniserie televisiva EDÉN. Obtuvo el Premio Trinidad Guevara (1981) y participó en festivales nacionales e internacionales, entre ellos: El Festival Cervantino (Guanajuato, México, 1983) y el Festival de Caracas (Caracas, Venezuela,1983). Sus notas de análisis político e investigación histórica han aparecido en diversos medios. En 2010 publicó, en colaboración con Jorge Piva, el ensayo epistolar "De Kirchner a Perón, ida y vuelta".

5 comentarios

  1. Sr. Benitez: cuando alguien quiere defender la democracia, debe construir su comentario o crítica democráticamente, por lo que esperamos su análisis sobre las bestialidades, violaciones, asesinatos múltiples, torturas,incendios de viviendas de partidarios y familiares de Morales, perpetrados por el régimen Nazi de Jeanine Añez con el apoyo indisimulado de los EEUU. Allí encontraría ud. algo del equilibrio que ha perdido.

  2. Estamos hablando del tercer mandato de Evo Morales, la Constitución boliviana solamente establece dos mandatos seguidos, el tercero ya fue una violación y para intentar entrar en un cuarto, realizó un referendo a nivel nacional consultando si podía, ganó el NO (21F) ¿Ignoramos que un referendo responde al mandato de la gente, si no cual es el propósito?. Se habilitó para postular a un cuarto mandato a través de una corte manipulada por sus tentáculos de poder, donde solamente vemos una parte de la toma de poderes independientes que realizó Morales. Pese a que Morales no debería participar en las últimas elecciones, lo hizo, y cual fue el resultado, ELECCIONES FRAUDULENTAS, y aunque quieras negarlo, auditadas por la OEA con confirmación de fraude ¿Acaso nos convertimos ciegos, sordos y mudos, cuando estos informes no respaldan nuestra opinión? ¿Ignoramos la auditoría de una comitiva de diferentes países? ¿No es suficiente para enardecer a un pueblo que ya venía siendo atropellado? Ahora hablemos del Gobierno de CATORCE AÑOS de Morales, ¿Ignoramos que se incrementó el cultivo de coca permitido en 800%? ¿Ignoramos que este incremento solo se justifica en un 15% por el consumo nacional, que sucede con el resto? ¿Ignoramos la represión a indígenas en Chaparina y el TIPNIS? ¿Ignoramos que Morales prometió que a un muerto el se retiraba de la presidencia, en CATORCE AÑOS acumuló más de 80? ¿Ignoramos la constante publicación de sindicatos de trabajadores del Estado, que denuncian que en la duración de CATORCE años de Gobierno fueron obligados a participar y aportar economicamente al partido de Gobierno? ¿Ignoramos la lucha pacífica que duró más de 21 días cuando se evidenció el fraude electoral? ¿Ignoramos los CUATRO muertos que existieron durante este periodo a manos de militantes del partido de Gobierno, queriendo reprimir las protestas pacíficas? ¿Ignoramos que existe evidencia forense que OCHO muertes de las últimas represiones, se dieron por armas que ni las FFAA ni la Policía manejan, y DOS de estas se dieron por balasos que ingresaron por la nuca, es decir por detrás? ¿Ignoramos la presencia comprobada de militantes de las FARC en Bolivia?

    Se puede evidenciar, que las opiniones vertidas en este artículo son dirigidas, existe falta de información. Por eso mi amigo, antes de emitir, y poder ser catalogada como una opinión educada, te recomiendo buscar más información y educarte, no te conviertas en una persona ciega y sorda, que solamente recaba la información que respalda su opinión. Uno de los principales errores de los que respaldan que existió un golpe de estado en Bolivia.

  3. Pero el golpe al segundo mandato de Morales, no cuestionable ni cuestionado nunca, sigue sin encontrar ninguna justificación. El fraude no está certificado ni siquiera por la OEA, más allá de sus deseos mi amigo. Y el autoritarismo es tan evidente y brutal en la represión actual (que Morales nunca ejerció sobre nadie) que debería ud. atribuirlo a Jeaninne Añez para encontrar algo de racionalidad. Mis respetos.

  4. Cuando la derecha reaccionaria utiliza con triquiñuelas las instituciones para derrocar a gobernantes (como en el golpe legislativo del Paraguay de Lugo y en el juicio político del Brasil de Rousseff) se justifica y argumenta que se utilizaron mecanismos previstos en el orden jurídico y que, por lo tanto, todo es legal.

    Pero en Bolivia, a pesar que también se legitimizó la reelección de Morales con decisiones también institucionales (la Corte Suprema permitió la reelección de Morales y recientemente el tribunal electoral convalido su victoria en las elecciones por más de 10% de los votos sobre el segundo candidato), aquí no parece servir de nada y se promueve el golpe de estado.

    Parece ser que para la derecha reaccionaria, los militares, los evangelistas fundamentalistas, los empresarios, todo se justifica con tal de derrocar a gobiernos nacionales y populares. Una verdadera vergüenza de estos inmorales.

  5. Lo que no se respeta fue su falta de respeto a la democracia, su fraude y autoritarismo. Hubo progreso. Sí. Restableció los derechos de los indígenas. Sí. Pero su autoritarismo su irrespeto por el referendo, los votos del pueblo. y por los de herencia europea.

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