Gracias, José Saramago

¿Por qué José? ¿Por qué Saramago?

Existen momentos en los que las palabras no abarcan, ni comprenden, o ni siquiera soportan la coincidencia; es allí, desde aquel lugar en el que nace la inspiración, donde confluyen los espíritus, donde se comprenden las esencias. De este modo conectamos con los grandes, a través de sus textos y más allá de ellos, porque eligen las palabras adecuadas como manjares exquisitos de alta cocina, y en nosotros se encuentra la responsabilidad de apreciarlas, de cuidarlas, de alimentarlas… A aquel lugar del que os hablo, a ese [bctt tweet=»la inspiración vive en un valle… » username=»hispanicla»]valle en el que habita la inspiración, retornan los que, como tú, querido José, os debéis al arte.

Más que tristeza, hoy, siento un enorme agradecimiento: el que eternamente te entregarán mis ojos mientras lean tus libros. Porque leerte es aprender de ti, y más allá de ti, y también contigo. Recuerdo aquel día en que cerré mis ojos para observar tu mundo ensayado y ciego, o aquel momento en que cerré la puerta de la tradición para imaginar tus propuestas, creadas por una búsqueda incesante, atravesadas por la daga de la intemporalidad y la revolución. No me planteo si comparto o no tus opiniones, porque la forma, a veces, cuando está completa de arte, sobrepasa el fondo de las controversias.

No me pregunto ¿por qué tú?; ¿por qué la literatura?, debería preguntarme entonces.

Allí también, allí donde nace la admiración crece la poesía, y desde allí te digo “Gracias José”, en mi recinto de inspiración siempre existirá un lugar para beber de ti.

Laura Fernández Campillo. Ávila, España, 07/10/1976. Licenciada en Economía por la Universidad de Salamanca. Combina su búsqueda literaria con el trabajo en la empresa privada y la participación en Asociaciones no lucrativas. Sus primeros poemas se publicaron en el Centro de Estudios Poéticos de Madrid en 1999. En Las Palabras Indígenas del Tao (2008) recopila su poesía más destacada, trabajo este que es continuación de Cambalache, en el que también se exponen algunos de sus relatos cortos. Su relación con la novela se inicia con Mateo, dulce compañía (2008), y más tarde en Eludimus (2009), un ensayo novelado acerca del comportamiento humano.

6 comentarios

  1. Yo también me uno a esa república de lectoras y lectores que, sin conocerse, nos tocamos en las playas y acantilados de las palabras. Laura, ya me he apropiado de tus palabras y de los que antes que yo te leyeron, y en ellas y con ellas me quedo. Que es tal vez más que decir contigo.
    Un beso. Julio.

  2. Gracias por tu comentario Manuel. Cuando las personas comprenden esos puntos de confluencia que nos regala el arte surge algo muy bello. Es por eso que, como dices, el arte nos une por encima de las ideologías, en las que yo tampoco creo. La belleza del ser humano está más allá de las creencias temporales, pero el arte intemporal que nos regalan hombres como Saramago no tiene duda.
    Un abrazo Manuel!

  3. Precioso, Laura, hermoso tu agradecimiento a Saramago. Y yo comparto tus palabras, y mucho comparto la ficción y los inacabables fondos que están detrás de las fascinantes ocurrencias en los escritos de Saramago. Y como tú pienso que el arte y la creación nos unen por encima de las ideologías, en las que no creo ni creeré. Por eso Saramago -en mi opinión muy particular- rebasa su propia ideología. Él, como ser humano creador, es eterno, y será siempre recordado por su invención, por sus creaciones y por su proyección de demiurgo, que valen toda una vida. Gracias a Saramago y gracias a ti, Manuel

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