Icono del sitio HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

La crisis de la que nadie habla: las trabajadoras del cuidado en el hogar

El presidente Biden anunció recientemente un ambicioso plan de infraestructura que hará una inversión transformadora en los trabajos de hoy y del futuro, no simplemente reparando carreteras y puentes, sino también haciendo una inversión revolucionaria en la infraestructura que más necesitamos: las personas que trabajan duro todos los días para que nuestro país funcione y que nuestras familias estén seguras.

El plan de Biden invierte en algunos de los trabajadores más importantes pero a menudo olvidados: los trabajadores del cuidado.

Estas son las personas que cuidan a nuestros hijos, a nuestros seres queridos cuando están enfermos o son mayores, y a nuestros vecinos que viven con discapacidades. Son las niñeras, las enfermeras y los trabajadores de cuidado de la salud en el hogar, los héroes invisibles para millones de familias y para nuestra economía.

Según este plan, no hay duda de que Biden entiende profundamente que, hoy en día, la fuerza laboral de más rápido crecimiento en el país merece ser respetada, protegida y pagada.

De hecho, la fuerza laboral del cuidado está liderada por millones de mujeres, muchas de ellas latinas e inmigrantes, y el plan de Biden transformará sus vidas para bien.

En el sector del cuidado en el hogar, el 87 por ciento son mujeres y más del 60 por ciento son personas de color. Es un sector impulsado por latinas e inmigrantes, junto a mujeres de todos los orígenes y condiciones sociales.

Mejorar los trabajos de atención domiciliaria significa ayudar a las trabajadoras que sabemos que han sobrellevado la peor parte de la crisis de COVID-19.

Mujeres como Mónica Torres, una trabajadora de atención domiciliaria en Oakland, California, quien ha cuidado a pacientes en sus hogares por varios años y es la única que genera ingresos para sostener a su familia, incluidos sus tres hijos nacidos en Estados Unidos.

Mónica perdió su trabajo al comienzo de la pandemia y estuvo desempleada durante casi un año. Durante este tiempo, fue difícil mantener a su familia y pagar todas las cuentas cada mes.

Empoderar a las trabajadoras del cuidado en el hogar como Mónica impulsará nuestra economía, avanzará el camino hacia una recuperación justa después de la pandemia, y promoverá la justicia racial y económica que necesitamos. La infraestructura a menudo se considera la base de nuestra economía y comunidad, pero va mucho más allá de los ladrillos y el cemento que componen nuestras carreteras y puentes.

Nuestra economía funciona con eso y mucho más, y sabemos que sin trabajadoras del cuidado como Mónica, todos los demás no podemos salir de nuestra casa y regresar a trabajar.

Pero los trabajadores de la salud no son los únicos que verían sus vidas transformadas con este plan. En estos momentos, las personas mayores y los adultos con discapacidades a menudo luchan por encontrar y pagar la atención y los servicios de calidad que necesitan.

Nuestra población está aumentando, las personas viven más años y las familias buscan opciones asequibles, incluidas alternativas a los asilos para las personas mayores. Estos factores se suman a un aumento vertiginoso de la demanda de profesionales de la atención domiciliaria, y sólo hay 2.4 millones de trabajadores de cuidado actualmente.

En la década que va de 2018 a 2028, la industria de la atención domiciliaria deberá cubrir aproximadamente 4.7 millones de empleos para trabajadores del cuidado en el hogar. Y para 2030, es probable que haya una escasez de más de 100.000 cuidadores de personas mayores.

Pero incluso a medida que la industria del cuidado crece y crece, los trabajos son mal pagados, extremadamente exigentes y ofrecen muy pocas protecciones donde los trabajadores no tienen acceso a un sindicato.

En promedio, los trabajadores de atención domiciliaria ganan poco más de $12 por hora y el ingreso anual medio es de solo $17.200.

Este trabajo es una infraestructura crítica para nuestro país porque, con una base sólida para apoyar a los trabajadores de cuidados profesionales de Estados Unidos, todas las personas en esta nación pueden envejecer con dignidad y con acceso a cuidados de calidad a largo plazo.

Debemos dejar de tratar el cuidado como un sector laboral más, y comenzar a construir la infraestructura de cuidado a largo plazo sobre la que descansará nuestra economía durante los próximos años.

Y el presidente Joe Biden tiene un plan para hacer precisamente eso. El American Jobs Plan incluye una inversión de $400 mil millones para la atención domiciliaria, que creará un millón de buenos trabajos sindicales con salarios y beneficios que sustentan a la familia, al tiempo que se asegurará que los adultos mayores y las personas con discapacidades reciban la atención que necesitan.

Es hora de que las trabajadoras del cuidado como Mónica reciban un salario de al menos $15 la hora para mantener a su familia, tengan la opción de unirse a un sindicato con sus compañeros de trabajo para negociar un futuro mejor, y que su trabajo sea respetado y protegido.

También debemos abordar el hecho de que muchos trabajadores del cuidado como Mónica son inmigrantes que viven en las sombras o con estatus temporales y merecen un camino hacia la ciudadanía para garantizar su participación plena en nuestra economía, democracia y sociedad. Mónica llegó a este país cuando tenía 13 años y gracias a DACA ha podido trabajar para alimentar a sus hijos durante los últimos años, pero aún vive con el temor de ser separada de ellos por su estatus temporal. Debemos tener un camino permanente ahora, y le corresponde al Congreso convertirlo en realidad.

El American Jobs Plan es una oportunidad única en una generación para crear trabajos buenos, sindicales y que sostienen a la familia del futuro a través de un plan de empleos dirigido a nuestras mujeres latinas. Hacerlo ayudará a reducir la carga individual del cuidado de seres queridos para las familias, permitiéndoles regresar a sus respectivos trabajos mientras alguien se encarga del cuidado.

A medida que buscamos la salida a esta pandemia, necesitamos reiniciar nuestra recuperación y a la vez cimentar las bases para una economía que funciona para todos. Invertir en la infraestructura del cuidado logra exactamente eso. 

Rocío Sáenz es la vicepresidenta ejecutiva del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios – SEIU. 

 

 

Lee también:

California: se acaba el agua

Sueños ambiciosos, por Anthony Rendon

En defensa del derecho al voto por correo

Autor

Salir de la versión móvil