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La política fiscal mexicana y la deuda: desequilibrio en las finanzas

La política fiscal mexicana y la deuda externa

Foto: aidutxi

Hace años revisando la política fiscal del gobierno mexicano, concluí que la deuda pública era un mecanismo de financiamiento regular, en lugar de ser un mecanismo excepcional para cubrir el déficit, o sea que se gastaba más de lo que entraba.

El negocio del crédito

Lo comparaba en mis clases, y le explicaba a mis alumnos que en los hogares normalmente uno trata de fijarse un equilibrio entre lo que gana y lo que gasta, pero llegaron los bancos y animaron el déficit por medio de un crédito muy fácil y muy caro. Hay tarjetas que llegan a cobrar hasta el 30% anual mientras que dependiendo del país, si usted deposita en su cuenta de cheques no le pagan nada y le cobran comisión, pero si lo pone en ahorros y le pagan por ahí del 2% considérese afortunado. Entonces el negocio del crédito por medio de tarjeta es bastante generoso para los bancos.
Pues lo mismo sucede con las finanzas públicas. Algunos de los grandes tenedores de deuda pública son los bancos y empresas financieras de todo corte. Y como los gobiernos son glotones, tanto para pagar a sus burocracias para los servicios que tienen que proveer, hacer algo de obra, beneficiar a sus amigos y de paso robarse algo, se ha normalizado el déficit que se ve como otra constante económica y se definen parámetros para tolerar su nivel.
Habiendo entendido por qué se endeudan los países me quedaba la duda de hasta cuánto se pueden endeudar. La deuda personal la pueden fijar los bancos, pero ¿quién fija la pública? Al parecer son los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional los que determinan el nivel del déficit. Pero los países se lo pasan por el arco del triunfo.

La capacidad de pagar de un país

Algunos autores fijaban el nivel tolerable de la deuda según cierto porcentaje de ésta con el Producto Interno Bruto, o sea la fortaleza del país para pagar. Es un criterio similar al que establece qué porcentaje de sus ingresos es razonable que pague usted como renta.
Concluí entonces en un artículo, que el problema no era el tamaño de la deuda sino la capacidad que tenía el país para pagar. Claro está que hay que considerar mecanismos de refinanciamiento que modifican el peso de la deuda y que enriquecen a algunos coyotes de alto nivel, como algunos ex funcionarios muy cercanos a Zedillo, el empleo de ferrocarriles extranjeros que viene dar clases de nacionalismo.

En Estados Unidos

Analicemos el peso de la deuda pública en Estados Unidos, ya que siendo la mayor potencia económica mundial, su salud financiera impacta al mundo, a las monedas y las transacciones, ya que en parte al estar dolarizada la economía mundial Estados Unidos toma cierta deuda que no paga.
Cuándo se topa el límite de la deuda fijada por el congreso entonces hay un proceso legislativo para ampliarlo, lo que con Biden implicó amenazas de cierre del gobierno por el rechazo de los republicanos a otorgárselo para  con eso desestabilizarlo.
Yo concluí que debía haber un porcentaje razonable de la deuda en relación al PIB. En EE.UU. la deuda doméstica alcanza 34.62 trillones de dólares (doce ceros), el PIB alcanzó 29.35 trillones o sea que la deuda es 15% superior al valor de la economía, esto a reserva de que algún economista me corrija. El Fondo Monetario Internacional presiona a los países para que el déficit sea menor de 3% y en EE.UU.alcanzó en 2024 $1.833 trillones o sea el 6.24%. Para que vean que lo que no es parejo no es chipotudo. En un año pagó más de un trillón de dólares de intereses. Iba a comparar estas cantidades con el precio de bolillos pero llega uno a cantidades ridículas. Estas cantidades vulneran la soberanía ante los tenedores de deuda. En este caso el 66% está en posesión doméstica, y de ahí el 33% lo posee el banco de la reserva federal.

La deuda estadounidense, el Fondo Monetario y los BRICs

Cinco países poseen grandes cantidades de deuda estadounidense: Japón ($1.1 -trillón doce ceros-), China ($749.0 billones –nueve ceros), el Reino Unido ($690.2 billones), Luxemburgo ($373.5 billones y vaya a saber cuánto de esto está en las cuentas secretas de políticos y empresarios del mundo), y Canadá ($328.7 billones). Esto es lo que complica la geopolítica y porque la guerra económica contra China se encuentra ante el problema de qué pasaría si juega en el mercado parte de esa deuda.
Otro enfoque es dividir la deuda per cápita, o manejarla al nivel que podemos entender su impacto; cada estadounidense debe pagar $102,000 dólares equivalentes a 13,600 horas de salario mínimo (a 7.50 la hora), si trabaja 8 horas diarias, equivale a 1,700 días, 4.6 años de trabajo para pagar. O es el 28% del valor promedio de una casa que es de $359,892, aunque si lo vemos a nivel local, en Nueva York ($850,000) o California ($860,000).
En mi artículo analice que la deuda para ser “productiva” debía ser utilizada en proyectos, por ejemplo de infraestructura, que producirán recursos en el futuro que la paguen, pero en Estados Unidos, la nueva deuda sirve para pagar la vieja deuda y parte de su gasto corriente es improductivo, algo que Estados Unidos le prohíbe al mundo por medio del IMF y el Banco Mundial.
¿Cuánto tiempo podrá Estados Unidos seguir con esta dinámica de endeudamiento, especialmente ahora que los BRICs plantean la desdolarización y al igual que la Unión Europea crear su propia moneda? Cuando la estrategia china de pesar económicamente le quite la primacía mundial, posiblemente no tendrá la oportunidad de recomponer.

Si los imperios termina cayendo, es posible que la deuda sea un factor central lo que los derrumbe.
Mientras tanto si espera a los chinos, aprenda mandarín y compre yuanes o la moneda de los BRICs.

Autor

  • Investigador visitante en UT Austin. Chair, International Advisory Board for Immigration Studies. U.S.-Mexico Research Program. UCLA. Director asociado de la revista Araucaria. Director del semanario El Reto. Testigo experto en juicios de asilo político y para frenar deportación de mexicanos en Estados Unidos. Posdoctorado en Historia, University of California, Los Angeles. Doctor en Ciencias Política (UNAM). 35 libros publicados y más de 1,000 artículos. Traducido al inglés, francés e italiano. Pionero en varias áreas de investigación: análisis de redes políticas, estudios sobre humor político, democratización en México, temas fronterizos (agua, migración y seguridad) y sobre Crimen Autorizado.

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