La verdad sobre el trueque de autos viejos

Después de un año de ventas mínimas y la quiebra de General Motors y Chrysler, después de que sin fanfarria ni oposiciones ideológicas el Congreso aprobó entregar decenas de miles de millones de dólares a estas corporaciones automovilísticas, el plan Cash for Clunkers resultó la idea correcta en el momento preciso para disparar las ventas de automóviles nuevos, limpiar de inventario los parques donde se herrumbraban centenares de miles de autos y, de regalo, mejorar la imagen pública de la administración y de todo aquel que se pliegue a la fiesta.

Tanto gustó, que la semana pasada, mi hijo Uri soñó que compraba un auto nuevo. Quizás para él, quizás para su madre: un Honda Fit, o un Toyota Yaris. Autos pequeños, relucientes, de tecnología de punta, con gasto mínimo de gasolina y de precio, digamos razonable para un chico recién egresado de la universidad.

Quería usar el programa, llamado oficialmente CARS (Car Allowance Rebate System) y que, a un costo inicial de mil millones de dólares, duraría hasta el 1 de noviembre o permitiría la venta de 250,000 unidades nuevas.

Sólo que, como todos saben, el dinero se terminó antes. De hecho, muy pocos días después de que los concesionarios comenzaran a operar el programa. Fue sorprendentemente exitoso y su popularidad llevó a declaraciones de alta satisfacción y de que el objetivo real era mejorar el medio ambiente y reducir la contaminación al eliminar del mercado autos de bajo millaje para reemplazarlos con otros de alto millaje.

Digo eliminar, porque el plan CARS es terminante: como condición para que los concesionarios reciban el dinero del gobierno, deben en sus propias instalaciones destruir el motor del automóvil echándole, en lugar de aceite, vidrio líquido.

Tal fue el éxito, que el Congreso aprobó más millones para el programa y éste se reanudó a toda marcha.

Claro que en el camino se tergiversaron los planes.

Querían beneficiar a las empresas estadounidenses, pero los principales fabricantes beneficiados fueron los japoneses.

Querían sacarse de encima camionetas y SUV: para eso, las regulaciones fueron que era suficiente con que el millaje del nuevo auto superase al del “viejo” en 2 (dos) millas por galón, digamos, un 10%. Y como todos los modelos nuevos de las camionetas, Vans y SUV tienen mejor millaje que los anteriores, eso significaba beneficio directo para el fabricante. Pero los principales modelos comprados fueron los autos chicos, de baja cilindrada y bajo consumo de gasolina.

Aquí están los autos nuevos más preferidos para el trueque:

1. Ford Focus

2. Toyota Corolla

3. Honda Civic

4. Toyota Prius

5. Toyota Camry

6. Ford Escape: El Escape con su motor base de cuatro cilindros y 2.5 litros (171 caballos) ofrece un rendimiento de 19 y 25 mpg en ciudad y autopista respectivamente.

7. Hyundai Elantra

8. Dodge Caliber: El modelo base posee un motor de cuatro cilindros y 1.8 litros (148 caballos) y una eficiencia de 24 y 30 mpg en ciudad y autopista respectivamente.

9. Honda Fit

10. Chevrolet Cobalt

El plan no es nuevo y siguiendo el modelo utilizado en Alemania, se estaba negociando en el Congreso durante meses, impulsado por la congresista demócrata de Ohio Betty Sutton, cuya versión, a grandes rasgos, es la que se aceptó. Una segunda versión, preferida por la senadora californiana Dianne Feinstein, tenía requerimientos ambientales más estrictos, o mejor dicho, más reales, pero no fue favorecida.

Volviendo a mi hijo Uri y sus sueños de auto nuevo luego de tanto tiempo de conciencia ecológica, no se lo cambiaron, porque los autos que compramos en la familia son de buen millaje. Es decir, nos castigaron por tener conciencia del medio ambiente. Y premiaron a aquellos que durante años compraron monstruos que intimidan en las carretera y despiden en la atmósfera más gases venenosos. A ellos, los 4,500 dólares. A nosotros, nada.

Otra cosa sobre el supuesto beneficio al medio ambiente. Si cambia su “carcacha” que gasta un galón de gasolina cada 18 millas, a raíz de 19.4 libras de CO2 por galón (según datos hallados aquí) producirá dos toneladas de CO2 menos en un año cuando cambie por el auto nuevo que recorre 27.5 millas (el termino medio dictado por la industria automovilística para autos de pasajeros) por galón, considerando que manejara 12,000 millas en ese año, otro término medio industrial. Si multiplica el ahorro personal que usted generará al medio ambiente por la cantidad de autos que vendrá el programa, 250,000, le costará al gobierno 175 dólares dejar de producir (“Perdí de ganar”, decía mi abuelo) cada una de esas toneladas de CO2.

Mm. Pero según el Washington Policy Center el costo, al menos en Europa, de una tonelada de CO2, es de 17.50 dólares. O sea que el Tio Sam pagará diez veces más. No parece muy buen negocio. Aquí hay más datos sobre la ineficiencia del programa.

En vez de darnos dinero para comprar un auto nuevo, qué tal si nos dan los 4,500 para comprar bicicletas, pintar los techos con un color claro que reflecte los rayos solares, colocar ventanas térmicas en las habitaciones (hay un crédito de hasta 1,500 dólares en el presupuesto hasta 2010), comprar focos eléctricos de alta duración?

¿Qué tal si nos daban el dinero para pagar nuestras deudas, pasar este período de emergencia? ¿Qué tal si junto con el dinero del automóvil nos daban un pase anual para el autobús o el tren, o el metro local?

¡Ah, eso no!, porque atenta contra el principal y ya mencionado objetivo del programa: vaciar de camionetas, autos grandes y otros troncos los parques de estacionamiento.

El programa da dinero gratis del gobierno para sacarle de encima a la industria modelos invendibles, inservibles.

Lo dice el mismísimo Wall Street Journal:

These new proposals have clarified the real purpose of the effort. What started out as a scheme to entice owners of gas-swilling sport-utility vehicles to switch to high-mileage hybrids or small cars is morphing into a more industry-friendly effort to subsidize the clearance of some 400,000 large pickup trucks now sitting on dealer lots.

Pero, ¿cuáles son los lineamientos del plan? Esto está en todas partes. El sitio del gobierno enfatiza que:

• Su vehículo debe tener menos de 25 años de edad (¿por qué).

• Para recibir el regalo del Tio Sam, debe comprar un auto nuevo.

• Su auto viejo debe tener un millaje de 18 millas por galón o menos o de 16 para camionetas y autos tipo SUV.

• Su auto debe haber estado en uso en el último año.

• Su vehículo viejo debe ser deshechado y no ser vuelto a usar como tal. Una vez destruido el motor con vidrio líquido, se pueden vender las partes durante 60 días, lo cual generará, como se ve aquí, ganancias para varios.

¿Más preguntas? ¿Problemas? Busque aquí y aquí y aquí algunas respuestas. Para más datos sobre el millaje de su auto (o el de su vecino, que a usted le gusta), busque aquí.

Para terminar de gran manera, aquí hay un vídeo explicativo del dramático momento en que un auto viejito es asesinado:

Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito.
Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio.
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Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then.
Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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