En 2006 cuando Felipe Calderón comenzó a manifestar sus intenciones de combatir al crimen organizado, sus discursos se caracterizaban por utilizar la primera persona. Decía “mi estrategia”, “mi proyecto”, “mi idea” etcétera. Con el paso del tiempo, el discurso se fue transformando hasta llegar a lo último que es asumir que el problema es de “todos”.
Definitivamente, este cambio en su discurso es la aceptación del fracaso que ha tenido “su” estrategia de combate al crimen organizado. Ahora, Felipe Calderón hace un llamado a los diversos actores sociales, para que aporten ideas que conduzcan a posibles y viables soluciones.
En efecto, es una excelente idea. Y ojalá se tomen las propuestas que ahí se viertan para comenzar a darle un giro a su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Porque no cabe duda, que los capos de la mafia han logrado colocar de forma eficaz la idea del terror en todo el país. Ellos, los criminales, le han dado una paliza a Calderón y este no ha tenido la capacidad para salir a flote.
Y como bien se expresó en el primer encuentro con líderes de opinión y académicos, Calderón no sólo ha fracasado en la batalla de las balas y la sangre, definitivamente su fracaso es visible también en materia de información y comunicación.
En más de una ocasión, ha recriminado a los medios de comunicación por ser los mensajeros del crimen, pero también como lo vimos la semana pasada, los delincuentes han declarado la guerra a los medios. Lo que quiere decir, que los medios de masas han quedado en medio del fuego cruzado.
Lo que ha sobrado en los medios de comunicación es violencia, sangre y terror, pero ha faltado información del gobierno.
Lo malo, es que cuando las instancias de comunicación social se atreven a dar una información lo hacen mal, como fue en el caso de la pésima conferencia de prensa de los militares cuando quisieron explicar la causa de la muerte de los jóvenes asesinados en el Tecnológico de Monterrey, así como el montaje para explicar el artero asesinato de los niños Bryan y Marín Almanzán Salazar.
Pero, si existiese una adecuada estrategia de comunicación social por parte de las instituciones de seguridad, seguramente se podría enfrentar con mejores armas discursivas los embates del terror causado por el crimen organizado.
Por más delicada que fuese la información sería bueno que se nos dijera cómo fue que se decidió presentar el cadáver de Beltrán Leyva en una situación tan deplorable. Saber cuáles han sido los éxitos reales de los trabajos de inteligencia. Tener un manual que obligue la respuesta inmediata en el caso de muertes accidentales y no darle un sentido de burla al llamarle “daños colaterales” y quedarse con los brazos cruzados.
La guerra emprendida, si bien ha fracasado en sus resultados, esto no quiere decir que no tenga la posibilidad de recomponerse. Como lo he expresado en este espacio en más de una ocasión, es necesario atacar las estructuras financieras de los capos, para disminuir su músculo de movilidad y operación, pero al mismo tiempo el gobierno tiene que dotar a los medios de mayor información.
Porque lamentablemente, la falta de ésta ha obligado a que empresas como TELEVISA se aprovechen de la coyuntura y decida cancelar la transmisión de un programa de periodismo de investigación so pretexto de una falta de seguridad y garantía del ejercicio periodístico.
Si en verdad Felipe Calderón quiere corregir su error, debe dejar la soberbia y escuchar todas las voces, inclusive la de sus adversarios políticos que seguro, algo podrán aportar. Por lo pronto lo único que le queda ante el fracaso de su guerra en las calles, es dar la batalla con información, porque nada es más contundente que hablar y actuar con la verdad.