A casi un año del surgimiento de la pandemia, más de 28 millones de estadounidenses ya han sido infectados por COVID-19 y alrededor de medio millón han muerto.
Las enfermedades no discriminan de por sí, pero la manera en que estamos organizados como sociedad y nuestros prejuicios generan desigualdades y discriminación que claramente afecta a ciertos sectores en particular. Eso quedó en evidencia en los últimos meses en que el COVID-19 ha golpeado a grupos raciales y étnicos específicos.
Los afroamericanos representan un 39% de los que han muerto a causa del virus en los Estados Unidos. En Los Ángeles, hasta hace poco el epicentro de la pandemia, 55% de los fallecimientos han sido de Latinx. Y, comparados con blancos, los pacientes de origen chino tienen una probabilidad más alta de morir de casi 1.5 veces.
La desproporción de muertes relacionadas con COVID-19 entre las minorías raciales y étnicas estadounidenses fue el tema central que se exploró en una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services, el 12 de febrero.
En la reunión, participaron el Dr. Daniel Turner-Lloveras, ex profesor de medicina en la Universidad de California Los Angeles (UCLA) y fundador de la Coalición Latina Contra el COVID-19; Virginia Hedrick, directora ejecutiva del Consorcio de Salud Urbana Indígena de California; el Dr. David Carlisle, presidente de la Universidad de Medicina y Ciencias Charles R. Drew; y Adam Carbullido, director de Política y Promoción, de la Asociación de Organizaciones de Comunidades de Salud Pacífico-Asiáticas.
Vacunas
Las desigualdades entre los grupos, que se han venido manifestando en tasas de infecciones y muertes, ahora parece darse también entre quiénes reciben y quienes no reciben las vacunas. Pero la información es imprecisa ya que solo 20 estados están reportando data que ayude a comprender la dimensión del problema y a resolverlo.
“El primer paso en resolver la distribución desigual de las vacunas del COVID-19 es asegurándose que todos los estados estén documentando la data racial de quienes las reciben para intervenir apropiadamente,” dijo el Dr. Turner-Lloveras.
Amplios sectores de la economía comienzan a reabrirse nuevamente con el peligro que esto implica. Un peligro que es particularmente más evidente para minorías raciales que son las que, por sus características sociodemográficas, tienen trabajos en el sector de servicios que más las exponen al virus.
“En veinte estados, el porcentaje de afroamericanos que recibieron la vacuna COVID es la mitad o menos que la proporción de casos de afroamericanos con COVID,” explicó el Dr. Turner-Lloveras.
De California no se sabe porque el estado no ha reportado esta data. Pero las diferencias más grandes se dan en Delaware en donde solamente 6% de todos los que fueron vacunados son afroamericanos, mientras que 24% de todos los infectados pertenecen a esta minoría racial. En Louisiana la desproporción es de 13% y 34%, respectivamente; y en Mississippi es de 17% a 38%.
Reticencia a vacunarse
Aunque las estadísticas disponibles sobre quiénes reciben las vacunas son claras y generan preocupación, por otro lado, hay que considerar que hay algunas personas que no quieren vacunarse.
Aunque no haya evidencia científica que justifique temores a posibles efectos negativos de las vacunas Pfizer o Moderna, para muchos estos temores están asociados con la memoria histórica de los experimentos de Tuskegee en los que toda una comunidad fue engañada.
“Necesitamos tener conversaciones abiertas donde se pueda preguntar sobre sus preocupaciones de desconfianza en la industria farmacéutica, su desconfianza en el gobierno”, sugiere el Dr. Turner-Lloveras. “Tienen que ser conversaciones en als que no se juzgue, tienen que ser abiertas… proveyendo información de manera que sea culturalmente sensitiva y en el idioma que hablen.”
Discriminación
Por otro lado, el problema del COVID-19 y el debate que surgió sobre sus orígenes ha generado otros problemas, particularmente para la comunidad asiático-americana, que no son necesariamente de salud.
Aunque reportes de la Organización Mundial de la Salud (WHO) han desmentido gran parte de la desinformación que fuera producida y fomentada por el ex presidente Donald Trump, algunos estereotipos racistas persisten.
“Los asiáticos americanos han confrontado una pandemia dual…,” explica Adam Carbullido. “Los pacientes y proveedores asiático-americanos están reportando que el racismo y la xenofobia son un desafío, encima de experimentar el temor por la pandemia y la alta tasa de infección en nuestra comunidad.”