El caso de Jack Teixeira, el miembro del ala de inteligencia de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts sospechoso de divulgar en internet numerosos documentos militares altamente secretos, es potencialmente un escándalo mayor que estalla a las puertas de la Casa Blanca. Revela fallas en varios niveles del gobierno.
Teixeira, de 21 años, fue arrestado bajo el Acta de Espionaje la semana pasada en casa de su madre.
Las ramificaciones de los ya bautizados “Papeles del Pentágono” aún están en sus comienzos pero desde ya revelan graves problemas en su custodia.
Ponen en evidencia los efectos destructivos de la división política y social en el país.
Los documentos son de naturaleza militar y política: el estado de las fuerzas armadas estadounidenses; la grave situación del ejército ucraniano; información de que Estados Unidos espía países aliados como Israel y Corea del Sur; datos sobre la salud de Vladimir Putin, y la división interna en Rusia respecto al desarrollo de la guerra.
Su publicación peligra fuentes vitales para los intereses estadounidenses.
La filtración de los documentos comenzó de manera inocua en el chat de un pequeño grupo de jóvenes en la plataforma de videojuegos Discord donde los envió inicialmente Teixeira. Luego aparecieron en el panel de mensajería en línea 4Chan, la aplicación de mensajería global encriptada Telegram y Twitter. Circularon libremente, reproducidos y republicados, y nadie en el gobierno se dio cuenta.
Teixeira no debía haber tenido acceso a ellos. Esto habla muy mal de cómo se cuidan estos documentos y quién tiene acceso a ellos.
Más aún: los primeros en encontrar a Teixeira y llegar a su domicilio fueron los reporteros del New York Times y el Washington Post, y no las agencias de inteligencia federales, que llegaron al lugar dos horas después, meses después de que comenzaron las filtraciones, en octubre pasado.
Teixeira no fue un denunciante (whistleblower) ni estuvo al servicio de otro país. A diferencia de las revelaciones de Edward Snowden, Chelsea Manning y otros, no obraba por oponerse a las políticas gubernamentales, ni para descubrir abusos contra los derechos humanos, sino para jactarse ante sus amigos en línea.
Es sintomática entonces la defensa que de él hizo en Twitter la congresista Marjorie Taylor-Greene, líder de la extrema derecha dentro del partido Republicano, por ser “blanco, varón, cristiano y pacifista”. Implicó que el “régimen de Biden” es el “verdadero enemigo”.
Su comentario fue bienvenido por el ala MAGA pro Trump del partido Republicano. Que este lamentable caso se convierta en parte del ataque del ala MAGA republicano contra el gobierno es inaudito. Es una demostración más que en su fiebre de rencor y resentimiento su idea de patriotismo es severamente errónea.