Icono del sitio HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

A propósito del Nuevo Orden Mundial

Nuevo Orden Mundial

Existen temas que han suscitado el interés de gobernantes y gobernados desde los albores de la civilización. Se trata de las formas de gobierno y el alcance del poder, como el nuevo orden mundial.

El instinto gregario sumado a la individual observación, permitió al hombre primitivo percibir que se recolectaban más frutos y se cazaban más piezas si se actuaba en grupos. Tampoco tardaron en percatarse de la necesidad de tener un jefe que dirigiese a todos ya por designio divino o fortaleza física o empírica sabiduría, o todas a la vez.

No fue sino natural que las organizaciones de familias, tribus y clanes que dominaban en una región viesen con codicia otras tierras porque tenían abundancia de cacería. Porque para los practicantes de la agricultura poseían mejores tierras y agua. O bien, conociendo el valor de la sal como conservador de carne y sabroseador de alimentos, detentaban yacimientos del mineral.

Así, afloraron contradicciones que los gobiernos de entonces resolvieron mediante las guerras que suponían para el victorioso el dominio de la sociedad del perdidoso, el usufructo de sus riquezas y la esclavitud de los sobrevivientes. Nacía el modo de producción esclavista, cuyo máximo exponente fue la nación romana, cuya vigencia como Monarquía, República e Imperio duró un milenio.

Pero no siempre la guerra fue el medio directo de dominación porque hubo uniones concertadas y de beneficio mutuo, ejecutados con el mismo fin. En todo caso, había un elemental orden internacional impuesto o acordado.

Lo que deseamos apuntar con este apretado retrato antropológico y político es que la universalización del poder es una inevitable tendencia de la humanidad que opera en contradicción con la tendencia hacia la fragmentación que deriva hacia el poder regional.

Se trata de procesos más o menos constantes, que abrigan fuerzas contradictorias -centrípetas y centrífugas- que concluyen de una forma u otra. Unión o desunión, pareciera que se trata de un desenvolvimiento dialéctico perenne.

Es dentro de este marco que deseamos hacer unas consideraciones relativas a la denuncia de un perverso Nuevo Orden Mundial, la mayoría de ellas realizadas desde sectores retardatarios, conservadores e individualistas a ultranza, como la aparecida en un reciente artículo del periodista y miembro de la John Birch Society, William F. Jasper, “Dirigir el transtorno” (10/8/2020).

No obstante, también hemos leído opiniones de personalidades progresistas dirigidas al mismo reclamo pero por otras razones y ¡ojo!, debemos ser prudentes con este adjetivo de “progresista” porque según las tesis conspirativas reaccionarias ello es sinónimo de comunista y no como lo entendemos: un calificativo que alude a personas que alientan el progreso de la humanidad en un ambiente libre y de justicia social.

Jasper sataniza la Revolución Francesa, para nosotros, la madre de todas las revoluciones liberadoras, ya que no fue el resultado de la acumulación de contradicciones sociales que duraron siglos, no, según él, fue producto de la puesta en marcha de una conspiración milimétricamente calculada por Luis Felipe de Orleans y cita al historiador británico John Dalberg (Lord Acton) del Siglo XIX diciendo que para ello contó con “gerentes ocultos” y probablemente masones de la Logia del Gran Oriente.

Para estos caballeros de ayer y de hoy, fueron unos gestores privados -quienes desde la sombra- dirigieron la Revolución Francesa y no el activismo político militante de las corrientes políticas representadas por Mirabeau y Lafayette, o por Danton y Robespierre, o Barnave y Duport. Mucho menos aún la acción del pueblo parisino que tomó La Bastilla.

Tampoco habrá sido para ellos decisiva la influencia del pensamiento de los más de cien enciclopedistas que entregaron los 28 volúmenes de la “Enciclopedia o el Diccionario de la Razón y las Ciencias”. Como en un guión de película despachan a la Revolución más importante en el desarrollo de la humanidad, la misma que nos dejó la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Hacemos énfasis en que se trata de una Declaración Universal. Tal vez podamos decir que en ese momento comenzó el intento de un Orden Nuevo para la Era Moderna que ya existía, sí, pero sin un enunciado dogmático de los derechos humanos y mucho menos con la garantía de su ejercicio.

Continuamos dentro de la misma línea discursiva, aseverando que el choque entre las tendencias globalistas y regionalistas siempre ha estado presente por imperativo dialéctico. Es la dinámica de la contradicción: general y particular, continente y contenido.

Fueron muchos los muertos de la Gran Guerra (1914-1918) que, por otra parte, también dejó beneficios o acaso no fue la que terminó con los Imperios que dirigían al planeta: el Alemán, el Austro-Húngaro, Británico, Francés y Turco. Sin embargo, más allá de eso, la Primera Guerra Mundial acicateó la preocupación por una paz duradera.

El presidente estadounidense Woodrow Wilson tuvo la iniciativa de proponer la Sociedad de las Naciones cuyo acuerdo de creación se incluyó en el Tratado de Versalles en 1919. La organización trastabilló comenzando porque el Congreso de EE.UU. no confirmó la adhesión. No obstante, funcionó en Europa hasta que se debilitó su actuación como consecuencia de la depresión económica de 1929 y, en lo adelante, fue incapaz de mantener la paz. El resultado fue una Segunda Guerra Mundial en la que la Alemania Nazi, fuerte y rearmada, retaba al mundo.

El 24 de octubre de 1945 se firma en San Francisco, California, la Carta de creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con 51 países firmantes. Hoy son casi 200.

Su finalidad es garantizar la paz y la seguridad, mejorar el nivel de vida y defender los derechos humanos de las naciones que la integran.

Ustedes, amigos lectores, nos dirán si hay o no implícito un Orden Mundial en la normativa y las instituciones que hacen parte de la ONU. Más aún, son muchas las opiniones que hablan de que es insuficiente lo que la ONU logra como entidad universal que a diario trabaja por el alcance y sostenimiento de la paz en el mundo. No obstante, no sería fácil encontrar a alguien que clame por eliminarla, aunque si hay quienes piden reformarla para ampliar sus capacidades.

De manera que nos parece extraviada la propuesta del combate absoluto contra iniciativas universales. En nuestra apreciación, son muchas las ideas positivas en este sentido, como la renta básica universal del economista Jeremy Rifkin, o la sostenibilidad global de Joham Rocktsröm, o los límites del desarrollo (Tesis del Dougnut) de Kate Raworth.

Tal vez nos parezca poco lo que hace la ONU por los derechos humanos –que no lo es- pero si consideramos que se puede hacer más aun, entonces es incorrecto atacarla, siendo lo procedente activar su reforma para hacerla más eficiente. Sin embargo, tengamos claro que ello significa aumentar la dosis de orden mundial.

Creemos que el problema está en la partidización política que ha llegado a extremos de incluir temas escabrosos e inverosímiles para mezclarlos con la denuncia del Nuevo Orden Mundial.

Naturalmente que existe una élite económica, financiera y política que siempre ha procurado manipular países y al planeta mismo para dar satisfacción a sus intereses. No hay nada extraño en eso. Se reúnen en grupos y clubes con nombres de sitios y hoteles, y afinan conclusiones.

En los EEUU los hombres del acero, los ferrocarriles, el petróleo, la banca y la electricidad, -después de la Guerra Civil- Carnegie, Vanderbilt, Morgan, Rockfeller, Westinghouse, tomaron el control de la economía y la política. Con el tiempo los principales partidos se percataron de que estaban en sus manos y comenzaron a legislar contra los monopolios.

En Europa, desde mediados del Siglo XVIII, Mayer Amschel Rothschild colocó a sus cinco hijos como principales banqueros en Frankfurt, Viena, París, Londres y Nápoles. Desde entonces y hasta nuestros días, la familia tiene a su cargo negocios de banca, tecnología, agricultura, transporte y hotelería. Se dice que el 45% de la riqueza del mundo les pertenece y que los únicos países en los que no existen intereses de los Rothschild son  Abjasia, Bolivia, Corea del Norte, Cuba, Irán y Siria.

También están los multimillonarios de nuevas generaciones como Jeff Bezos, Michael Bloomberg, Warren Buffet, Bill Gates, Carlos Slim, George Soros y Mark Zuckerberg. Están vinculados con instituciones financieras, producción de hard y software, patentes, laboratorios, cadenas noticieras, periódicos, ventas por correo. Algunos se vinculan al mundo científico como colaboradores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o contratando los gastos de medicinas y vacunas en proceso investigativo de varios laboratorios del orbe.

Por cierto, en octubre del 2019, conjuntamente con la Universidad de John Hopkins, Bill Gates organizó un seminario para tratar el tema de los virus y sus peligros y como a partir de enero del 2020, apareció el Covid19 extendiéndose como pandemia desde China, los partidarios de las tesis conspirativas encontraron “lógico” que Gates fuese parte de un inspirado complot para arruinar la economía y disminuir la población mundial.

Por otra parte, estos mismos teóricos de la conspiración del Nuevo Orden Mundial, incluyen también a China que viene de un vector de izquierda cuyo crecimiento y desarrollo económico se sustenta en la restaurada propiedad privada y el libre mercado que por allá, en los años ochenta, comenzó por atraer inversiones extranjeras con un esquema de aumentar su PIB mediante las exportaciones, lo que con el tiempo trajo suficiente riqueza a su país para crear un sólido mercado interno de más de la mitad de su población, esto es, 700 millones de habitantes que acuden al mercado de libre competencia, mientras que su gobierno sostiene políticas hacia afuera para añadir más millones de consumidores demandando sus productos.

No solamente se trata de políticas crediticias vinculadas a la adquisición de manufactura china, sino de proyectos como el de la Ruta de la Seda que unifica regiones enteras de tres continentes con redes ferroviarias, puertos y carreteras. A cada etapa del proceso corresponden nacientes empresas de producción y comercio con lo que surge un extraordinario aumento de las fuerzas laborales, crecimiento y desarrollo regional, a la par que aparecerán nuevos agentes económicos que nada tendrán que ver con las corporaciones monopólicas que vienen actuando universalmente desde la Guerra Civil Estadounidense (1865).

China también forma parte del BRICS, junto con Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Cinco economías emergentes que se unen buscando reformar el sistema financiero actual y para ello acuerdan políticas comunes. Apoyan el multilateralismo. Tienen su propio banco de inversiones. Este concierto de políticas entre cinco países alude a un orden universal, sin duda. Son importantes para todos, porque abarcan el 25% del PIB, el 43% de la población y el 20% de la inversión del mundo, eso hace poco probable que podamos escapar a su influencia.

Ahora bien, lo referido antes, acerca de grupos con mucho poder económico e influencia política es algo cierto e irrefutable, no obstante, nos parece desacertado mezclarlo con los Iluminati, una sociedad secreta de Baviera (Alemania) creada en 1776 que duró poco más de 10 años hasta su disolución, y cuyo objeto era acabar con el oscurantismo y la influencia religiosa en la vida política y económica.

Estimamos que el tema ha aflorado con fuerza porque ha sido llevado a la campaña electoral de EE.UU. para correr historietas que involucran a los Iluminati, con la frase “Nuevo Orden Mundial” que calzó el presidente Wilson en la presentación de sus “14 Puntos” para proponer la creación de la Sociedad de Naciones en 1919 en búsqueda del equilibrio entre los estados.

Más aún, lo ampliaron con ritos satánicos, extravíos de niños que son objeto de sacrificios y prácticas de pedofilia. Involucran a actores como Biden, Hillary y otros demócratas. Para demostrarlo muestran escenas de ignotos funerales, propagandas de pizzerías, fotos de cuchillos y charcos con sangre, escriben miles de líneas en las que mencionan hasta al Papa Francisco y, como prueba definitiva, exhiben una imagen de Hillary hablando con una niña o de Biden con una sentada en sus piernas, como si no pudiesen ser sobrinas o nietas. Pero, más aún, también insertan en paralelo una épica gesta del presidente Trump quien afirma que no permitirá el Nuevo Orden Mundial. Donald Trump, el campeón de la Liga de la Justicia.

Es preciso hacer unos deslindes: ¿Creemos o no en que el mundo puede ser mejor con una ONU mejor dotada de clara normativa y funciones eficientes, apoyada por todos los países?

Refiramos el problema que tenemos en nuestra patria, Venezuela. Un gobierno fallido, delincuente y cruel que tiene al país sumido en la peor crisis de su historia y, además, mantiene secuestradas las instituciones republicanas y con ello imposibilita una salida democrática. ¿No sería un asunto para ser dilucidado y resuelto por la Organización de Naciones Unidas?

Por supuesto, sabemos que ahora no puede solucionarlo porque su marco normativo no lo permite. Mas, ¿no sería esta una razón para desear tener un “orden mundial” capaz de hacerlo?

Si fuese así, no existiría esa oscura imbricación entre algunos venezolanos que andan detrás del presidente de EE.UU. pidiéndole una intervención militar para deshacernos del tirano que nos desgobierna. O es que, de verdad, estos desesperados connacionales piensan que si existiese el interés de hacerlo por parte del gobierno, siendo la potencia militar que es EE.UU., ¿estarían esperando por su solicitud antes de actuar? Ciertamente, no es así. Entendemos que si se produce una acción de ocupación militar sería porque ello fundamentalmente sirve a sus intereses nacionales.

Trump es un personaje del populismo conservador, de la derecha supremacista blanca norteamericana. Tiene un gigantesco ego y sueña con ver su busto esculpido en el Monte Rushmore (Dakota del Sur) acompañando a Washington, Jefferson, T. Roosevelt y Lincoln. Dudamos mucho que sinceramente esté sinceramente pendiente de Venezuela. Por supuesto, necesita muchos votos para superar a su contrincante del Partido Demócrata y ello lo tiene haciendo declaraciones que a veces insinúan que ocurrirá una intervención militar y otras no tanto, todo con el fin de conquistar el voto en estados como Florida cuyo peso en el Colegio Electoral es significativo.

Estas afirmaciones en modo alguno quieren decir que tenemos que seguir sufriendo el gobierno tiránico del Sr. Maduro. Para nosotros, todo indica que el aparato de gobierno entró en un proceso de desintegración irreversible. Cada vez tiene menos recursos financieros. El petróleo ya no produce ingresos, nadie cotiza impuesto sobre la renta, salvo los asalariados a quienes se los descuentan mensualmente. Los comerciantes burlan el IVA y los buhoneros no lo pagan.

La renta de la producción de oro en Guayana que se hace abusando del medio ambiente y sacrificando cursos de agua, tiene que ser repartida entre la guerrilla, los equipos de producción y los militares, ello luego de sacar el oro vía aérea para su refinación y posterior colocación.

Lo que queremos decir es que el neto que llega a la cúpula no es grandioso. También algo les queda en el trajín de ir y venir del mercado del dólar que permite liquidar beneficios y comisiones, observando que son ellos mismos quienes ponen los dólares a circular desde sus almacenes ocultos. Otorgan bonos con dinero electrónico e inorgánico que insuflan vigor a la inflación y queriendo halagar al pueblo sólo consiguen seguir alienándoselo porque los precios devoran los aumentos y el hambre no se sacia. El tejido social está resentido, divido y caótico. Dentro del PSUV y organizaciones afines hay descontento y rebelión.

Cuando por carencia de ingresos de divisas, dejen de entregar los muchísimos sobres con dólares a ministros y viceministros, Directores Generales, militares de alta y mediana graduación y, muy importante, a los equipos de escoltas que los acompañan día y noche, el régimen comenzara a rodar cuesta abajo al multiplicarse las deserciones.

La URSS pasó por un proceso similar hasta que, una semana de diciembre de 1991, ya no se presentaron los ministros y los generales en despachos y puestos de mando, y los que lo hicieron ya no tenían subalternos.

El gobierno de la URSS en Moscú, en cuestión de días, se vació como el agua que se escurre entre las manos. ¿Quién puede afirmar a pie juntillas que el gobierno de Maduro no correrá la misma suerte?

Pero, volviendo al tema del llamado Nuevo Orden Mundial, creemos que existe la amenaza de un colapso económico planetario por efectos de la pandemia del Covid19 que obligará a una nueva división internacional del trabajo entre estados grandes, medianos y chicos. Sólo que probablemente habrá variación en los roles de los actores principales.

Incluso existen cursos de confrontación que auguran tormentas. La cuestión es si resultará más equilibrado y menos opaco que el actual. Dicho sea de paso, la frase Nuevo Orden Mundial está asociada a lo oculto y perverso por la manera en que se ha ventilado en libros y films relacionados con temas esotéricos y torcidos, además, se ha vulgarizado porque Mr. Trump lo incluyó en la campaña electoral pretendiendo desacreditar a los Demócratas quienes, desde el presidente Wilson para acá, lo tienen asumido como algo vital.

No obstante, hay otros nombres que expresan similares ideas, tales como Mundo Globalizado, Mundo Multipolar Organizado, Poder Global. La búsqueda continúa. ¿Vendrá? ¿Será equilibrado y justo?

Eso es una incognita.

 

Autor

  • Fernando Vegas T.

    FERNANDO VEGAS T. Nació en Caracas, Venezuela en mayo de 1946. Casado con Violeta Clavaud. Tiene cuatro hijos e hijas, todos profesionales. Estudio Grammar y High School en los EEUU.  Obtuvo el título de Abogado en la UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) de Caracas, el 18 de mayo de 1971. Tiene un Magister Scientiarum en Integración Internacional Económica en la misma UCV y una Especialización en Solución de Conflictos en el INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS PARA LA DEFENSA NACIONAL (IAEDEN) de Venezuela. Entre los años 1971 y 1979 fue profesor de Sociología del Derecho en la Escuela de Derecho de la UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV). Es autor de dos novelas publicadas por Editorial Planeta: “LA VENGANZA DE LA MEDIA LUNA”, 1999, y “ALIANZA PERVERSA”, 2004. También: “COLOMBIA, LA PAZ SE NEGOCIA NO SE CONQUISTA”, Editorial Panapo, Caracas, 2007. Entre 2005 y 2015 fue magistrado del TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA de Venezuela como miembro de la Sala Electoral. Durante el período 2013-2014 presidió la Sala Electoral y fue Primer Vicepresidente de la Junta Directiva. FERNANDO VEGAS T. was born in Caracas, Venezuela on May 11, 1946. Married with Violeta Clavaud. Has four professional sons and daughters. He studied Grammar and High School in the United States. His grade of lawyer was achieved in the UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV) of Caracas in May, 18, 1971. He also has a Master Degree in International Integration of Economies in the same UCV and a Specialization in Solution of Conflicts in the INSTITUTE OF HIGH STUDIES FOR THE NATIONAL DEFENSE (IAEDEN) of Venezuela. Between 1972 and 1979 was professor of SOCIOLOGY OF LAW in the Law School of the UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA (UCV). Author of two novels published by Editorial Planeta: “LA VENGANZA DE LA MEDIA LUNA” (Revenge of Half Moon), 1999, and “ALIANZA PERVERSA” (Perverse Alliance), 2004. Also: “COLOMBIA, LA PAZ SE NEGOCIA, NO SE CONQUISTA” (Colombia, Peace has to be Negociated and not Conquered), Editorial Panapo, Caracas, 2007. Between 2005 and 2015 was Justice of the SUPREME TRIBUNAL OF JUSTICE OF VENEZUELA, as member of the Electoral Chamber. During the period of 2013-2014 chaired the Electoral Chamber and was First Vice-president of the Board of Directors.

    Ver todas las entradas
Salir de la versión móvil