Once aforismos de Rafael Carvajal y una frase para recibir 2020

El Año Nuevo es una fecha de buenos deseos, de promesas, de evaluaciones y reconciliaciones con la vida. Es una fecha en la cual desandamos el pasado buscando ese ayer que extrañamos y que llamamos recuerdos. Allí habita la nostalgia de momentos que vivimos, de sueños que tuvimos y se asoma juguetona la esperanza de que un ‘nuevo año’ nos traerá las más bellas vivencias para recordar.

La conciencia es eso que nos hace sentir mal cuando la pasamos bien.

Generalmente tenemos la costumbre de dejar la muerte para lo último.

Los políticos, son personas que desde sus elegantes oficinas, deciden la suerte o desgracia de otras personas.

No es que no tenga defectos, lo que sucede es que me esfuerzo para que no se me noten.

De simples pequeñeces resultan cosas grandes.

El médico al paciente: «No coma en exceso, no consuma alcohol, no fume, evite los dulces, disminuya el sexo y, lo más importante, no pierda el buen humor».

La publicidad es un medio útil para vender mercancía inútil.

No es rico el que más gana sino el que menos gasta.

Como estuvo el mundo en el 2019, atengámonos a lo que vendrá en el 2020.

Para el que siempre luce joven, los años no pasan, simplemente transcurren.

Me habría gustado tener una tabacalera pero la idea se esfumó.

Rafael Carvajal nació en Bogotá, Colombia. Tras cursar estudios de periodismo en su país, se radicó en Los Angeles, California. Sus escritos han sido publicados en revistas y periódicos tanto en Estados Unidos como en Colombia. Su forma de esribir denota una mezcla de filosofía lógica con humor absurdo. Es miembro fundador de la peña literaria La Luciérnaga de Los Angeles.

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