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Por la regulación de las criptomonedas

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Una vez más, el derrumbe del mercado de criptomonedas deja a los pequeños inversores con pérdidas y sin nadie a quien recurrir. 

El lunes pasado, Bitcoin, la criptomoneda más importante, cayó en 17%, completando un derrumbe del 66% desde su máximo histórico en noviembre. 

Similar caída tuvo Ethereum, la segunda más popular. 

Prolongado derrumbe

Otras plataformas y monedas se habían derrumbado ya en mayo. 

Las criptomonedas son una moneda digital intangible y un sistema de pago descentralizado, sin control central ni la supervisión de bancos o gobiernos. Son creadas (“minadas”) por un proceso digital complejo llamado blockchain. 

Su tecnología permite que los individuos se comuniquen entre sí sin un servidor central o una fuente central de confianza como un banco.

Millones de estadounidenses han puesto en ellas sus ahorros, tentados por la perspectiva de una rápida ganancia y también atraídos por la novedad de una divisa supuestamente independiente, anónima, igualitaria y libre, ajena a las reglas tradicionales del mundo financiero.  

Durante mucho tiempo las criptomonedas ganaron valor. 

Pero invariablemente, estas producciones privadas, de enorme volatilidad, caen influidas por la especulación de quienes con el volumen de comercio mueven el mercado a voluntad. 

Criptomonedas radiactivas

Los que han perdido sus ahorros comprenden entonces que el anonimato protege a los productores y comerciantes y no a ellos. 

Es que las criptomonedas son inherentemente operaciones de riesgo.

Un tercio del Bitcoin en circulación está en manos de menos de 10,000 cuentas individuales, y mil poseen la mitad de ese valor. 

La concentración de “mineros” o extractores es aún mayor: el 0.1% (alrededor de 50) controla el 50% de la capacidad de Bitcoin.

El mismo director de la Comisión de Bolsas y Valores (SEC) dijo que la criptoindustria está «llena de fraude, estafas y abuso». 

El colapso de esta semana reaviva la demanda de leyes para gobernar un mercado de criptomonedas que todavía es una frontera salvaje. 

Dos senadoras, la demócrata Kirsten Gillibrand de Nueva York y Cynthia Lummis, republicana de Wyoming, se unieron para presentar a principios de mes un nuevo proyecto de ley regulatorio. 

Aunque se le critica por limitar la supervisión y el control federal de las criptomonedas, es un paso en la dirección correcta.

Actualmente, la industria está vigilada tenuemente por un mosaico de regulaciones federales y estatales que se quedaron atrás frente a la evolución relámpago de las criptomonedas. 

Regulaciones en camino

Ya en mayo, Janet Yellen, secretaría del Tesoro de Estados Unidos, había pedido al Congreso crear regulaciones de las criptomonedas. 

La propuesta efectivamente establece un marco regulatorio e incluye requisitos fiscales más estrictos para el surgimiento de nuevas ediciones. 

También contiene disposiciones sobre ciberseguridad y estipula la posible creación de una organización autorreguladora en el futuro. 

El proyecto de ley está en sus comienzos, y su aprobación final podría tardar meses. Pero es uno de los pasos urgentes necesarios para proteger a los millones de pequeños inversores, atraídos por un activo puramente especulativo y que carece de propósito real.

 

 

 

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