Por qué hoy marcho en manifestaciones contra Trump

Hoy me uniré a mis familiares, amigos y vecinos para marchar en protesta. Una protesta no sólo en contra de un hombre, sino contra el sistema que intenta imponer.
Mientras en Washington, D.C, Donald Trump conmemora su cumpleaños con un desfile militar con miles de soldados, carros de asaltos blindados, tanques y aviones de guerra, el pueblo estadounidense con vocación democrática marcha en centenares de ciudades del país contra su régimen.
Las manifestaciones, un Día sin Reyes (´No Kings Day´), son un recordatorio de que hace 250 años se peleó una Guerra Revolucionaria en contra de un monarca británico que quería avasallar al pueblo.
Hoy marcho porque veo con claridad los signos aterradores del autoritarismo emergiendo aquí mismo, en los Estados Unidos de Jefferson y Madison.
En las últimas semanas, Donald Trump ha convertido la aplicación de las leyes migratorias en un arma política. Agentes federales enmascarados están secuestrando inmigrantes en las calles y lugares de trabajo, enviándolos a centros de detención remotos sin el debido proceso legal. La mayoría de las personas detenidas no tienen antecedentes penales. Son trabajadores honestos, padres y madres, y hasta niños, que desaparecen como en las dictaduras militares latinoamericanas de otras épocas.
Hoy marcho porque Los Ángeles está bajo ocupación militar. Más de 4,000 miembros de la Guardia Nacional y 700 infantes de marina patrullan nuestras calles, sin haber sido convocados por el gobernador Gavin Newsom ni por la alcaldesa Karen Bass.
Su presencia es una provocación, no una protección. Las protestas en Los Ángeles han sido mayoritariamente pacíficas. Aun así, Trump nos presenta como una amenaza. Absurdamente afirma que somos parte de una “invasión extranjera” y acusando a los líderes estatales y locales de traición. Es un intento burdo de deslegitimar la disidencia y demonizar a los inmigrantes.
Hoy marcho porque este régimen ha comenzado a atacar no sólo a civiles, sino también a funcionarios públicos. Cuando el senador Alex Padilla cuestionó a la secretaria de Seguridad Nacional durante una conferencia de prensa, fue esposado y retirado por la fuerza. ¡Un senador en funciones!
Días antes, el juez federal Charles Breyer dictaminó que las acciones de Trump eran inconstitucionales. Horas más tarde, esa decisión fue congelada por una corte superior, bajo enorme presión política. El Estado de Derecho está siendo desmantelado ante nuestros ojos.
Hoy marcho porque la historia nos muestra que, en momentos de crisis, cuando la crueldad estatal reina, el silencio es complicidad. Y hoy, en esta ciudad que ahora es mi hogar, me niego a guardar silencio.
Los tanques de Trump desfilan en Washington, D.C. en su grotesca exhibición de poder. Pero aquí, en Woodland Hills, marchamos en un desfile muy distinto. Un desfile de hombres, mujeres y jóvenes que hacemos eco de las voces de aquellos que en 1775 se negaron a ser gobernados por un tirano lejano. Esta vez, sin embargo, el tirano vive entre nosotros.
Por eso marcho hoy. Por la dignidad. Por la democracia. Por el derecho a vivir en libertad y poder expresarnos libremente.