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Por qué ir, por qué no ir: el Señor AMLO va a Washington

La falta de conocimiento y pobreza o ausencia de análisis usualmente lleva a sacar conclusiones apresuradas y erróneas. Esto, que es válido para muchas disciplinas es especialmente grave para la política.

Cualquiera es experto en política. Muchos citan libros que nunca leyeron (el preferido es Maquiavelo) y la gran mayoría se regodean en la especulación. Piensan que las ocurrencias son hechos demostrados y que las opiniones son demostraciones de la realidad. Aunque muchos de los opinólogos no tengan ni idea de lo que hablan, y otros comenten por consigna y hasta por encargo.

La anunciada visita de AMLO a Washington está plagada de lo mismo. Así que haremos el intento de desbrozar el viaje:

¿Por qué ir?

El gobierno dice que debe ir para agradecerle a Trump las atenciones que ha tenido con México. Dos temas son relevantes: el apoyo en la negociación de reducción en la producción de petróleo y la ayuda con respiradores a mitad de la pandemia del COVID 19.

Los refinadores estadounidenses de la mano de su embajador protestaron por la reducción en la importación mexicana de gasolina, lo que muestra parte de la decisión mexicana. No sabemos si hay temas en el área de seguridad en las que Estados Unidos haya ayudado, aunque se sospecha por ejemplo la detención de García Luna y la redirección de las culpas de la violencia criminal sobre el gobierno corrupto de Calderón. Podemos sospechar que haya colaboración en el área de inteligencia que ha permitido golpear carteles. Jalisco Nueva Generación, Unión Tepito, y desmantelar bandas delincuenciales.

¿Amerita eso viajar para agradecer?

El gobierno sostiene que va a arrancar el IMEC, aunque los opositores sostienen que no hace falta un viaje para eso. Al parecer no podemos esperar que la versión de los “expertos” sea desinteresada y recomiende lo mejor para el país.

La versión en contra del viaje sostiene que Trump nos ha insultado y no ha frenado su campaña de deportación y ataque a los migrantes. Esto es cierto, nos ha insultado desde su campaña electoral como hizo después de ser recibido como jefe de Estado por Peña Nieto. No ha dejado de hacerlo para alimentar a sus masas racistas, aunque alabe al presidente de la república. Pero habrá que poner en la balanza las necesidades domésticas de Trump aunque sean repudiables y nos irriten y la colaboración que le ha ayudado a ambos gobiernos.

La política así es, ni siempre es mala ni siempre es buena, y tal vez eso es lo que la hace ser una porquería.

¿Por qué no ir?

Los críticos sostienen que el ir es un apoyo tácito a la campaña de Trump aunque no dan ninguna evidencia al respecto.

Trump va en caída libre, las encuestas muestran una brecha creciente a favor de Biden aún en estados que Trump ganó con facilidad en 2016. Los republicanos moderados se alejan de el. Mientras algunos manifiestan su interés por votar por Biden, otros abiertamente le niegan el voto, como Bolton.

Trump está perdiendo apoyos sustanciales.

Se calcula que un 25% de los hispanos votarían por Trump y no parece razonable que la presencia de AMLO en Washington incline al 75% restante de votar en sentido contrario. Especialmente con la nueva escalada contra DACA, el encarcelamiento en jaulas de niños y su intento por matar Obamacare trasladando la carga de la perdida de seguro médico a unos cuatro millones de hispanos.

No parece razonable pensar que AMLO llame abiertamente a votar por Trump porque ya mencionó que no intervendrá en elecciones en otro país. Es de esperar que su presencia generará poca o nula influencia electoral de tal manera que revierta la caída abrupta en la aceptación del desempeño de Trump.

Por supuesto que a Trump le servirá políticamente la foto. Pero dudosamente le genera votos dónde los está perdiendo. Hay una buena cantidad de votantes poco interesados en AMLO y es posible que los medios le dediquen atención limitada a la visita, con lo cual el efecto se minimiza.

Trump o Biden

Luego los «expertos” nos dicen convencidos que Biden se va a enojar, como si lo conocieran personalmente y como si la política fuera cosa de berrinches y no de intereses.

Si Biden gana, tendrá que trabajar con AMLO en muchos terrenos y no parece que le diga que no lo hará porque esté enojado por una foto con Trump. En lugar de pensar en la animosidad como alimento de la política pensemos en la articulación de agendas bilaterales y cálculos geopolíticos. De cualquier manera México llega muy débil a la elección estadounidense.

Es posible que Biden entienda la visita de AMLO a Trump en tanto que jefe de Estado, y las necesidades políticas nacionales de cada quién.

Los críticos y opinólogos no toman en cuenta la posibilidad de que el gobierno le envíe un mensaje a Biden explicando las razones del viaje o que un enviado de alto nivel se entreviste con asesores importantes del demócrata y expliquen las condiciones del país en esta coyuntura. Esa es también la política: saber poner dos caras cuándo hace falta  hacerlo. Que es casi siempre.

Si le preocupa la visita, analice bien la política internacional y no escuche a los expertos de ocasión.

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Autor

  • Investigador visitante en UT Austin. Chair, International Advisory Board for Immigration Studies. U.S.-Mexico Research Program. UCLA. Director asociado de la revista Araucaria. Director del semanario El Reto. Testigo experto en juicios de asilo político y para frenar deportación de mexicanos en Estados Unidos. Posdoctorado en Historia, University of California, Los Angeles. Doctor en Ciencias Política (UNAM). 35 libros publicados y más de 1,000 artículos. Traducido al inglés, francés e italiano. Pionero en varias áreas de investigación: análisis de redes políticas, estudios sobre humor político, democratización en México, temas fronterizos (agua, migración y seguridad) y sobre Crimen Autorizado.

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