Primera Línea, los indisuadibles del sur del mundo, por Jorge Muzam

Primera Línea. No son narcos ni delincuentes. Son descontentos con conciencia de clase y convicciones profundas que tienen al gobierno contra las cuerdas

La Primera Línea sigue estoica en las calles, con sus capuchas y escudos multicolores, defendiendo a la poblada de la brutalidad policial, de los sapos infiltrados, de la prensa vendida.

Quienes son

Fieros y autónomos, la mayoría son muchachos escolares y universitarios, jóvenes obreros, trabajadores con empleos precarios, numerosos desempleados, hijos y nietos de padres y abuelos que sobreviven con pensiones de hambre, abundantes mujeres con el coraje y la dignidad de ir al choque y mantener la llama de la libertad bien viva.

Son los que sobraron de un sistema clasista y excluyente. Diversidad pura. Gente simple. Juventud de la periferia. Muchachada de liceos emblemáticos. Estudiantes endeudados. Avanzada post marxista. Anarquismo de última generación. Feminismo combativo. Minorías humilladas. Perdedores radicales de Enzensberger. Un incontrolable Frankenstein que, en parte, esculpió el propio neoliberalismo a través de décadas naturalizando la ideología de la desigualdad.

Primera línea, los indisuadibles del sur del mundo, por jorge muzam

Cada día se juegan el pellejo. Salvo la hermandad entre ellos construida en la lucha callejera, nadie los defiende. Nadie les paga, nadie los reconoce. Solo están ahí como la vanguardia de un estallido, la llama viva de una revolución que no debe apagarse sin haber conseguido algo concreto para el pueblo. Su lema principal: «Hasta que la dignidad se haga costumbre».

Primera Línea. No son narcos ni delincuentes. Son descontentos con conciencia de clase y convicciones profundas que tienen al gobierno de Piñera contra las cuerdas. Lo poco que se ha conseguido hasta ahora en este estallido social es gracias al miedo que ellos infunden en una clase política emburbujada e indolente.

Criminales o invisibles

Los grandes medios los atacan, los motejan de criminales, o los invisibilizan recreando para el resto del país una apariencia de normalidad que no es tal.

El gobierno los combate con pateaduras y armas químicas, lacrimógenas disparadas al rostro, balines a los ojos, carros que lanzan gases, y guanacos que escupen líquido con soda cáustica y gas pimienta.

Ellos solo cuentan con la fuerza de sus brazos para devolver piedras y adoquines, una que otra Molotov, abundantes resorteras y rayos láser con los que intentan confundir la puntería de los francotiradores policiales.

Primera línea, los indisuadibles del sur del mundo, por jorge muzam

Hoy, a 67 días del comienzo del estallido, la Primera Línea sigue en las calles, plantándole cara al gobierno, escaramuceando a través de todo Chile, en Antofagasta, Santiago, San Antonio, Valparaíso, Concepción, Osorno, como un noble ejército de siluetas que devuelve a patadas las lacrimógenas policiales y baila y se ilumina con antorchas por las noches.

La única recompensa a sus proezas serán las condecoraciones en la memoria viva de tantas personas que se enorgullecen con su presencia. A estas alturas no queda duda que será una especie de guerrilla callejera muy larga. Que el antiguo orden nunca volverá a ser el mismo. Ellos irrumpieron para quedarse.

Lee también

La trampa de Quédate en México

Terrorismo y crimen autorizado en México, por Samuel Schmidt

Lecciones de nuestra América para El Salvador

Jorge Muzam

Escritor chileno. Licenciado en Historia en la Universidad de Chile. Nació en San Fabián de Alico en 1972. Ha publicado ensayos, crónicas y relatos en diversos medios americanos y europeos. Es autor de las novelas Ameba y El odio, y de los libros de relatos La vida continúa y El insomnio de la carne. Todas sus obras han sido publicadas por Sanfabistán Editores. Columnista en HuffPost Voces (EEUU) e HispanicLA (EEUU) y controvertido bloguero político cuya voz independiente se ha expandido a todo el mundo hispanohablante. Se le ha descrito como un autor de pluma corrosiva, provocadora y amarga.

Un comentario

  1. Creo que el mal llamado estallido social, es un grito avasallador a la destrucción de un país.Terrorismo puro, mezclado con insatisfacción social de muchos y un poder Ejecutivo que no se atreve a adoptar las decisiones adecuadas.

Comenta aquí / Comment here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba

Descubre más desde HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo