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Se acabó la primavera judicial: Corte Suprema autoriza subsidios para escuelas religiosas

Iglesia y Estado. FOTO: NS

Las buenas noticias que recientemente llegaban de la Corte Suprema de Justicia, que tanto habían alegrado a los progresistas estadounidenses, se acabaron. Con una muy dividida decisión de 5 a 4, la máxima autoridad judicial dictaminó que las escuelas religiosas, al menos en Montana, tienen derecho a recibir fondos estatales.

El programa de Montana

El caso de Montana está relacionado con un programa de ese estado conservador en el que fondos provenientes de los impuestos que pagan todos los ciudadanos pueden ser utilizados en escuelas privadas.

“Un estado no necesita subsidiar a la educación privada. Pero una vez que un estado decide hacerlo, no puede excluir a algunas escuelas solo porque son religiosas,” dice el dictamen mayoritario.

La victoria del ala conservadora de la corte fue posible gracias a que John Roberts, el presidente del cuerpo judicial, sumó su voto al del sector conservador.

Estado e iglesia

La decisión de la corte toca un tema sagrado de las instituciones estadounidenses que es el de la separación entre estado e iglesia. No solo se quiebra una importante tradición legal, sino que se envalentona políticamente a un sector ultraconservador que ve en la decisión de la corte la posibilidad de materializar muchas de sus aspiraciones.

Seguramente, después de este dictamen, los sectores conservadores en diferentes estados ya están planificando promover legislación similar a la de Montana contando con que la decisión de la corte los favorecerá como cosa juzgada.

Una opinión diferente

En disidencia, el juez Stepehen Beyer escribió: “Si durante 250 años no forzamos a quienes pagan impuestos a que les paguen los salarios a aquellos que enseñan su fe desde el púlpito, no veo cómo hoy podemos requerirle a Montana a que adopte una visión diferente respecto a aquellos que la enseñan en un salón de clase”.

Una corte conservadora

Al sumarse a los jueces más conservadores en un tema de resonancia histórica en materia de jurisprudencia, John Roberts no deja dudas cuáles son sus verdaderos colores. La corte sigue siendo una corte conservadora. Y más conservadora después de los nombramientos de Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh que los republicanos liderados por Donald Trump lograron imponer con artimañas políticas y otras estrategias incalificables.

Es decepcionante, por cierto, después de la breve primavera de ilusión que se había creado con los últimos tres votos de una corte con apariencia progresista que dictaminó a favor de proteger los derechos de trabajadores LGBTQ, evitar la deportación de los jóvenes temporariamente protegidos por DACA y garantizar la sobrevivencia de las clínicas que ofrecen servicios de aborto en Luisiana.

Pero John Roberts, aunque pragmático en ocasiones, como quedó demostrado en este voto y en su larga carrera judicial es un conservador de pura cepa (nominado por George W. Bush) que seguramente continuará expandiendo los espacios de los sectores conservadores y tradicionalistas de la nación.

Se acabó la primavera judicial. Esta es la verdadera cara de la Corte Suprema de Justicia en la era Trump.

Autor

  • Martín Ocampo

    Escritor y periodista de Paysandú, Uruguay, quien actualmente reside en Nueva York, EE.UU., en donde ha trabajado en diversos medios. Su corazón es charrúa y su pluma es latina.

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