La vacunación en los Estados Unidos continúa avanzando. Y los resultados son tan efectivos que ya muchos sectores están reabriendo sus puertas y normalizando sus actividades.
Ahora les toca vacunarse a los adolescentes de entre 12 y 17 años de edad. Un grupo muy importante ya que el COVID se encuentra entre una de las 10 causas de muertes de este grupo demográfico. Y aunque el año pasado eran tan solo el 3% de los nuevos casos, ahora ya son nada menos que el 22%.
Para resaltar este tema, Ethnic Media Services organizó una conferencia de prensa en la que expusieron expertos en la materia; entre ellos, el Dr. José Pérez, del South Central Family Health Center, de Los Ángeles.
Algunos no se vacunaron
Si bien 165 millones, que sería alrededor de un 50% de la población estadounidense, ya tienen por lo menos una dosis de las vacunas, hay muchos que no se han vacunado. Entre estos últimos, muchos latinos y afroamericanos.
“Una de las razones de no vacunarse es la falta de acceso a tiempo libre en el trabajo”, explica el Dr. Pérez quien trabaja en el centro de salud de South Central en donde muchos de los pacientes son latinos. “La mayoría de nuestros pacientes están en trabajos con salarios muy bajos, como restaurantes, son jornaleros. Así que es difícil tomarse el día.”
Y cuando se trata de vacunar a los hijos, la situación se complica aún más. Porque llevar a vacunar a los niños implica toda una planificación que puede involucrar toda la jornada.
No hay que olvidar, recuerda el doctor, que muchos ni siquiera tienen carros y eso los lleva a tener que tomar autobuses hasta los centros de vacunación que a veces están muy alejados de donde viven, después tienen que regresar con los niños a la casa y recién entonces pueden volver al trabajo. Toda una operación que lleva prácticamente todo el día.
“A nuestros pacientes se les pide que elijan entre un día de trabajo o vacunar a sus hijos”, dice el Dr. Pérez.
Pero aparte de los problemas logísticos y económicos también está la cuestión de desinformación. Algunos no quieren vacunarse, y mucho menos vacunar a sus hijos, porque han escuchado todo tipo de rumores que, en la mayoría de los casos, no tienen ningún fundamento científico. Una de las falsedades que circula en medios sociales es que la vacuna causa infertilidad. Por eso es tan importante, resalta el médico, que se eduque a la población.
El Dr. Pérez también recordó que también están los que tienen miedo de ir a una clínica u hospital porque piensan que esto podría poner en riesgo su situación migratoria.
Cabe recordar que durante la última administración de Donald Trump se atemorizó a la población migrante sugiriendo que su status migratorio podría verse afectado si utilizaban servicios sociales o médicos. Nada más lejos de la verdad, de acuerdo al Dr. Pérez, pero algo que sigue atemorizando a muchos y los mantiene alejados de hospitales y otras facilidades.
Finalmente, está la cuestión de que algunos no tienen seguranza médica y creen que tienen que pagar para recibir la vacuna. Algo que para quien gana un salario mínimo y apenas llega a fin de mes resultaría problemático. Por eso es tan importante, dice el doctor, continuar informando que la vacuna en Estados Unidos es completamente gratis. Nadie tiene que pagar nada por ella.
La misma vacuna para adolescentes y adultos
La vacuna para los adolescentes es exactamente la misma que reciben los adultos. Incluso la misma dosis.
Los jóvenes, de acuerdo al Dr. Pérez, parecen mucho más predispuestos que sus padres a informarse y a vacunarse. En parte es por su alta participación en redes sociales en donde obtienen más información. En algunos casos han estado motivando a sus padres y a abuelos a que se vacunen.
Exactamente lo mismo que está tratando de hacer el Dr. Pérez y tantos otros profesionales que saben lo importante que es tener inmunidad comunitaria. Por eso, la tarea continúa siendo tratar de convencer a los padres a que se vacunen y también convencerlos a que vacunen a sus hijos. Después de todo, no va a ser la primera vacuna que van a administrar a sus hijos.
“No tengan miedo que ya tienen mucha experiencia con la vacuna. Han estado vacunando a sus hijos desde que tienen un año de edad…”, dice el Dr. Pérez. “No vemos a chicos con polio o muriendo de varicela o muriendo de rubeola o de paperas y la razón es porque hemos estado vacunando a nuestros niños desde hace tanto tiempo”.
El evento también incluyó presentaciones de la Dra. Grace Lee, profesora de Pediatría de la Universidad de Stanford, y Matthew Simonson, del Covid States Project.
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