El 28 de septiembre se presentó en la ciudad de México, en el marco del XXVIII Seminario Internacional “Los Partidos y una Nueva Sociedad”, que organiza anualmente el Partido del Trabajo de ese país, el segundo volumen de la obra El Carácter Nacional de Nuestra Lucha, un trabajo del investigador social y comunicador argentino Raúl Llarull.
Se trata de un ensayo que retoma un añejo tema de debate, particularmente entre revolucionarios y teóricos de pensamiento marxista, acerca de lo que en el siglo pasado solía denominarse “la cuestión nacional”. Esto no resultó, en ningún caso, un tema menor; las luchas populares y su carácter nacional, la relación entre los conceptos de revolución, en el marco de las luchas por el socialismo, y el sentimiento nacional de los pueblos, fue tema de debate entre los grandes teóricos del marxismo y de otras corrientes de izquierda en la Europa y Asia del siglo XX, para posteriormente trasladarse también a las batallas ideológicas en América Latina y el Caribe.
Nombres como Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Lenin, Trotsky, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Mariátegui, Antonio Gramsci, Patricio Lumumba, Nelson Mandela, Ho Chi Minh, Julio Antonio Mella, Borojov, Alicia Eguren, Mario Roberto Santucho, John William Cooke, Hugo Chávez, figuran todos en la larguísima lista de personajes históricos que, a lo largo de sus luchas y sus desarrollos teóricos o en polémicas con sus contemporáneos, abordaron de una u otra forma el espinoso asunto de “la cuestión nacional”.
Y es que, señala el autor, “A lo largo de los años, en el pensamiento de izquierda marxista en América Latina, se presentó con cierta recurrencia un obstáculo a la hora de analizar aspectos de la realidad nacional y continental: el tema de la cuestión nacional, el concepto de Patria, parecía chocar en términos irreconciliables con valores doctrinalmente establecidos, como el internacionalismo o la revolución mundial“ Hilando más fino llegamos, de la mano del autor, a las afirmaciones contenidas en una de las obras fundacionales del marxismo, El Manifiesto Comunista, donde se afirma que “los obreros no tienen patria”.
Ese parece ser el punto de partida de infinitas expresiones de la izquierda que, escudadas en las bondades del internacionalismo y con lecturas en muchos casos esquemáticas, relegaron a un muy segundo plano el concepto de nación, y con él, el de patria; lo contrario hicieron las clases dominantes de cada país -explica el texto recientemente presentado-, que se abrazaron a la bandera y demás símbolos patrios para justificar sus guerras de rapiña, su chauvinismo, su racismo, y su lucha ideológica contra la clase obrera a la que, una vez en pie de lucha por sus derechos, presentaban como “anti-patria”.
No es necesario ir muy atrás en la memoria para reconocer esto hechos en diversos momentos de la historia de las luchas populares en América Latina, y en ese marco subrayar el “patriotismo” con que se justificaron cada una de las sangrientas dictaduras cívico-militares que asolaron el continente en la segunda mitad del siglo pasado. Tampoco debemos olvidar la luchas revolucionarias emprendidas en esos tiempos, que albergaban otro sentido de patria, y que encontramos en diversos movimientos guerrilleros abanderados bajo el esquema de los procesos de lucha por la Liberación Nacional. Casos que también se estudian en los dos volúmenes de “El carácter nacional de nuestra lucha”.
En el primer volúmen se abordan los orígenes del movimiento insurgente salvadoreño, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN que de ejército guerrillero trascendió, a partir de la firma de los acuerdos de paz de 1992 en Chapultepec, México, en un partido legal que participó en procesos electorales hasta llegar, en 2009, a ganar el Ejecutivo, gobernando por 10 años El Salvador.
Como confiesa el autor, su intención de conocer las razones de la denominación como fuerza de liberación nacional lo llevó a expandir la investigación mucho más allá de El Salvador y de Centroamérica hasta ampliarla a América Latina y el Caribe y, eventualmente, al amplio espectro de lo que genéricamente podemos llamar Tercer Mundo y sus diversos procesos de liberación, que incluyen luchas anti-coloniales y anti-imperialistas.
Ese primer volumen también destaca y profundiza en el crucial papel de Cuba en apoyo a los pueblos del continente africano, desde Argelia hasta Sudáfrica, Mozambique, Angola o Namibia, por mencionar algunos de los más destacados. Aborda, además, un tema de gran actualidad, el fascismo, desde su surgimiento europeo a las ramificaciones en el continente americano, desde Canadá hasta Argentina, con diversas expresiones, más o menos exitosas en sus fines extremistas.
En el tomo 2 de El Carácter Nacional de Nuestra Lucha, Llarull aborda otros casos destacados como la guerra de liberación de Vietnam y su historia milenaria de resistencia contra todo tipo de imperios.
Dedica también un parte importante de este segundo tomo al análisis de las corrientes revolucionarias al interior del movimiento peronista argentino, con el insoslayable abordaje de dos de sus figuras emblemáticas, John William Cooke y Alicia Eguren. Revive en sus páginas el histórico debate entre organizaciones del peronismo revolucionario de los años 70 con el Ejército Revolucionario del Pueblo, de carácter marxista, en torno precisamente al peronismo. El tema lleva ineludiblemente a una rápida revisión de la historia argentina.
Finalmente, la obra aborda también el surgimiento del sentimiento nacional en Cuba al calor de las luchas anticoloniales, que lo hermana al nacionalismo de Puerto Rico. Incluye un abordaje a las raíces de las luchas anticoloniales, cuyo punto de partida fue la gesta heroica de la hoy trágica Haití, para cerrar con un tema crucial para las fuerzas de izquierda y progresistas desde la perspectiva de la cuestión nacional, esto es la relación que debe construirse con otros sectores nacionales en determinados procesos de la lucha por la liberación, en esta etapa de resistencias antiimperialistas.
Se trata de una obra adecuada para todo tipo de lector interesado en la historia de la lucha de los pueblos, así como para personas estudiosas y académicas relacionadas con las ciencias políticas, la sociología y, en general, las ciencias sociales.
