Ser maricón en Chile

Ser maricón en Chile escapa habitualmente a la connotación homofóbica del vocablo.

Por ejemplo, ser maricón en Chile involucra, adherirse a las tradiciones patrias, como besarle el culo a las fuerzas armadas con adjetivos gloriosos, rendirle pleitesía al obispado, acuchillar por la espalda al amigo, aserrucharle el piso al que ascendió un escalón, confiar en la operatividad de las instituciones republicanas o atribuirle imparcialidad a la justicia.

Ser maricón conlleva también el ser culturalmente rastrero, ignorante, inseguro, hipócrita, sobrevalorador del blanquicentrismo, misógino, apocado, racista, socialmente indolente, homofóbico y legitimador zalamero de la perpetuación oligárquica.]

Un maricón chileno puede estar en cualquier parte, puede barrer la calle, instruir gerentes o dirigir la nación.

Cuando se siente tocado, no ataca de frente, sino a la maleta, como anónimo, como un cobarde, como el maricón que es.

En definitiva, ser maricón en Chile es ser vaca (con el perdón de los pacíficos rumiantes).

Por consiguiente, ser muy vaca es ser requetecontramaricón.

Es posible atribuir incluso la condición pleonásmica de maricón y vaca a un representante muy destacado.

Las acciones reiteradas de estos multitudinarios personajes nos obligan a desplegar sin descanso el verbo mariconear en todos sus modos.

Escritor chileno. Licenciado en Historia en la Universidad de Chile. Nació en San Fabián de Alico en 1972. Ha publicado ensayos, crónicas y relatos en diversos medios americanos y europeos. Es autor de las novelas Ameba y El odio, y de los libros de relatos La vida continúa y El insomnio de la carne. Todas sus obras han sido publicadas por Sanfabistán Editores. Columnista en HuffPost Voces (EEUU) e HispanicLA (EEUU) y controvertido bloguero político cuya voz independiente se ha expandido a todo el mundo hispanohablante. Se le ha descrito como un autor de pluma corrosiva, provocadora y amarga.

7 comentarios

  1. Haré comentario de trinchera.
    Personalmente agregaría maricones de izquierda. A mi juicio son los peores, se arrellenan en los directorios de empresas públicas o privadas y desde allí profitan de la generosa chequera fiscal con sus contactos. De vez en cuando dan entrevistas y sugieren aumentar impuestos «cuidadosamente», hablan de que es prioritario mejorar la educación y consideran una vergüenza lo que el estado gasta en salud. Se cuidan de no atacar a la vaca sagrada y de no ensuciarse los zapatos con barro. Son los hipócritas mejor vestidos de la sociedad chilena y cuando mencionan la palabra pueblo sus ojos se llenan de lágrimas. no son de verdad, siguen al ColoColo por el CDF y en sus fiestas tiran más de un paso. Encuentran que el sueldo mínimo es un escándalo, pero es lo que le pagan a sus nanas. Mariconenan que da gusto, salen en televisión y algunos hablan en radio. Sobre si prestan el culo con algún afán de divertirse no lo sé. escribo de oídas…

  2. ¿Y qué pasa, amigo, cuando estos sujetos se complotan, arman consorcios, se funcionan, manejan bases de datos, cobran intereses, se movilizan de los negocios privados a los papeleos estatales y viceversa? Nos nos queda más que seguir recurriendo al Pequeño Muzam Ilustrado.

  3. Ácido, inteligente y creativo. Una mirada muy novedosa a un tema conocidísimo. Me encantaría poder tener acceso a otras de sus obras que, de seguro, son igualmente buenas.

  4. Una observación dura que devuelve una radiografía bastante precisa de un tipo de chileno que todos podemos despreciar sin sentirnos xenófobos. Por lo que te he leido, confío en tu apreciación y como consuelo de tontos, así decimos en Argentina cuando uno quiere aplacer el dolor con otro golpe, te aseguro que por este lado de la cordillera hay muchos maricones y muy parecidos a los que apuntás. Me sorprende como la gente de la comunidad gay ha aprendido a no sentirse discriminada cuando se dice que alquien es maricón, como sabiendo discernir cuándo no se desprecia una elección sexual sino una actitud reprobable ante sus creencias y responsabilidades..
    Conrespecto a lo de llamar vaca a alguien.. bueno.. sólo ofende a las mujeres que están un poco pasaditas de peso o que tienen algún desorden alimentario, al margen de eso todo bien con la vaquitas que nos dan la leche o se convierten en un bife.

    Excelente escrito, poderoso!
    Un abrazo.

Comenta aquí / Comment here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba

Descubre más desde HispanicLA: la vida latina desde Los Ángeles

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo