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Sobre el debate nacional: la máscara como ideología

El debate nacional (e internacional) se centra en estos días en la reactivación de la economía. Eso significa el retorno de millones de trabajadores a sus puestos. Existen serias consideraciones para un lado u otro. Es riesgoso. Un liderazgo racional y auténtico abriría el debate y conduciría al país buscando un consenso. 

Las opciones son dramáticas

Si volvemos a la normalidad antes de tiempo, exacerbarán  los contagios y multiplicarán las muertes. Muchos expertos vaticinan que enviar a millones a lugares donde trabajen en proximidad unos a otros representa una sentencia de muerte para miles de ellos. 

Podría sobrevenir una segunda ola más terrible que la primera. Ya  tenemos más de 70,000 muertos y una tercera parte de los casos en todo el mundo. Y sin embargo, la economía se está derrumbando a profundidades sin precedentes, con un 30% de desocupación. Con billones (trillions en inglés) de dólares arrojados al fuego de la crisis sin hacer mella en ésta pero que alimentarán en el futuro la inflación y la deuda. ¿Qué hacer? 

Pero no tenemos un liderazgo racional y auténtico. Para la presente administración, esta crisis existencial es casi exclusivamente una amenaza a la reelección de Donald Trump

Para asegurarse cuatro años (o más) adicionales en la Casa Blanca, Trump está destruyendo nuestra sociedad, exacerbando tensiones raciales y de clase, rivalidades geográficas, sembrando el odio y alentando la violencia. Ahora, el gobierno mismo estimula los ataques a los científicos y los expertos que predicen resultados desastrosos si la economía se reabre en estos momentos. Especialmente, cuando el gobierno no atina a suplir al país de todo lo necesario para la protección de la gente.

Hombres armados y gritones

De ahí las manifestaciones multitudinarias de gente, de hombres armados hasta los dientes, que vociferan y amenazan y confrontan tanto a administradores como políticos como médicos y enfermeras. 

Tan torcida tienen su lógica que se niegan por ideología a mantener distanciamiento social, a usar máscaras. Un guardia de supermercado en Michigan expulsó del mismo a una pareja que se negaba a usar máscara. Volvieron y lo mataron. 

Una ciudad en Oklahoma anuló el requerimiento de portar máscaras después de que los empleados de supermercados fueron amenazados y hechos a un lado.

Un funcionario municipal en Antioch, California, alabó la pandemia ya que “purificará” la sociedad llevándose a viejos, débiles y desamparados. Afortunadamente, fue despedido. 

Desprecio por la vida humana

Sucede en todo el mundo: los regímenes autoritarios se fortalecen. Y se preparan para entronizar su poder. 

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, responde a un periodista sobre los muertos por el coronavirus: «¿Y qué? ¿Qué quieres que yo haga?» 

Su conducta, y la de sus pares y su admirado Trump, tiene lógica. Ante su incapacidad de solucionar el problema, lo niegan, mienten, disminuyen su importancia. Y adoptan con entusiasmo el desprecio por la vida humana, claro, de los otros.

Sus máscaras caen: la del simulacro, el falso populismo, la razón y la verdad. Caen: queda el valemadrismo, la crueldad. Estamos a pocos pasos del colapso político.

En lugar de ser una oportunidad para reunificar al país, la crisis del COVID-19, que ni siquiera se acerca a su fin, lo ha dividido aún más. Al grado que la máscara, que impide el contagio, que protege a la gente, que salva vidas, se convirtió en un símbolo ideológico, en donde los adherentes a Trump, del vicepresidente Pence para abajo, no lo usan. Estremecedor.

 

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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