De pronto se oyen los chasquidos inequívocos de los fuegos artificiales. En pleno octubre, a alguien le sobraron petardos de la larguísima noche incendiaria del Cuatro de Julio. Desde Boyle Heights vienen ecos de disparos: cinco a ocho balazos. Después llegarán los helicópteros policiales.
El asesino abandonó el Volvo sobre la Avenida Alameda y la Calle Cuarta, en 458 S. Alameda Street y se fue a tomar cerveza. Dentro del auto estaba el cuerpo de Lily Burk, con el cráneo aplastado y la garganta degollada. Murió en espanto, dolor, el paroxismo del terror. A las cinco de la tarde, Lily estaba muerta.
Esta aglomeración urbana que habito, el Este de Los Angeles, con su 90% de latinos, que festeja esta semana 150 años aunque le documentan al menos 156, depende para todo del condado.
En otra triple entrega de sus Máximas y Mínimas, Rafael Carvajal nos despierta con estos aforismos que inducen a pensar, rabiar, amar, rechazar o simplemente, sorprendernos
De pronto se oyen los chasquidos inequívocos de los fuegos artificiales. En pleno octubre, a alguien le sobraron petardos de la larguísima noche incendiaria del Cuatro de Julio. Desde Boyle Heights vienen ecos de disparos: cinco a ocho balazos. Después llegarán los helicópteros policiales.
El asesino abandonó el Volvo sobre la Avenida Alameda y la Calle Cuarta, en 458 S. Alameda Street y se fue a tomar cerveza. Dentro del auto estaba el cuerpo de Lily Burk, con el cráneo aplastado y la garganta degollada. Murió en espanto, dolor, el paroxismo del terror. A las cinco de la tarde, Lily estaba muerta.
Esta aglomeración urbana que habito, el Este de Los Angeles, con su 90% de latinos, que festeja esta semana 150 años aunque le documentan al menos 156, depende para todo del condado.