Casi siempre que alguien me conoce, y quesale a relucir que trabajé en la Casa de las Américas, lo primero que me pregunta, antes de cuestiones de índole política, literaria o extraliteraria— es el asunto de si conocí a Antonio Benítez Rojo
En otra triple entrega de sus Máximas y Mínimas, Rafael Carvajal nos despierta con estos aforismos que inducen a pensar, rabiar, amar, rechazar o simplemente, sorprendernos
Casi siempre que alguien me conoce, y quesale a relucir que trabajé en la Casa de las Américas, lo primero que me pregunta, antes de cuestiones de índole política, literaria o extraliteraria— es el asunto de si conocí a Antonio Benítez Rojo