Mark es su creador. No hay argumento suficientemente convincente que pueda utilizarse para impugnar tal hecho. Es el típico chico de Tecnología de Información con la peculiaridad de poseer una invaluable virtud que lo coloca por encima de muchos otros: es un vehemente visionario.
La diferencia entre una mente que puede configurar una idea brillante y otra que puede consolidarla en un éxito extraordinario, radica en la capacidad de conectar la coyuntura de esa transición y de continuar en ese proceso avanzando hasta la meta; en la habilidad de no solo pensar ilustremente, sino de ejecutar, realizar y materializar tal concepción en un logro concreto y tangible. Eso es lo que hace de un individuo ordinario, un ser humano extraordinario. Mark se incluye entre estos últimos.
La historia de Facebook gira en torno a la creación de un espacio social para uso de un grupo de jóvenes que interactúan en el campus de Harvard; alrededor del arquitecto de una red virtual implementada para el esparcimiento de personas que él conocía en la vida real y con las cuales lidiaba diariamente. Ese fue el punto de partida del proyecto que se transformó en una herramienta de comunicación revolucionaria y que hizo de Mark Zuckerberg el multimillonario más joven del planeta.
Mark, el ‘nerd’ perfecto por definición, aprovechó cada minuto fuera de su salón de clases para asegurar que su experimento de ‘red social’ se mantuviera funcionando y avanzara en una dirección de la cual no tenía seguridad tuviese un destino específico; pero si la certeza que arribaría a una meta grandiosa.
¿Se trata de la glorificación de Mark? Es posible. ¿Estuvo rodeado por otras ‘ratas de biblioteca’ que también contribuyeron al gran proyecto? Absolutamente. Pero si revisamos los acontecimientos, podemos valorar que todos estos chicos recibieron enseñanza sobre las mismas ciencias y las mismas teorías en el salón de clases; todos tuvieron la misma oportunidad de participar en ‘lluvias de ideas’ y de elegir, desarrollar y hacer suyas dichas iniciativas; sin embargo, fue Mark quien lo hizo posible. Él posee el talento y la decisión, y no descansó hasta que obtuvo un concepto real, un plan en constante construcción.
Implementada el 28 de octubre de 2003 como Facemash1, y luego de acciones de piratería cibernética perpetradas por Mark a los servidores de Harvard –lo cual casi le cuesta su expulsión– el experimento evolucionó en febrero de 2004 en el sitio Thefacebook, se expandió a las universidades de Stanford, Columbia y Yale, y en 2005 modificó su nombre deshaciéndose de la palabra “The”, dando a luz lo que hoy conocemos como Facebook.
La popularidad del sitio en la red trascendió los campus universitarios y seis años más tarde cuenta con más de 500 millones de usuarios. Facebook es indiscutiblemente la red de mayor y más rápido crecimiento en la historia del internet y por supuesto, de la humanidad.
La epopeya surge del proyecto que nace en un dormitorio de Harvard en 2004, convirtiéndose eventualmente en un fenómeno de comunicación mundial, y llega al guión cinematográfico de Aaron Sorkin (Sports Night, The West Wing) en 2009. The Social Netwrok (La Red Social) dirigida por David Fincher (Seven, The Game, Fight Club, Panic Room, Zodiac y The Curious Case of Benjamin Button) estrenó el 1 de octubre de 2010, recaudando más de 23 millones de dólares en su primer fin de semana en exhibición.
Pero los detractores de la cinta se han referido a ella como mera ficción, mientras que algunos eruditos de Harvard han dicho que los diálogos incluidos están muy lejanos del lenguaje real que los estudiantes utilizan en el campus. Al ver el filme, y más allá de su nivel de exactitud o fidelidad a la realidad, encontramos que tiene un guión inteligente, es una historia muy bien contada: visual, rítmica y dramáticamente. También incorpora algunas chispas de comedia, como sucede naturalmente en la vida diaria. Utiliza el recurso de escenas retrospectivas (flashbacks) intermitentes que mantienen a la audiencia intensamente inmersa en la historia.
Más allá de la controversia, se debe aclarar que el libreto no está construido con base en una sola versión de los hechos. Éste incluye las tres principales historias en conflicto, las que se enlazan en una intrigante saga surgida presuntamente de notas verídicas tomadas durante las sesiones de careo y proceso declaratorio donde estuvieron presentes todos los individuos involucrados en el caso de la vida real.
Las dos demandas legales interpuestas contra Mark Zuckerberg son el eje central de The Social Network. Una fue sometida por los gemelos Winklevoss –Cameron y Tyler– quienes alegaban haber contratado a Mark para que construyera la red social de Harvard, mientras éste utilizó sus ideas para crear un producto competidor. La segunda fue interpuesta por Eduardo Saverin, el supuesto ‘único amigo’ de Mark y primer Oficial Financiero en Jefe (CFO) de Facebook, quien fue prácticamente expulsado de la corporación por los inversionistas de Silicon Valley.
Sí bien es posible que Mark haya infringido su contrato con los gemelos Winklevoss, de eso a que ellos digan que “¡nuestra idea fue robada!”, bueno, esa es otra historia. Y luego surge la pregunta de si en realidad había lugar para un reclamo legal válido. No olvidemos que para cuando los Winklevoss aparecieron en la vida de Mark, él ya había estado trabajando y tenía funcionando el proyecto Facemash, que luego sirvió de plataforma para el proyecto que evolucionó en el sitio Thefacebook.
Mark Zuckerberg no se robó ningún secreto corporativo (trade secret), o ninguna propiedad intelectual. El código de Facebook fue creado por no otro que el mismísimo Mark Zuckerberg y el concepto de ‘red social’ ya existía cuando Mark Zuckerberg salió con la idea de Facemash y Thefacebook.
Los 65 millones de dólares otorgados a los gemelos Winklevoss no fueron concedidos en honor a la justicia, sino debido a los mecanismos operativos de un sistema litigante imperfecto cuya funcionalidad generalmente se resume en acuerdos legales.
El caso de Saverin es más sensible no solo por a la amistad que algún día sostuvo con Zuckerberg, sino por la manera en que se suscitó a manos de abogados sin escrúpulos que fueron contratados luego de que los inversores de Sillicon Valley aparecieran en escena. Saverin también llegó a un acuerdo legal, por una cantidad no revelada.
Pero, si hay algo a criticar acerca de The Social Network, es que omite la verdadera maravilla detrás de la historia de Facebook. El espíritu emprendedor empresarial estadounidense y la innovación no son la verdadera noticia porque eso es algo que surge recurrente y cíclicamente. Mark es irreverente, intrépido, un pirata cibernético, un genio. Ciertamente. Pero, la médula real de la historia es cómo, con menos de $1,000 y utilizando una plataforma existente (el internet), alguien plantó una semilla que germinó en lo que hoy conocemos como Facebook, revolucionando el mundo cibernético y alcanzando 500 millones de usuarios en sus primeros seis años de existencia.
Esto es, 500 millones de personas conectadas por motivos de entretenimiento, amistad, relaciones, conexiones profesionales, oportunidades de negocios, etc., etc. Y toda vez que una buena manera de entender la cultura de un país es a través de su filmografía, es una pena que esta cinta no sea suficientemente enfática en el papel de Facebook como la plataforma social y económica más importante de nuestra historia contemporánea. Facebook constituye también la mejor prueba de que otros ‘genios’ pueden desarrollar sus propias innovaciones y contribuir lo mejor de sí mismos para hacer de la red cibernética mundial o World Wide Web, un mejor producto, una mejor experiencia.
La posibilidad de que futuros Zuckerbergs puedan continuar ejercitando su libertad creativa, innovadora y revolucionaria en pro de las comunicaciones cibernéticas, es un principio democrático en sí mismo y es algo digno de celebrarse.
© 2010 Aurelia Fierros – Todos los Derechos Reservados
1. Facemash, según Wikipedia:
“El sitio representaba la versión interna de la Universidad Harvard de ‘Hot or Not’, de acuerdo al periódico universitario Harvard Crimson. Según The Harvard Crimson, Facemash utilizaba las imágenes recopiladas de los libros anuales de fotos estudiantiles, que ya habían sido cargados a nueve portales universitarios internos, colocando una imagen enseguida de la otra y pidiendo a los usuarios que eligieran a la persona más atractiva […] Zuckerberg logró infiltrarse a las áreas protegidas de la red computacional de Harvard y copió las imágenes de las identificaciones para acceso a los dormitorios privados de las nueves casas de estudiantes. En ese entonces, Harvard no contaba con un directorio estudiantil que incluyera fotos e información básica, por lo que el sitio inicial generó 450 visitas y 22,000 ‘vistas’ de las fotos publicadas, en las primeras cuatro horas en que el portal estuvo activo en línea”.