En Etiopia, en el siglo XIII, un pastor llamado Kaldi descubrió que sus cabras, después de comer unos “frijoles” de cierto árbol, se volvían enérgicas y a la noche no podían dormir.
Desde el Siglo XIII
Kaldi se preocupó por su rebaño y recolecto parte de aquellos “frijoles”, llevándolos al Abad del Monasterio, quien los dejo hervir en agua, resultando en un líquido negro que bebió, descubriendo que lo mantenía despierto y alerta durante todo el día.
El Abad compartió la receta con otros monjes del monasterio, que llevaron los “frijoles energizantes” por toda la península arábiga, donde fueron bautizados “Qahwah” (vino oscuro). Luego, para identificar su origen se lo llamo “Kaffa”, que era el reino de Etiopía de donde la planta era nativa. Al pasar al imperio Turco se lo llamo “Kahve” (vino caliente) y, en el siglo XV, los holandeses lo llamaron “Koffie”. Dos siglos después los ingleses la renombraron “Coffee”: bebida caliente que en poco tiempo se popularizó en todo el continente.
Cafeterías
En Constantinopla del siglo XVI se crearon las primeras cafeterías y, debido a que el Corán prohíbe el consumo de alcohol, esta nueva bebida energizante desplazo al té en popularidad. Las cafeterías se convirtieron en lugares de reunión y debate de políticos e influyentes.
En poco tiempo quienes gobernaban y tomaban decisiones invadieron las cafeterías para sus discusiones políticas, eventos comunitarios y allí donde los comerciantes concertaban sus transacciones,
En el siglo XVII los reyes de Inglaterra y Alemania intentaron prohibir las cafeterías, por ser la raíz de la difusión de opiniones políticas durante la Ilustración. No tuvieron éxito.
Café en América
En 1714, el alcalde de Ámsterdam obsequió una planta de café al rey Luis XIV de Francia, quien mandó plantarla en el Real Jardín Botánico de París, en 1723 un gajo de esta planta llega a la isla de Martinica y, de allí en poco tiempo se conquistó el Caribe, América del Sur y América Central.
Los ingleses del Nuevo Mundo era adictos al té, hasta que en 1773 el Rey Jorge III de Inglaterra, aumentó el impuesto a esta bebida. Este hecho provocó la rebelión de los colonos, generando una gran revuelta conocida como el Motín del Té de Boston. Fue el punto de inflexión que cambio para siempre la preferencia de consumo de los estadounidenses del té al café. Por esto al café se lo denomina la «bebida patriótica». Algunos sostienen que el Motín del Té en 1773 fue el “empujón” necesario para llegar a la independencia en 1776.
Café en Europa
Cuando el café llegó a Venecia en 1615, el clero lo condenó llamándolo la «invención de Satanás». Esto causó la intervención del el Papa Clemente VIII, quien decidió probar la bebida. La disfrutó tanto que exigió que le enviaran varias bolsas de Coffe. Con la aprobación papal, el camino se allano completamente.
Así, las cafeterías se convirtieron en centros de actividad política y social en Inglaterra, Francia, Alemania, Austria y Holanda.
Los holandeses crearon grandes plantaciones en la isla de Java, expandiendo su cultivo a las islas de Sumatra y Célebes.
El café reemplazó rápidamente a las bebidas comunes, para el desayuno de la época, como cerveza y vino. Se comprobó que quienes bebían café en lugar de alcohol comenzaban el día alertas y llenos de energía, y la calidad de su trabajo mejoraba.
¿Un café?
Las cafeterías fomentan el intercambio de ideas, las reuniones y la expansión de la creatividad. En ellas se gestan revoluciones, maniobras políticas y planes económicos. Los jóvenes obtienen allí su primer trabajo y los músicos su primera audiencia… ¡a disfrutar el oscuro elixir!