El presidente Donald Trump amenazó eliminar la ciudadanía estadounidense de los hijos de inmigrantes indocumentados. Una propuesta que recuerda la intolerancia de las Leyes de Nuremberg de la Alemania nazi y que, en Estados Unidos, está dirigida contra los inmigrantes. Más específicamente, contra los miles de centroamericanos que marchan hacia la frontera con la intención de pedir asilo a tan sólo días de las elecciones nacionales.
La mayoría de expertos legales opinan que un decreto presidencial eliminando la ciudadanía de aquellos nacidos en territorio estadounidense sería inmediatamente cuestionado ante las cortes. Es más que claro que viola la primera cláusula de la decimocuarta enmienda de la Constitución Nacional que establece la ciudadanía de todo aquél nacido en territorio estadounidense. Una enmienda constitucional, vale recordar, que costó más de medio millón de muertes en la Guerra Civil de los 1860s.
Un libreto a seguir
Pero el presidente no parece preocupado por estas cuestiones legales o históricas. Su amenaza, evidentemente, sigue el libreto que utiliza cuando quiere distraer a la opinión pública. El hombre de los negocios turbios, la estrella del Aprendiz, crea una crisis y la resuelve a su manera y, en el proceso, busca obtener la mayor cantidad de réditos políticos posible.
No es casualidad que Trump elija emitir estas explosivas declaraciones en Axios, de HBO, a solamente una semana de las cruciales elecciones del 6 de noviembre. Obviamente busca agitar y movilizar a sus seguidores para distraerlos y motivarlos a que salgan a votar. Un voto fundamental ya que se decidirá si retiene control del Congreso Nacional y, de esa manera, puede continuar implementando su agenda política.
Nacionalismo y terrorismo doméstico
Necesita distraer a sus seguidores porque su irresponsable proclama de que es un nacionalista, ocho días atrás en Texas, se vio conectada con hechos de terrorismo doméstico que le complicaron la semana. Primero se arrestó a un nacionalista que es un leal simpatizante de Trump y a quien se lo acusa de enviar explosivos a varios enemigos políticos del presidente. Después, otro nacionalista atacó a una sinagoga asesinando a once judíos.
La columna de centroamericanos
Y qué mejor manera de distraer que volver a retomar sus tema favorito: la xenofobia. En este contexto, esto implicaba conectar a la columna de inmigrantes centroamericanos con la eliminación de la ciudadanía. Algo que seguramente debe haber pensado como “La solución final al problema de la inmigración…”
Así es como volvió a la columna centroamericana que marcha hacia Estados Unidos. En realidad, a Trump no le importa en absoluto que esos niños, mujeres y hombres vienen escapando el hambre y la violencia que, en gran medida, han sido agudizados por la política externa de Estados Unidos en esa región. Lo que le importa es crear una imagen de invasión y, al mismo tiempo, deshumanizar a los migrantes sugiriendo que la columna está infiltrada por “miembros de pandillas”, “gente mala”, terroristas.
También amenazó con cortar la asistencia financiera a Honduras, Guatemala, El Salvador y México si no detenían la columna. Como esto no funcionó, le ordenó al Pentágono y al Departamento de Seguridad Interna que mande helicópteros y otros 5,000 soldados para reforzar la frontera. Pero como si esto no fuera suficiente, ahora amenaza con quitarles la ciudadanía a los hijos de inmigrantes que no tengan los papeles apropiados.
Necesitamos crecimiento demográfico
Los últimos datos del Pew Reasearch Center sugieren que, en 2014, un poco más del 7% de los nacimientos fueron de madres que eran inmigrantes indocumentadas. En total, habría unos 4.5 millones de estadounidenses menores de edad que, a lo largo de los años, obtuvieron la ciudadanía de esa manera. Pero en vez de ver esto como un problema, muchos demógrafos lo consideran como algo positivo para la nación.
Las estadísticas de los demógrafos nos recuerdan que la fertilidad de la mujer blanca estadounidense es muy baja. Esto significa que, si no fuera por la inmigración, podríamos estar por debajo de la tasa de 2.1 que es necesaria para reproducir la población. Lo que implicaría toda una serie de problemas económicos y sociales como ya los han comenzado a experimentar otros países con pocos jóvenes y un alto porcentaje de ancianos.
Estadounidenses no apoyan enmienda constitucional
Lo interesante es que la mayoría de los estadounidenses no apoyarían estas maniobras de Trump. Así lo sugiere una encuesta de 2015 que reporta que 60% estaban opuestos a que se reforme la Constitución con el objetivo de eliminar el derecho a la ciudadanía de los hijos de los inmigrantes indocumentados. Pero como era de esperar, los republicanos tenían otras ideas. Mientras 75% de demócratas estaban opuestos, 53% de republicanos favorecían la enmienda constitucional.
Manipular la cuestión de la ciudadanía con fines políticos es más que peligroso. En la Alemania nazi, en 1935, se pasaron las Leyes de Nuremberg que, en parte, decretaron que sólo aquellos de pura sangre alemana podían ser ciudadanos del Reich. Después se modificaron para incluir a los roma y a las personas de raza negra. Todas estas minorías no solamente dejaron de ser ciudadanos por ley, sino que fueron consideradas enemigas del nuevo estado que nacía y que prometía volver a hacer a Alemania una nación fuerte. Este sueño, como sabemos, desembocó en la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial y en el asesinato sistemático de 10 millones durante el Holocausto. Ese mismo Holocausto que muchos nacionalistas, amigos y admiradores de Trump, siempre han negado.