Trump propone impuestos a las remesas de inmigrantes

Entre las más de mil páginas del paquete de gastos del presidente Donald Trump, aprobado por la Cámara de Representantes el mes pasado, se encuentra una propuesta para imponer un impuesto del 3.5 % a las remesas de ciudadanos no estadounidenses. Este fue el tema principal de la conferencia semanal de American Community Media (ACoM), presentado por su moderadora Sunita Sorabji, quien agregó a modo de presentación: “En 2024, los residentes en Estados Unidos enviaron más de 220 mil millones de dólares a familiares y amigos en otros países. Más de la mitad de esa cantidad se destinó a América Latina. México es el mayor receptor latinoamericanode remesas estadounidenses, mientras que India es el principal receptor en todo el mundo”.

“El impuesto perjudicaría a las economías extranjeras, especialmente a las de países de bajos ingresos, donde las remesas representan entre el 3% y el 25% del PIB total, superando tanto la ayuda exterior como la inversión extranjera directa, pero también podría afectar la economía estadounidense”, agregó la moderadora, para dar lugar a los invitados.

Es ilegal y podría generar más inmigración irregular

El primero en tomar la palabra fue Ariel Ruiz Soto, analista principal de políticas del Migration Policy Institute, quien detalló: “En 2024, el Banco Mundial estimó que se enviaron 905 mil millones de dólares en remesas a nivel mundial, de los cuales 695 mil millones fueron a países de ingresos bajos o medios, destacando India y México como los principales receptores, seguidos por Filipinas y China. Las remesas son un importante motor de desarrollo, ya que permiten cubrir necesidades básicas, financiar servicios y proyectos en comunidades con poca inversión estatal”.

Según Soto, “durante los últimos años, incluso en la pandemia, las remesas han seguido creciendo, especialmente en América Latina, a pesar de los problemas económicos en Estados Unidos. Sin embargo, en 2024 se observa una leve disminución en las remesas hacia México, aunque aumentan en países como Guatemala. Esto refleja diferencias regionales y de comportamiento entre migrantes”.

>En cuanto a la propuesta de la administración Trump para imponer un impuesto del 3.5% a las remesas enviadas por inmigrantes, Soto consideró que podría tener varias implicaciones:“Aumento de costos para las agencias de remesas (como Western Union); posible obligación de verificar el estatus migratorio de los remitentes; migrantes podrían buscar formas alternativas para enviar dinero, lo que podría generar riesgos de seguridad; anticipación en los envíos antes de la implementación del impuesto”.

Además, advirtió que “esta medida podría reducir el flujo de remesas, especialmente a comunidades rurales, afectando el desarrollo local y posiblemente impulsando la migración irregular, lo cual sería contradictorio con la política migratoria de Trump”.

Por otro lado, varios países, como México, cuestionan la legalidad del impuesto, dado que los migrantes ya pagan impuestos en Estados Unidos.

Finalmente, concluyó: “Cualquier interrupción significativa en las remesas tendría efectos desiguales y consecuencias imprevistas, como el aumento de la migración irregular hacia Estados Unidos, especialmente desde países más cercanos como México”.

Esto agrava la pobreza y la inmigración

Luego tomó la palabra Helen Dempster, investigadora de políticas y subdirectora del Migration, Displacement, and Humanitarian Policy Program at the Center for Global Development. Ella explicó: “Durante décadas, las remesas han superado tanto a la ayuda oficial al desarrollo como a la inversión extranjera directa, siendo una fuente vital de ingresos para países de ingresos bajos y medios. En 2024, el Banco Mundial estima que alcanzarán los 704 mil millones de dólares, con proyecciones de crecimiento continuo”.

“Estas transferencias representan una parte crucial del PIB en muchos países –continuó-, por ejemplo, 41% en Tonga, 39% en Tayikistán y más del 20% en Honduras, El Salvador y Guatemala. Aunque en México solo representan el 4.5% del PIB, el país recibe una cantidad muy alta (67 mil millones de dólares)”.

Analizó también el impacto de la propuesta de impuesto del 3.5% a las remesas: “Este impuesto, que afectaría a migrantes no ciudadanos estadounidenses, podría reducir las remesas en un 5.6%, con México como el país más afectado en términos absolutos (pérdida estimada: 2.6 mil millones de dólares al año). Centroamérica y África sufrirían pérdidas significativas en relación con sus ingresos nacionales”.

Por otro lado, consideró que “este impuesto se sumaría a los recientes recortes de ayuda extranjera de Estados Unidos, lo que representa un doble golpe económico para los países más pobres, como Liberia, donde las remesas superan con creces la ayuda internacional”.

En conclusión, Demspster consideró que “el impuesto a las remesas, combinado con los recortes de ayuda, amenaza con reducir los ingresos de millones de familias, debilitar la demanda interna y agravar la pobreza y la migración irregular, especialmente en América Latina y África”.

Favorecerá el lavado de dinero y la actividad criminal

Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Program at the Inter-American Dialogue, e investigador principal del Harvard University’s Center for International Development, dijo: “La enmienda a la ley de implementación de la tasa del 3,5% sobre remesas desde Estados Unidos tiene importantes implicaciones legales, económicas, de seguridad nacional y geopolíticas. Esta tasa afectará a los extranjeros en situación irregular o autorizada, mientras que los ciudadanos estadounidenses pueden quedar exentos si demuestran su estatus mediante documentos oficiales (certificado de nacimiento, pasaporte, etc.). Esto generará problemas logísticos y de privacidad, ya que las empresas de transferencias (bancos, fintechs, criptos) deberán validar la ciudadanía, algo que actualmente no están habilitadas para hacer”.

Según él, las implicaciones principales serán: “Riesgo para la seguridad nacional y privacidad, el proceso de verificación de ciudadanía expone datos sensibles, abre la puerta al fraude, robo de identidad y ciberataques, riesgo financiero por el aumento en costos de remesas que impulsará el uso de canales informales y no regulados, facilitando el lavado de dinero y la actividad criminal, por cada 1% de incremento en el costo de envío, el uso de canales informales aumenta un 6% y el monto remitido disminuye unos $30, el impacto económico en países receptores se verá en las remesas que representan entre 40% y 70% del ingreso familiar en varios países, las reducciones en remesas disminuyen el consumo interno, especialmente en países como Guatemala, El Salvador y Haití, donde hasta el 30% del consumo privado depende de estos fondos, y las consecuencias en migración e intereses de Estados Unidos se verificará en que disminuir remesas puede aumentar la intención de migrar, lo cual contradice los objetivos migratorios de Estados Unidos, también se afectaría la compra de bienes estadounidenses en países receptores, lo que perjudica las exportaciones y la economía de Estados Unidos”.

En definitiva, Orozco decretó: “El impuesto resulta moral, política y económicamente indefendible, dada su complejidad y efectos desproporcionados en los países más dependientes.Básicamente al reducir ingresos familiares, fomentar canales ilegales, aumentar la migración y debilitar el comercio bilateral”.

No detendrá las remesas, pero afectará a las empresas

Por último, habló Ana Valdez, presidenta y directora ejecutiva de Latino Donor Collaborative, quien dijo: “Este nuevo impuesto penaliza injustamente a los inmigrantes, quienes representan el sueño americano y son un motor clave de la economía de Estados Unidos. Aunque el objetivo es fiscal, la medida tendría efectos contraproducentes tanto en el país como en el extranjero”.

En cuanto a los puntos principales, detalló: “Los inmigrantes no dejarán de enviar remesas, pero sacrificarán consumo en Estados Unidos (menos gastos en cine, ropa, etc.); algunos pedirán ayuda a sus empleadores para cubrir los costos extra; muchos buscarán métodos alternativos e informales para enviar dinero, lo cual incrementa la inseguridad y los riesgos de ilegalidad”.

En cuanto a las consecuencias en el sistema financiero, remarcó: “Bancos como Bank of America y Wells Fargo han reportado un aumento en retiros de efectivo por parte de inmigrantes, motivado por miedo a la deportación, congelamiento de fondos y necesidad de evitar impuestos; algunos inmigrantes planean llevar grandes sumas en efectivo a sus países de origen, especialmente México, lo que pone en riesgo su seguridad y crea irregularidades bancarias”.

“Esto afecta la confianza en el sistema bancario –siguió- y perjudica a instituciones financieras que ven a los inmigrantes como nuevos clientes potenciales.»

En relación a los daños a las empresas dijo: “Empresas como Western Union y Wise han endurecido sus controles, lo que ha contribuido a una disminución del 12% en las remesas a México este mes, incluso antes de implementarse el impuesto, esta caída perjudica a empresas estadounidenses del sector de transferencias internacionales”.

En relación a la recaudación fiscal, mencionó: “Los ingresos por el impuesto no compensarán los efectos negativos sobre el consumo, el sistema financiero, ni las empresas del sector”.

En definitiva, dijo que el impuesto genera más incertidumbre que beneficios económicos reales, y concluyó: “El impuesto a las remesas no detendrá el envío de dinero al extranjero, pero afectará negativamente a las familias migrantes, a la economía local, a los bancos y a las empresas de remesas, todo mientras genera riesgos financieros y de seguridad sin lograr un beneficio fiscal significativo”.

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