Pese a las expectativas y la esperanzas, para los argentinos el año 2010 no terminó bien. A la enorme ola de asaltos, toma de rehenes, salideras bancarias con muertos, se sumaron nuevos dramas. Quienes vivieron estos sucesos de cerca querían que el año terminara pronto. Que se fuera.
Y como si esto fuera poco se agregó la falta de gasolina en los surtidores de las estaciones de servicio. Un verdadero inconveniente para los conductores, en esta época de fiestas privadas o públicas para festejar el año que se iba.
Para fin de año faltaron billetes en los bancos. Las cuentas, había que seguir pagándolas. El dinero hizo falta, los jubilados querían cobrar, todos necesitábamos nuestros dinerillos. Y aumentaron los peajes en ciertas rutas aquí, en la provincia de Córdoba, y el cospel de los colectivos también. ¡Uy, se viene una enorme cantidad de aumentos en muchas cosas!
La toma de terrenos por familias que dicen no tener viviendas, aunque por otro lado se dice que tienen viviendas, pero nadie aclara nada, La falta de energía eléctrica en varios lugares de Córdoba. Ojalá pronto cambie todo este barullo que hay en Argentina. En todos lados hay problemas, pero nosotros tenemos todas las penurias juntas. ¿No es mucho?
No llueve y la sequía avanza. Con las precipitaciones que caen los ríos no alcanzan a llenarse y proveer agua a los habitantes de Córdoba y otros lugares del país.
¿Cambiará este nuevo año? Debería y pronto. Hay que «ponerse las pilas» y abrir la mente y tratar de que las ideas fluyan y así poder hacer buenas cosas por el país. ¿Quién? Tanto el que conduce un poblado chico de nuestra querida Argentina como los que están más arriba por el voto del pueblo.
Esperemos que el 2011 traiga algo de paz y tranquilidad. Justo cuando los turistas van llegando a las zonas para su descanso de las merecidas vacaciones de verano. ¿Quién no necesita aunque sean unos cuantos días de descanso?
Hay que pedir a Dios. El que siempre lo hace seguirá rogando a Dios para que buenas cosas sucedan en 2011.
Comenzamos y terminamos con algunas «pálidas» pero veamos el lado bueno de las cosas. Estamos en paz, no hay guerras (sólo de ideas) y vivimos en democracia.
Y hay que tener esperanza en algo nuevo y lindo que puede llegar. La esperanza nunca hay que perderla. ¿No les parece?
En este momento hay muchas luces en el cielo. Los fuegos artificiales ya alumbran nuestro firmamento. ¡Brindemos!
Y demos gracias por las personas buenas – que las hay – por quienes ayudan – que los hay y son tantos – por los que sueñan lindas cosas para el mundo, por los que hacen bien las cosas en los gobiernos, por los médicos que a pesar de no recibir una buen pago siguen curando enfermos, por las iglesias donde los creyentes pueden ir a mitigar sus penas.
Sólo esto, agradezcamos.