Una Convención Demócrata con imagen de unidad y esperanza

En una reunión política virtual, no solo se nominó a Joe Biden y a Kamala Harris sino que se dieron los primeros pasos que decidirán el futuro de las instituciones democráticas estadounidenses

LOS ÁNGELES, EE.UU. – Había considerable incertidumbre sobre cómo sería una convención partidaria, en esta Era del COVID-19, con máscaras, distanciamiento social y el silencio de salones mayormente vacíos.

Pero después de los discursos, cuando las cámaras de televisión cerraron sus transmisiones y los últimos fuegos artificiales se apagaron, es como que se sintió un respiro de alivio del equipo del candidato presidencial demócrata Joe Biden.

No era para menos, después de cuatro días intensos, había concluido la Convención Nacional del Partido Demócrata y todo había sido un éxito.

Originalmente planificada en Milwaukee, la programación terminó siendo realizada prácticamente online. Un esfuerzo ´virtual´ sin precedentes que, a pesar de todos los potenciales riesgos, se desarrolló con muy pocos problemas técnicos y culminó con la proclamación de Joseph Robinette Biden Jr. como candidato a ser el 46avo presidente de los Estados Unidos e incluyó, días antes, la decisión histórica de seleccionar a la senadora Kamala Harris, una mujer afroamericana e hija de inmigrantes de Jamaica y la India, como candidata a vicepresidenta.

El mensaje

El impecable y moderado discurso de aceptación de Joe Biden, sin los errores o distracciones que algunos opositores esperaban, no resonó tanto como una proclama política sino más como el mensaje de un veterano estadista que quiere transmitir tranquilidad y esperanza a una nación dividida y cansada.

“El actual presidente ha cubierto a América con oscuridad por mucho tiempo. Demasiado enojo. Demasiado miedo. Demasiada división. Aquí y ahora, les doy mi palabra: si confían y me dan la presidencia, traeré a los mejores, no los peores. Seré un aliado de la luz, no de la oscuridad”, dijo Biden en el Chase Center, en Wilmington, Delaware, con una multitud de banderas en el fondo.

Con 18 millones de desempleados, 180,000 muertos por el coronavirus y un debate nacional sobre el racismo y la brutalidad policial, no era necesario recordarles a los estadounidenses los desafíos que confrontan.

De eso se encargaron otros oradores como Hillary Clinton, la exsecretaria de Estado y candidata presidencial en 2016; su esposo, el expresidente Bill Clinton; la exprimera dama Michelle Obama; y, en una muestra de unidad, representantes del ala liberal del partido como el senador Bernie Sanders y la representante Alexandria Ocasio-Cortez.

Pero una de las luminarias de la reunión, que dejó ecos que reverberarán más allá de este tiempo político, fue el elocuente y trascendental discurso del expresidente Barack Obama quien emitió un claro dictamen condenatorio de la presidencia de Donald Trump, acusando al empresario multimillonario de tratar a la presidencia como si fuera un reality show y advirtiendo sobre el riesgo histórico que confronta la nación.

“No los dejen que les roben su democracia”, dijo Obama desde el Museo de la Revolución Americana, con el poderoso símbolo de un escrito detrás que decía ´Escribiendo la Constitución´, en un discurso en el que repitió 18 veces la palabra democracia.

Republicanos con Biden

Tal como se esperaba, el presidente Donald Trump no perdió tiempo en criticar el discurso de Biden. Desde Pennsylvania, y en plena campaña en un estado en el que necesita triunfar de acuerdo con la compleja matemática electoral, el presidente sugirió, sin mucha imaginación ni fundamentos, que lo del candidato demócrata eran puras palabras porque, en sus 47 años de carrera política, hizo poco o nada.

Pero, aunque Trump mantiene el apoyo de una base recalcitrantemente leal de alrededor de un tercio del electorado, no todos los republicanos están de acuerdo con sus críticas. Ante la creciente posibilidad de que el barco político se hunda, son cada vez más los correligionarios que expresan su disidencia. Karl Rove, por ejemplo, el legendario consultor político republicano y ex asesor de George W. Bush, no tuvo dudas en elogiar el discurso del candidato demócrata en Fox News.

Hasta en la misma Convención Demócrata se escucharon voces de destacados miembros del Partido Republicano apoyando, de una manera u otra, a Biden. Entre ellos, la excandidata agobernadora de California Meg Whitman; el general de cuatro estrellas Colin Powell; Cindy McCain, la viuda del exsenador John McCain, héroe de la Guerra de Vietnam y candidato presidencial; y el ex gobernador de Ohio John Kasich, quien también fue candidato presidencial en las primarias republicanas de 2016, en las que Trump se impuso.

“Yo he votado e hice campañas por republicanos desde los años de Reagan. Pero no voy a votar por Donald Trump en noviembre”, afirmó el republicano Kasich en un discurso a la Convención Demócrata. “Yo apoyo a Joe Biden… Necesitamos un líder positivo. Alguien que pueda trabajar con ambos lados, republicanos y demócratas.”

Las encuestas

La exitosa experiencia de la Convención Demócrata seguramente se va a ver reflejada en las encuestas que típicamente registran un crecimiento de alrededor de un 5% para el partido. Pero tal vez ese incremento no dure mucho porque el lunes 24 de agosto, los republicanos comenzarán su propia convención y si todo marcha como planificado, a pesar del coronavirus y la recesión, también tendrán sus fuegos artificiales.

Real Clear Politics reporta que el promedio de las últimas encuestas le dan una ventaja a Biden de 49.8% a 42.2%. Un margen de 7.6 puntos que, debido a la segmentación que plantea una elección basada en el Colegio Electoral, no es una diferencia tranquilizadora.

En cinco estados claves en los que tal vez se decida la elección (Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Arizona, Florida) y que Trump ganó en las elecciones de 2016, Biden prevalece con ventajas que van de 2 a 6.7 puntos.

La mala noticia para los que quieren un cambio político es que a pesar del COVID-19 y una economía recesiva con tantos desempleados, la base fundamental de la coalición Trump, salvo excepciones, sigue apoyando al candidato republicano.

La buena noticia es que los moderados de ambos partidos, los independientes y el centro del espectro ideológico lo están desertando. Una encuesta de Politico/Morning Consult reportaque entre quienes se identifican como independientes 46% apoyan a Biden y solo 36% a Trump.

Dos opciones

La Convención Demócrata terminó con altas marcas y, tal vez, sea un bosquejo de lo que serán las convenciones del futuro en estos tiempos de tecnologías ultra sofisticadas. Pero mientras tanto, con el COVID-19 a todo vapor generando marchas y contramarchas, nadie puede asegurar con certeza qué se puede esperar.

Todavía falta la Convención Republicana, tres debates presidenciales y la campaña otoñal que, si las últimas décadas sirven de referencia, será de una intensidad y agresividad sin paralelo.

¿Cuánto de la propaganda política partidaria será manufacturada con logaritmos diseñados por agencias de inteligencia en Moscú o Beijing? ¿Se podrá votar sin interferencias? ¿El voto por correo será contado? ¿Se enviarán fuerzas de seguridad intimidatorias a los centros de votación? ¿Qué pasará si el Presidente Trump se niega a reconocer los resultados de las elecciones?

Faltan dos meses para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre cuyas consecuencias, obviamente, resonarán a lo largo y ancho de un mundo que se mantiene expectante.

Lo que ya se sabe y no hay duda alguna es que, en esta nación construida en las costas vírgenes del continente americano más de dos siglos atrás con ideas fundacionales de Montesquieu, Rousseau y Locke, no se organizará una elección más, sino una elección en la que está en juego el futuro de las instituciones democráticas. La Convención Demócrata planteó las opciones claramente: la oscuridad del autoritarismo o la luz y esperanza de la restauración de la eficiencia y la decencia.

Originalmente publicado en The International Literary Quarterly.

Nestor M. Fantini, M.A., Ph.D. (ABD), is an Argentine-American journalist, educator, and human rights activist based in California. Since 2018, Fantini has been co-editor of the online magazine HispanicLA.com. Between 2005 and 2015 he was the main coordinator of the Peña Literaria La Luciérnaga. He is the author of ´De mi abuela, soldados y Arminda´ (2015), his stories appear in ´Mirando hacia el sur´ (1997) and he is co-editor of the ´Antología de La Luciérnaga´ (2010). He is currently an adjunct professor of sociology at Rio Hondo College, Whittier, and at AMDA College of the Performing Arts, Hollywood, California. As a refugee and former political prisoner who was adopted as a Prisoner of Conscience by Amnesty International, Fantini has dedicated his life to promoting the memory of the victims of state terrorism of the Argentine civil-military dictatorship of the 1970s and is currently coordinator of Amnesty International San Fernando Valley. Fantini graduated from Woodsworth College and the University of Toronto.

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Néstor M. Fantini , M.A., Ph.D. (ABD), es un periodista, educador y activista de derechos humanos argentino-estadounidense que reside en California. Desde 2018, Fantini es coeditor de la revista online HispanicLA.com. Entre 2005 y 2015 fue el coordinador principal de la Peña Literaria La Luciérnaga. Es autor de De mi abuela, soldados y Arminda (2015), sus cuentos aparecen en Mirando hacia el sur (1997) y es coeditor de la Antología de La Luciérnaga (2010). Actualmente es profesor adjunto de la cátedra de Introduction to Criminology, en Rio Hondo College, Whittier, California, y de The Sociological Perspective, en AMDA College of the Performing Arts, Hollywood, California. Como refugiado y ex prisionero político que fuera adoptado como Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional, Fantini ha dedicado su vida a promover la memoria de las víctimas del terrorismo de estado de la dictadura cívico-militar argentina de la década de 1970 y actualmente es coordinador de Amnesty International San Fernando Valley. Fantini se graduó de Woodsworth College y de la Universidad de Toronto.

Un comentario

  1. Para mi, a la Convencion Democrata le falto sangre joven, sangre nueva. Sabemos que uno de los puntos debiles de Biden es el voto de los jovenes. Ahora, segun las encuestas, el voto latino parece ser otro punto debil (comparado a todos los candidatos anteriores). Habia gente como Julian Castro que llenaba esas dos cualidades y fue dejado de lado, a pesar que los otros pre candidatos si estuvieron. Yo veo que a la nueva generacion le dicen: Apoyennos, en vez de decirles: vengan a construir con nosotros. Puede ser un grave error.

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