Wikileaks: Una historia de injusticia con sede en Guantánamo

Para el original en español de los documentos de Wikileaks, haga click aquí.

Esta vez WikiLeaks reveló documentos del Pentágono que señalan que en la cárcel de Guantánamo se cometieron abusos, arbitrariedades en las detenciones y, además, difundió que el gobierno estadounidense no creía en la culpabilidad de aproximadamente el 60 por ciento de los prisioneros.

Desde el año 2002, la cárcel de Guantánamo, ubicada en una bahía del mismo nombre al este de la isla de Cuba, ha fungido como la casa de habitación indeseable, auspiciada por Estados Unidos, para aquellos sospechosos de terrorismo. Especialmente para los capturados en las guerras de Afganistán e Irak.

El informe difundido por WikiLeaks reveló el resultado de 759 de las 779 fichas de evaluaciones realizadas a los prisioneros por los mandos militares estadounidenses entre febrero de 2002 y enero de 2009.

En ellas queda en evidencia que el gobierno norteamericano mantuvo encarcelados durante años a cientos de hombres que no representaban peligro para Estados Unidos ni para sus aliados y tampoco tenían vinculación terrorista o con Al-Qaeda.

Tres parámetros sin complejidad eran los únicos que regían la clasificación de peligrosidad de cada uno de los presos: Alto, medio y bajo. Con el resultado se conoce la recomendación para determinar si el preso debe ser liberado, trasladado o si continúa recluido en Guantánamo.

El nivel alto lo recibe aquel que “probablemente” supone una amenaza para EE.UU.; nivel medio “quizás” lo suponga; mientras que el bajo significa que es “improbable” que sea un riesgo para el país. Ninguno, ni aún el nivel de alta peligrosidad, denotan un nivel certero de amenaza terrorista.

Cada ficha contiene una breve descripción de cada uno de los hombres que han pasado encarcelados en Guantánamo. Los más de 800 documentos son protocolarios, pero por debajo del lenguaje administrativo se vislumbran informaciones que aportan un retrato de las condiciones de vida en el presidio, y si existen incidentes, se narran escuetamente.

Las fichas secretas muestran a unos reclusos tratados como probables culpables que no deben demostrar solo su inocencia sino su falta de conocimiento sobre Al Qaeda y los talibanes para obtener la libertad.

Y por si fuera poco los delitos que las autoridades estadounidenses les imputan a algunos de ellos han sido tener un primo, amigo o hermano relacionado con la yihad. También por vivir en un pueblo en el que ha habido ataques importantes de los talibanes; o viajar por rutas usadas por los terroristas y, por esa causa, conocerlas bien.

De acuerdo con las evaluaciones, sólo 274 presos clasificaron en la categoría «quizás podrían entrañar un peligro”. EE.UU. afirmó que 83 presos no suponían ningún riesgo para la seguridad de la nación, mientras que dijeron que 77 era «improbable» que fueran una amenaza para el país o sus aliados.

El informe reveló que el 20 por ciento de las detenciones se dieron de forma arbitraria y que, muchas veces, ni las autoridades de Estados Unidos sabían el motivo del encarcelamiento.

Sin embargo el fin era fundamentalmente «explotarlos» (exploit), según su propia terminología; por si sabían algo que pudiera ser útil.

Aproximadamente 140 presos corrieron esa suerte y vejaciones durante más de ocho años sin pruebas que los acusaran. De los 779 prisioneros, 170 siguen recluidos. Y sólo siete presos han sido juzgados y condenados hasta el momento: seis en las comisiones militares de la base y uno en un tribunal civil de Nueva York.

El diario El País de España asegura que ancianos con demencia senil, adolescentes, enfermos psiquiátricos graves y maestros de escuela o granjeros sin ningún vínculo con la yihad fueron conducidos al presidio y encarcelados con verdaderos terroristas, por ejemplo los supuestos responsables del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Entre los que no suponían ningún peligro están un anciano de 89 años con demencia senil y depresión que vivía en un complejo residencial en el que apareció un teléfono por satélite; un padre que iba a buscar a su hijo al frente talibán; un mercader que viajaba sin documentación; un hombre que hacía autostop para comprar medicinas…

A pesar de la valiosa información proporcionada, los expedientes no visibilizan ninguna tortura ni mucho menos cómo hizo el gobierno estadounidense para obtener supuestas declaraciones provenientes de internos.

Entre los interrogadores se encuentran militares, agentes de la CIA y policías de sus propios países que desfilaron en secreto por sus celdas, entre ellos españoles. Fueron ellos los que les tomaron las declaraciones a aquellos hombres que se encontraban esposados y encadenados por una argolla al suelo.

El Pentágono vuelve a lamentar

Las revelaciones dieron paso a que el Pentágono redactara un comunicado en el que lamenta la publicación de los documentos secretos en diversos medios internacionales, por su carácter sensible para la seguridad de EE.UU.

“Vamos a seguir trabajando con aliados y socios en todo el mundo para mitigar las amenazas a EE.UU. y otros países y trabajar hacia el cierre definitivo del centro de detención de Guantánamo, de acuerdo con buenas prácticas de seguridad y nuestros valores como nación «, cita el documento.

Estas revelaciones, a parte de poner aún más sobre el limbo el trabajo de la seguridad estadounidense, expone aún más la incumplida promesa hecha por el actual presidente de ese país, Barack Obama, cuando aún era un candidato presidencial, de cerrar el centro penitenciario con sede en Cuba.

Obama afirmó, el pasado ocho de marzo, que no se puede cerrar Guantánamo pero que restablecería los juicios militares en la base con el fin de ampliar la capacidad de llevar a los terroristas ante la Justicia.

Las declaraciones del fiscal general (ministro de Justicia), Eric Holder, confirman que no puede cerrar la cárcel, al menos hasta 2013.

Mientras tanto la prisión, la cual está llena de suposiciones, vejaciones e injusticias, seguirá siendo el albergue para personas cuya implicación en actos de terrorismo es confusa para las autoridades estadounidenses.

Publicado bajo licencia de Revista Contrapunto / Editor: Juan José Dalton

2 comentarios

  1. No se entiende cómo una Nación como E.U. se erige como adalid en D.H. y tiene el cinismo de certificar a otros países en esa materia. Con comportamientos tan reprochables como éste, E.U. sólo está fabricando enemigos con profundo sentimiento antigringo, en todo el mundo. Obama, qué pasó con su promesa de cerrar este centro de la infamia? Cúmplala!

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