Violencia de género contra mujeres inmigrantes

 

La globalizacion, las crisis economicas y sociales han sido entre otros el motor de los procesos migratorios.

La emigración es para muchas mujeres un sinónimo de nuevas oportunidades y la opción de prosperidad. Es la posibilidad de encontrar el cambio económico o de liberación que sus países de origen no les posibilitaron.

Si bien históricamente ha sido el hombre quien ha encabezado los procesos migratorios,  esto se ha modificado en los últimos años y hoy son las mujeres quienes en muchos casos lideran estos movimientos.

Luego de sufrir el desarraigo por dejar sus espacios vitales y afectivos conocidos, las mujeres se enfrentan a la barrera del idioma, trabajan por salarios inferiores a su capacidad, carecen de seguros médicos, y deben resignarse a insertar a sus hijos en un nuevo y desconocido sistema.

Son la mujeres quienes sostienen a su familia en este nuevo proceso.

Pero más allá de este protagonismo, las mujeres inmigrantes deben enfrentarse a lo que desde hace algunos años se dio en llamar violencia de género.

Como dijo el diario La Jornada de España:

Siendo las mujeres, casi el  50 % del total de la población mundial migrante. […] Son victimas de violaciones, secuestros y robo. Van en busca de empleo para “saciar las bocas hambrientas”…en su éxodo son asediadas por el peligro: abusadas, robadas, secuestradas, engañadas, violadas y a veces pagan con sus vidas”…cientos de miles son trabajadoras domesticas en Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Francia y España, entre otros paÌses, y …“muchas trabajan en la semiesclavitud”. Los patrones abusan sexualmente de ellas, les pagan bajos salarios, y son discriminadas. La Organización Internacional del Trabajo estima que 2.45 millones de victimas son explotadas y cada año se agregan 1.2 millones mas …

Los datos aterran.

Si bien hombres y mujeres, nacemos con el mismo conjunto de motivaciones que rigen nuestras vidas, durante el desarrollo la predominancia del género masculino introduce un proceso de escisión complementaria que convierte a los hombres en sujetos y a las mujeres en objetos.

Esta polarización instaura la diferencias en la consitución del narcisismo y la autoestima en la cual el hombre desea y la mujer es objeto de ese deseo. Así se ve instalada la superioridad de uno sobre el otro y el modo en el que se van articulando los modos sociales imperantes, y el ejercicio de poder.

Es esta una de las mayores batallas del siglo XXI:  quebrar mandatos y formas tradicionales –sociales, políticas y religiosas–  que nos han llevado a tanta desigualdad y aberraciones.

Es hora de edificar dispositivos donde los seres humanos, a partir de sus diferencias,  construyamos un mundo más equitativo y ético ,que pese al dolor y la complejidad valga la pena ser vivido.

Carina Licovich nació en Buenos Aires, Argentina, donde realizó la mayor parte de su formación. Psicoanalista, psicoterapeuta , mamá de 4 hijos, vive y trabaja desde 2002 en Los Angeles, California, donde es directora de Dinjes Musictherapy Program, un programa dedicado desde el arte a trabajar con niños con necesidades especiales.
Carina tiene una amplia experiencia en la clinica habiendo trabajado tanto en la practica privada como en diversas insituciones de salud
Actualmente cursa su doctorado en psicologia clinica

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