Este fin de semana hubiera sido una jornada de festejo, pero la anulación del fallo Roe vs. Wade, el pasado 24 de junio de 2022, transformó el 50 aniversario de este fallo en una jornada de protesta.
Miles marcharon por las calles de este país en lo que se llamó “Bigger than Roe”. No fue una manifestación exclusiva de mujeres, sino de todos aquellos que aprecian la democracia y sienten que la estamos perdiendo.
Cuando el futuro es volver al pasado
La Corte Suprema de Justicia, digitada por Trump, retrocedió el reloj histórico de Estados Unidos a 50 años atrás, desmantelando el derecho de las mujeres a tener acceso seguro al aborto, decidiendo sobre sus cuerpos y bogando por una maternidad deseada.
De esta manera, se impone sobre nuestras vidas la lógica de la Biblia. Un matrimonio perverso entre una derecha antiinmigrante y violenta y las Iglesias Evangélicas, que bogan para que el rol de la mujer sea ser la sostenedora de una familia exclusivamente homoparental. La reducción básica de la vida a una forma de fácil dominación.
La voces que no callan
Este pasado 22 de enero, en un acto cívico frente al City Hall de la ciudad de Alameda, California, Rubi L., una estudiante de 16 años, habló expresando el dolor de su generación.
«Estamos expuestas a una sobresexualización, impuesta en las mujeres que lleva a la violencia y al abuso sexual. Soportamos el dolor y la humillación de las miradas de los hombres diariamente sobre nuestra nuca, en los trenes, en las calles, en los colectivos. Muchas veces hemos sido tocadas contra nuestra voluntad y sabemos que esa no será la última. Es un trauma que une a la mayoría de las mujeres de nuestra edad. Un acoso que es sostenido por una cultura que hace de la mujer un objeto de la industria sexual y que tiene un impacto internacional en la percepción de género», dijo Rubi L. «No es un tema individual, es sistémico. Está normalizado en nuestra sociedad, promocionado por una industria específica. Es inmoral, cruel y deshumanizante ser tratado como nada más que un objeto. Estoy aquí para decirles a ustedes y a todos, incluso a los que no quieren escuchar, que no somos una mercancía, no somos objetos y no nos quedaremos calladas».
“Somos mujeres de diferentes culturas que estamos luchando para garantizar un futuro mejor para todas las mujeres y las niñas», concluyó Rubi L. «Para que hoy, mañana y en los años por venir, vivan en un mundo que las valoren no solo como mujeres sino como seres humanos con corazones, almas, mentes y vidas dignas de ser respetadas con alegría y libres. ¡Es más grande que Roe!»
Defender la vida pero sostener la muerte
Mientras traduzco al español las palabras de Rubi recibo el llamado asustado del padre de mi hijo: “¿Estás en casa, están bien?”
Siete personas fueron asesinadas ayer a la tarde, en Half Moon Bay. Una pequeña comunidad agrícola, casi bucólica sobre el Pacífico, donde vamos con mi hijo a hacer nuestras caminatas. La masacre fue entre las tres y las cuatro de la tarde, cuando la escuela ya había terminado y los niños presenciaron los asesinatos.
Es la tercera matanza en California en los últimos tres días. Las autoridades afligidas hablan de crisis mental y recomiendan ir a pedir ayuda.
Yo creo que tendríamos que replantearnos el concepto de locura. Vivimos en un país donde a menos de dos años, después del fallecimiento de la jueza Ruth Bader Ginsburg, el Poder Judicial orquestó el desmantelamiento de Roe vs. Wade para defender vidas, pero es imposible legislar el control de armas para salvar las vidas ya existentes. Las masacres son diarias, vivimos en terror.
Los grupos Pro Vida que festejan y viven la revocación de este fallo como el principio para construir un futuro sano y próspero, no se manifiestan ni se convocan para que se sancione una ley que ponga coto a la muerte. Entonces pienso que sí, que es mucho más grande que Roe, porque en Estados Unidos los revólveres tienen más derecho que las mujeres.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.