En la reunión de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que tuvo lugar en Kenia en marzo pasado, se volvió a advertir, pero con un tono más alarmante, que el planeta se dirige hacia el colapso climático, sanitario y social.
Según el reporte que surgió del evento, “los patrones actuales de consumo, producción y desigualdad no son sostenibles”.
Desastre ecológico
El informe “Perspectivas del Medio Ambiente Mundial” describe en sus 75 páginas como ya se perdieron un 60% de las especies de vertebrados, desaparecieron un 40% de los humedales y hasta 9 millones de personas mueren anualmente debido a la contaminación del aire y el agua.
El reporte es claro sobre quiénes han causado este desastre ecológico: “Las actividades antropógenas han degradado los ecosistemas de la Tierra y socavado los cimientos ecológicos de la sociedad”.
Desde 1880, cuando empezaba la Segunda Revolución Industrial, hasta hoy en día, la temperatura mundial aumentó 1.4 grados Fahrenheit. Y en la última década, más específicamente, se han experimentado 8 de los 10 años más calientes de la historia mundial.
Más alarmante es la advertencia sobre cómo la temperatura del Ártico para 2050 se incrementará de tal manera que “devastará” la región y elevará el nivel de las aguas en todo el planeta. Esto pondría en peligro un 29% de las tierras del mundo en donde se encuentran más de 3 mil millones de personas.
Efecto Invernadero
La causa principal del calentamiento global, como ha quedado demostrado en estudio tras estudio, es la emisión de gases que generan el Efecto Invernadero. El principal culpable es el dióxido de carbono (CO2) que se genera fundamentalmente de la quema de combustibles fósiles (gas, petróleo, carbón) que quedan atrapados en la atmósfera.
Este deterioro dramático de nuestros ecosistemas, recuerda el reporte, tiene consecuencias que “pone en peligro los medios de subsistencia, agudiza la pobreza, la migración y afecta particularmente a las poblaciones en situación de vulnerabilidad”.
Hoy en día hay más de 2,300 millones de personas que no tienen servicios de saneamiento apropiados y 1.4 millones de hombres, mujeres y niños que mueren todos los años de enfermedades como la diarrea que, en muchos casos, están relacionadas con la falta de agua potable.
Medidas urgentes
En el reporte se hace énfasis en que es necesario “adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para detener y revertir esa situación y proteger así la salud humana y ambiental”.
Entre las medidas que sugieren para esta emergencia se destacan: el reducir la degradación de la tierra y la contaminación del aire, la tierra y las aguas; mejorar la gestión del agua; mitigar el cambio climático; y reducir la quema de combustibles fósiles.
En los Estados Unidos, algunas propuestas, como el Green New Deal de la representante Alexandra Ocasio Cortez (D-NY), sugieren una dirección esperanzadora. Pero otras señales son bien preocupantes. Estados Unidos no solamente no ratificó el Tratado de Kyoto sobre el calentamiento global sino que, durante la Administración Trump, se retiró del Acuerdo de París. Dos decisiones políticas que no auguran nada bueno para el futuro ecológico de la nación.
